jueves, 10 de febrero de 2011

Queda gente buena en el mundo

Sólo quien ha tenido perro sabe lo que se les puede llegar a querer. Es incomprensible, para las personas que nunca han disfrutado del cariño incondicional de un ser vivo, que uno se entregue de tal manera a quien no habla ni razona, pero es un hecho. Eso pasa con unos buenos amigos y su perro Mambo, un cachorro de Golden de menos de un año que se ha ganado el cariño de sus dueños y de quien esto escribe.

Pues bien, Mambo se escapó de casa el lunes y hasta ayer por la tarde a última hora no apareció. La campaña de búsqueda empezó desde el mismo día en que se marchó con otro perro también extraviado, con largos paseos en la zona de la casa (es una zona rural), pegada de carteles por todas partes, y contacto con los vecinos de la zona por si lo habían visto.

Ayer por la tarde, como decía, apareció. Más que aparecer fue encontrado por una persona de esas que hace que uno recupere una mínima confianza en la humanidad. Aún queda gente que va más allá de la decencia y la honradez, que desarrolla una empatía con los sentimientos de los demás y actúa en consecuencia.

Mambo La historia es la siguiente: nuestro protagonista iba por la carretera solo en su coche. Había visto los carteles en que se anunciaba la desaparición de Mambo y su búsqueda, y cuando pasaba por una zona apartada vio al perro. Una persona decente habría llamado a los que pusieron el anuncio, de tener su teléfono a mano, y les habría dicho dónde lo vio. Este hombre no, fue mucho más allá. Detuvo su coche, atrajo a Mambo y lo cogió por el collar (no tenía correa, lógicamente). Llamó a un familiar para que buscara uno de los carteles y le dijera el teléfono, y cuando lo tuvo llamó a los dueños y esperó pacientemente a que llegaran a recoger al perro. Todo el rato sujetándolo para que no se escapara, fuera del coche y, lo que es más, bajo la lluvia.

¿Cuántas personas habrían hecho eso? muy pocas, empezando por mi mismo. Sin conocer al perro no sé si me habría atrevido a sujetarlo una hora esperando a que vinieran a buscarlo, aún dando por sentado que sea tan civilizado como para molestarme en llamar a alguien para que busque el teléfono en un cartel. No he hablado con este señor, pero imagino que sabe lo que es tener perro. Si no lo sabe, su mérito es aún mayor.

Este hombre ha sido el que encontró a Mambo, pero ha habido muchas otras personas a las que dar las gracias: Verónica Trillo, gestora de una web y un perfil de Facebook que se dedica a publicar extravíos de mascotas; los vecinos de la zona de Irixoa que estuvieron pendientes del tema, o Jorge y Stefan, amigos veterinarios que ayer se vinieron a ver a Mambo para hacerle una primera revisión perdiéndose uno de sus programas favoritos de la tele. Gracias a todos ellos.

Cuando alguien demuestra que se molesta en ayudar a los demás en cosas no evidentes es cuando realmente prueba de qué están hechos. Todos nos tiraríamos al río a rescatar a un bebé si nos viéramos en el caso, o intentaríamos apagar un fuego si tuviéramos un extintor en la mano. Sin reducir el mérito de estas acciones, cuando una persona se toma tantas molestias para algo que muchos ni entenderían como importante, es que la humanidad tiene alguna esperanza. Lo malo es que tengo la impresión de que este tipo de gente no abunda, pero en cualquier caso, MUCHAS GRACIAS.

1 comentario:

  1. ;-))) gracias a vosotros por haber removido cielo y tierra por encontrarle. Gracias por ser tan buenos dueños. Gracias a la persona que lo encontró y todos los que se movieron para hacerlo. En definitiva gracias a las personas que no olvidan la palabra SOLIDARIDAD.
    Claro que queda gente buena en el mundo¡¡ empezando por vosotros. Un abrazo¡¡¡

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