viernes, 24 de mayo de 2013

V.- El descafeinado

Las cuatro historietas que les conté estos días hablan de una mujer independiente, noble, de principios, generosa en el mejor de los sentidos y que supo poner freno a la ambición. Pero además no conozco a nadie con más fuerza de voluntad que Emilia, ni tampoco a una persona que dominase su fuerza de carácter como lo hacía. Cualquiera que la conociera de mayor vería una mujer tranquila, cosa que habitualmente se confunde con una personalidad débil. Nada más lejos. Eso es tan equivocado como no distinguir entre la bondad y la estupidez, que tanta gente parece no diferenciar. Doña Emilia era lo que llamamos una “mujer de paz”, pero con una voluntad de hierro. Le encantaba la tranquilidad y no quería tener conflictos, pero sabía perfectamente lo que quería y no se dejaba manejar por nadie.

Casi todos los lunes íbamos a comer fuera. Hace pocas semanas Emilia estaba un poco fastidiada del estómago así que comió algo ligero. Al terminar pidió un café descafeinado y mi madre le dijo algo como “mamá, como hoy no estás bien de todo del estómago a lo mejor deberías tomar algo más ligero, una manzanilla…”. Mientras escuchaba esto mi abuela asentía, aparentemente convencida. Levantó la vista, miró al camarero y le dijo tranquilamente: “yo, un descafeinado”.

Tampoco es que no se dejara convencer, simplemente valoraba lo que le decían, lo sopesaba, y luego hacía lo que le venía en gana. El lunes de la semana pasada estuvimos comiendo en una terraza de la Plaza de España (ya ven, lo que es la vida…) y pidió el descafeinado con hielo. Como aún no hacía buen tiempo “de verdad” le dijimos que a lo mejor le podía provocar un catarro o algo y se lo tomó sin hielo, bien caliente como a ella le gustaba. Vamos, que ni se dejaba manejar ni era cabezota para hacer lo contrario de lo que le decían. Escuchaba y decidía, pero no discutía, no le gustaba nada.

Corolario:

Ya han visto que la última historia de las cinco que les prometí es sobre un descafeinado. Les había advertido que no eran grandes temas sobre el futuro de la humanidad, pero qué quieren que les diga, para mí estos detalles son tan importantes o más porque la vida no está hecha de grandes guerras sino de días normales con sus pequeñas batallas, y es ahí donde hay que demostrar las cosas. Es muy fácil ser una gran persona en momentos importantes, en que te puedes pensar todo, pero es más difícil serlo en el día a día, por naturaleza, como primera reacción. Sólo he pretendido que, ya que eso no deja de ser un blog personal, conozcan ustedes un poquito más a Doña Emilia si no tuvieron la suerte de tratarla.

Un amigo (gracia Magín) nos hizo esta foto hace tiempo
sin que nos enterásemos, ahora se agradece aún más
He tomado cinco historias de las muchas que viví con ella o que me contó. No pretendo con eso reflejar aquí su vida, sino una pequeñísima porción de una personalidad rica y admirable. Vale que todo el mundo seguramente piense eso de sus mayores, pero yo tengo elementos objetivos para afirmar que mi abuela era única. De hecho no conozco a nadie que, como mínimo, no la respetara profundamente. Me quedan muchísimas más cosas que contar pero tampoco quiero abusar.

Un blog es, en definitiva, un diario puesto en la red y como tal mezcla una pizca de narcisismo (creer que uno tiene algo que decir) con un bastante de terapia, al menos en mi caso. Les parecerá una tontería pero me ha venido bien escribir esto. La semana que viene volveremos a hablar de otros temas.

5 comentarios:

  1. "sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.”, enhorabuena por tus cinco "historietas", un abrazo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Es una de mis frases favoritas y estoy seguro que es apropiada para ti en este momento, el comentario borrado era un duplicado, le di dos veces, un abrazo

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