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lunes, 15 de diciembre de 2014

Ataques que salvan

Entre los variados grupos de Facebook que hay hoy día en nuestra ciudad, hay uno muy recomendable llamado “Lugo en fotos”. Huye de todo debate político, en que la gente pierde la cabeza, y se reduce a publicar fotos de nuestra ciudad. 

Hoy (ayer cuando lean esto) publicaron una fotografía histórica, de 1921, en que se puede ver una celebración frente a un muro con un hueco. El muro es nuestra Muralla Romana, hoy Patrimonio de la Humanidad, y el hueco es, nada más y nada menos, que la actual puerta de Obispo Odoario (más conocida como la puerta de la calle Montevideo). 

No tengo muy claro qué celebra la multitud. Quizás la construcción del Hogar de Santa María, o incluso la voladura de una parte de la Muralla. Cosas que hoy no se comprenden… o sí, vaya usted a saber. Aquella agresión a nuestro principal monumento constituyó, paradójicamente, su salvación. 

La historia, hasta donde yo sé, fue como sigue: el alcalde de la ciudad Ángel López Pérez (que hoy tiene diversos honores y reconocimientos) decidió dinamitar la muralla para abrir una nueva puerta que facilitara el acceso a una nueva zona de expansión de la ciudad. Concretamente para llegar antes al hogar de Santa María que, como les decía, se estaba construyendo. El debate lo zanjó por la vía expeditiva y un buen día pusieron los cartuchos y la volaron. Sin más. 

Pero cinco vecinos no estaban de acuerdo y llevaron el tema a los juzgados, comenzando un contencioso que perdería la administración municipal. Eso sí, siguiendo la doctrina de los hechos consumados, obviamente el hueco nunca se tapó y dio lugar a la puerta que actualmente conocemos, terminada a los siete años del atentado patrimonial. 

¿Qué tiene eso que ver con la salvación de la Muralla? Pues que tal fue el revuelo del tema que posiblemente influyó para que el Estado declarase Monumento Nacional a la Muralla de Lugo el 16 de abril de ese mismo año para protegerla de futuras agresiones. 

Miren ustedes por dónde. Si un alcalde no hubiera hecho una voladura ilegal quizás la Muralla nunca se habría protegido y hoy sería sólo un recuerdo, como ha pasado con tantas y tantas herencias que nos dejaron nuestros antepasados. El siglo XX hizo más daño a nuestro patrimonio histórico que los 19 anteriores, y si en Lugo queda lo que queda es porque no tuvieron mucha fortuna sus detractores. 

Hace unos años fui a una interesantísima conferencia pronunciada por José de Cora sobre “murallófobos”, es decir, sobre los múltiples intentos de derribar la Muralla ora para llevar las piedras a hacer el puerto de La Coruña ora para eliminar un “estorbo”. 

No sobrevivieron los dos pisos superiores que faltan, y que habrían supuesto una estampa de la ciudad que daría la vuelta al mundo sin duda, pero al menos tenemos la única muralla romana completa del planeta. No es moco de pavo. 

A veces la usamos para grandes actos, como el que tuvo lugar hace dos semanas conmemorando el 14 aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad. El Progreso organizó una nueva macro-fiesta, esta vez en coordinación con Cruz Roja, que este año también está de cumple, aunque un pelín más afianzado (150 años, que se dice pronto). Con tal motivo se hizo una ola de paraguas, esta vez rojos en vez de verdes, que, ahora sí, salió bien y además de regalarnos unas imágenes maravillosas de un monumento que cada día tiene una nueva cara, colaboró con donaciones a una noble causa. 

Ya que hablamos del tema, me llamó poderosamente la atención que la imagen de la Muralla teñida de rojo con un sencillo procedimiento (poner un filtro frente a los focos que la iluminan) no saliera en los telediarios nacionales. Dudo que en toda España hubiera una imagen más grandiosa de ese 150 aniversario, pero qué se yo. 

En fin, cuidemos lo que tenemos y si alguien ataca nuestros bienes o intereses, veámoslo como una oportunidad. Porque nunca se sabe si una agresión va a dar como resultado una mayor protección. A saber.

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