martes, 14 de abril de 2015

Aprender más sobre peatonalización en una tarde muy aprovechada

Hoy (ayer cuando me lean) fue un día realmente completo. No paré en toda la tarde y hay temas que voy a dejar para más adelante pero me voy a centrar ahora en dos cosas.

La primera es felicitar a Olga Louzao, portavoz de Ciudadanos en Lugo, por su más que apreciable espíritu constructivo para recibir las críticas. Quienes me leyeran ayer sabrán que me llevé una pobre impresión la semana pasada en el Café Ciudadano organizado por esta agrupación, y la reacción de Olga no fue otra que coger el teléfono y llamarme para tomar otro café, aunque esta vez los dos solos, y recibir “de tú a tú” esas críticas, ya más detalladas.

Eso lo hace muy poca gente, y hay que decir que lamentablemente menos aún en el mundo de la política, donde solo otra persona que yo conozca directamente, Joaquín García Díez, no solo valora sino que busca la crítica constructiva, porque entiende que para dar incienso ya hay suficiente personal.

Olga me matizó el tema del programa electoral así que les voy a dar una prórroga en mi voto de confianza. La razón de no presentarlo por ahora es que les preocupa que les copien, si bien creo que es una estrategia peligrosa, porque habrá muchas coincidencias en programas electorales y el primero que lo presente será el más “original”, mientras que el resto van a parecer burdas copias. Pero bueno, cada uno decide su camino.

No le voy a dar muchas más vueltas a ese café, aunque de verdad que me resultó muy interesante y me convenció de que Ciudadanos ha acertado plenamente con su cabeza de lista en Lugo.

Otra de las citas de la tarde fue la charla que Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde de Pontevedra, vino a dar invitado por su correligionario Rubén Arrojo (ahora Arroxo). Una impresionante exposición en la que explicó cómo hizo el cambio de Pontevedra de lo que era a lo que es, una ciudad agradable, peatonal, ciudadana y caminable.

Con un estilo cercano y sincero, Fernández Lores parecía sentirse cómodo y no se anduvo por las ramas. Explicó el valor que hizo falta para sacar un decreto que de un plumazo peatonalizó todo el casco histórico, que paulatinamente se fue modificando físicamente. En Lugo pasó lo mismo de la mano de Joaquín (es la segunda mención en el mismo artículo, lo sé, pero ha coincidido así, qué quieren que les diga), que también sacó una norma por la que de golpe y porrazo los coches dejaron de poder pasar por donde llevaban décadas poniendo en peligro a la ciudadanía.

Es cierto que Pontevedra fue más allá, porque tiene un casco histórico más grande, y encima redujeron la velocidad de toda la ciudad a 30 km/h. Francamente, eso es algo que en Lugo podría ser complicado de asumir al principio pero que creo que es necesario, y como bien explicó el regidor pontevedrés, la diferencia de tiempos es ridícula porque al bajar la velocidad de circulación se pudieron eliminar semáforos y cruces sustituyéndolos por otras opciones como rotondas y cedas.

Quizás les resulte más atractivo el modelo si les digo que en Pontevedra no existe zona ORA. Todos los aparcamientos de superficie son gratuitos. Todos sin excepción. Los único que se pagan son los soterrados.

Tampoco hay carril bici, porque toda la zona peatonal es carril bici, tal y como ocurre ahora en Lugo a pesar de la resistencia de algunos. Pintar unas líneas de verde en el suelo no es la solución para el desplazamiento sobre dos ruedas, sino la concienciación de que la jerarquía es peatón / bicicleta / transporte público / vehículo privado. Entender eso es básico para comprender el exitoso modelo de ciudad de Pontevedra.

Otras medidas como el metrominuto pueden parecer tontas pero son muy útiles para concienciar. Se trata de un mapa, al estilo de los del metro, en que se señalizan las distancias de una plaza a otra, o de un punto a otro, haciendo recorridos como si se tratara del subterráneo… pero con la peculiaridad de que son distancias a pie. Son la demostración práctica de que en ciudades como Pontevedra (o Lugo) las distancias son cortas y que no merece la pena sacar el coche del garaje para ir y volver a un recado que está a 10 o 15 minutos andando.

Muchas ideas, muy buenas, y que han demostrado que las ciudades sí pueden ser un espacio para los seres humanos, para que los niños vayan solos al colegio sin preocuparse de si los van a atropellar, para que la gente mayor pasee con tranquilidad…

Sé que a mi amiga María de Pontevedra no le hace ninguna gracia que le llenemos aquello de turistas, pero no puedo menos que invitarles a acudir a esa ciudad y ver un modelo a imitar, adaptado a Lugo.

La charla de ayer me hizo pensar que Lugo podría ser como Pontevedra si hubiéramos sabido conservar al Alcalde que tenía esa visión, y ya puestos lo nombro por tercera vez en un artículo: Joaquín García Díez fue la persona que entendió que el futuro es este modelo, pero no supimos conservarlo por las razones que fueran. Una pena. Ahora vemos con envidia cómo otras ciudades disfrutan de lo que pudimos ser y no somos.

He de decir, por último, que percibí ciertas caras de extrañeza porque yo acudiera a un acto del BNG. Pues no me arrepiento. Fue constructivo y educativo, mucho más que otras charlas a las que he acudido sin siglas de por medio. Es lo que hay.

2 comentarios:

  1. Me encanta la idea del MetroMinuto. Así compruebas lo absurdo que puede ser el coche en algunos trayectos. Tardas mas en desaparcar y aparcarlo que en ir a pie. Encima haces ejercicio, ahorras combustible y evitas contaminación. Una buena idea incluso para ciudades un poco mas grandes y concienciar a la gente.

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  2. Un partido político que aspira a gobernar no ha hecho público su programa electoral cuando resta un mes para las elecciones municipales por miedo a que les copien. Reir llorando (Juan de Dios Peza)

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