viernes, 11 de marzo de 2016

Bien por el bilingüismo, mal por los fascistas de la lengua



No deja de ser llamativo que cuando hay una sentencia que fortalece la supremacía de una lengua autonómica sobre la nacional las reacciones contrarias que suscita se denominen “fascistas” mientras el caso inverso es una “defensa de lo nuestro”.

El Pleno del Ayuntamiento de Lugo aprobó en 2012 una ordenanza municipal en que, por sorprendente unanimidad, se declaraban cosas como que el gallego es “la lengua oficial del (…) Ayuntamiento de Lugo”, con los votos favorables de PSOE y BNG (lo que no sorprende a nadie) y PP (esto un pelín más chocante). También obligaba, por ejemplo, a presentar los ruegos y preguntas en lengua gallega, o a que los letreros estén únicamente en gallego. Además, obligaba a utilizar exclusivamente el gallego a las asociaciones que quieran recibir ayudas municipales. La palabra clave de todo esto es "obligar".

Afortunadamente, tras una denuncia de Galicia Bilingüe, todo esto ha sido anulado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, en lo que los nacionalistas ven como un “ataque” y el sentido común ve la recuperación de la normalidad bilingüe que venía reinando hasta ahora en nuestra ciudad a pesar de los reiterados intentos de inclinar la balanza hacia determinado lado. Parece ser que el BNG, que utiliza la legislación según le conviene recurriendo a "lo dice la ley" cuando va a su favor y "la ley es mala" cuando va en su contra, considera que es lícito imponer el idioma igual que hacía Franco.

¿Tan difícil es dejar elegir a la gente lo que quiere hablar?
En este tipo de asuntos las tesis nacionalistas han logrado una victoria moral importantísima, y que es que lo “políticamente correcto” es darles la razón aun cuando sus planteamientos sean de máximos y consideren que el que no habla gallego es un traidor. De hecho hay infinidad de personas del ámbito público a las que no he escuchado en su vida decir una palabra en lengua gallega a menos que tuvieran un micrófono delante, e incluyo tanto a políticos como periodistas y otras hierbas. La sociedad gallega, por suerte, en su tradicional sabiduría reconoce que hay de todo como en botica y que lo bonito es cuando nadie te mira raro por hablar en una u en otra lengua.

Alguien debería explicar a nuestros preclaros líderes que ni los territorios ni las lenguas tienen derechos, solo los ciudadanos tienen derechos, como por ejemplo el de usar la lengua que les salga de las narices sin mayores explicaciones ni apuros.

La airada reacción nacionalista por supuesto ha cargado tintas contra Galicia Bilingüe, asociación a la que a día de hoy no pertenezco pero que cualquier día recibe mi solicitud de alta, a quienes tilda de “grupúsculo” y poco menos que dice que como son pocos no pueden opinar. Volvemos a las difíciles relaciones del bloque con la legalidad y la democracia, cuando considera que se ataca aquello que consideran “dogma de fe”. Deberían entender que una persona, una única persona, puede tener razón frente a un colectivo, como la Historia ha demostrado en reiteradas ocasiones, y si no que le pregunten a Churchill o al anónimo ciudadano que se enfrentó a los tanques chinos en la plaza de Tiananmen. De hecho, ahora que lo pienso, debería preocuparnos la escalofriante soledad de quien tiene el valor de enfrentarse al miedo colectivo a hablar o a pensar libremente.

Si Galicia Bilingüe propusiera en un solo caso la preponderancia del castellano o su uso exclusivo yo sería el primero en criticarlos, pero no he leído jamás en ninguna parte ni una sola línea que provenga de esa asociación en que defienda semejante barbaridad. Les invito a visitar su web y buscar esas supuestas tesis fascistas. Son exquisitos en la exposición de sus tesis, en que reclaman el bilingüismo real y aséptico de las instituciones, donde se sienta tan cómodo un administrado que entre hablando castellano como uno que entre hablando gallego. Como debe de ser.

Sorprende enormemente la inexplicable postura del PP en todo esto. Se ve que intentan recuperar torpe e inútilmente aquel “regionalismo” del que Fraga hizo bandera con gran éxito y que le atrajo no pocos votos de personas cercanas a las ideologías que consideran Galicia como una entidad real, pero que no tienen el más mínimo interés en luchar contra lo español porque también entienden que somos españoles. No están consiguiendo lo que sí logró Fraga porque, como le suele pasar al PP por razones que desconozco, se pasan de frenada y se han convertido no pocas veces en abanderados de la dictadura lingüística contra que deberían luchar, en ambos sentidos.
 
Reunión en que se decidió "ir contra la sentencia"
Foto de La Voz de Galicia
En cuanto a los "nuevos", es triste que ni siquiera una formación que es supuestamente liberal como Ciudadanos también caiga en la trampa de entrar al trapo nacionalista, y que no sea capaz de salirse del conjunto y decir que no ve nada de malo en que el gallego no se pueda imponer. Hay muchas formas de promocionar el idioma sin provocar el rechazo de una parte de la sociedad (las estadísticas demuestran que cuanto mayores son los esfuerzos legales a peor va la cosa) y de los tribunales, y Ciudadanos parece querer alejarse del estigma de "facha" dando su apoyo a una corriente contra la que debiera nadar cual salmón en temporada.

La sentencia, que el Ayuntamiento ha anunciado que recurrirá, declara ilegales una serie de cosas que les expongo a continuación (listado extractado de la web de Galicia Bilingüe), alguna de las cuales, por cierto, habría que repasar también en la normativa autonómica. Si les parece que alguna de esas ilegalidades no tiene sentido les ruego me expliquen qué parte les parece que debería mantenerse. Recuerden que lo que se declara ilegal no es el USO sino la OBLIGACIÓN DE USAR el gallego, que no es lo mismo ni de lejos:

  1. Es ilegal proclamar que el gallego es oficial en un organismo sin mencionar expresamente que el castellano también lo es.
  2. Es ilegal prohibir el uso del castellano en los plenos municipales.
  3. Es ilegal excluir el castellano de la rotulación de las oficinas y despachos municipales.
  4. Es ilegal obligar a contratistas y proveedores municipales a usar sólo el gallego en los bienes y servicios que sean objeto de contrato.
  5. Es ilegal obligar a usar sólo el gallego a terceros que realicen estudios, proyectos, o trabajos para el Ayuntamiento.
  6. Es ilegal obligar a una persona que prefiera ser atendida en castellano por el Ayuntamiento, a tener que solicitarlo formalmente.
  7. Es ilegal establecer que la lengua de uso oral en el Ayuntamiento con los usuarios será sólo el gallego.
  8. En la expresión “ámbito lingüístico gallego” que aparece en varios artículos de la ordenanza, se declara ilegal el uso del término “lingüístico”. Ha de usarse “ámbito gallego”
  9. Es ilegal obligar a los cargos públicos a usar el gallego en actos públicos cuando ejerzan sus funciones o representen al Ayuntamiento. Tienen derecho a usar también el castellano.
  10. Es ilegal que se exija a contratistas, concesionarias, proveedores y demás agentes externos al ayuntamiento a usar el gallego en rotulaciones, recibos, contratos, etc.
  11. Es ilegal que las señalizaciones de la red viaria estén sólo en gallego.
  12. El ilegal excluir el uso del castellano de los cursos de formación de los empleados municipales.
  13. Es ilegal obligar a las entidades juveniles, deportivas, culturales, etc, que reciben subvenciones, a usar sólo el gallego en sus actividades, cartelería publicidad o comunicación, oral y escrita.

4 comentarios:

  1. Muy bien, por decirlo alto y claro.

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  2. Es lo que hay, Luisiño. Decía Burke que para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada.
    Manda narices que sólo Galicia Bilingüe se haya opuesto a esta barrabasada.Por eso la quieren estigmatizar con el viejo mantra de "fascista". Justo los que quieren imponer al mussoliniano estilo.

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  3. En la historia, miles de ilegalidades se volvieron legales con el tiempo con muy buen criterio y, a la viceversa, muchas legalidades se volvieron ilegales con el pasar de los años...afortunadamente!

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  4. Y el PP comulgando con esta macrorueda de molino. Así nos luce el pelo.Todos lo concejales, del primero al último deberían irse a su casa. Cada vez que se adopta una decisión de tinte claramente político, nos salen con esto. Lo dicho, a casa los nueve no-representantes del PP.

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