miércoles, 22 de mayo de 2019

Los debates los carga el diablo


Los debates los carga el diablo, eso lo sabe todo candidato que acude a uno (o varios, que ahora son “tendencia” y no hay medio de comunicación que no haga el suyo), con esa sensación de que se va con muy poco que ganar y mucho que perder si se mete la pata.

Aunque me gustan los debates, incluso a mí en este mandato se me hizo muy cuesta arriba escuchar las largas horas de monólogos cruzados que fueron los plenos del Ayuntamiento, retransmitidos por Internet con muy poco seguimiento. Me contaba una persona vinculada a la parte técnica que lo normal es que haya una o dos personas conectadas, y solo alguna más cuando hay un tema espinoso de los que genera expectación, que cada vez son menos.

En Lugo hemos visto varios debates en medios: en imagen los de la web de El Progreso y el de RadioVoz y en radio los de la SER, Onda Cero, Radio Galega y COPE (creo que no me olvido ninguno). He escuchado la mayoría, pero no todos porque me coincidieron mal de horario. También hubo alguno presencial como el que organizó UNAVE en el colegio Divina Pastora, al que no pude acudir tampoco lamentablemente, y me sorpendió que este año la Asociación de la Prensa no convocó su habitual debate electoral, que era muy seguido y comentado.

El tono general de los debates fue similar, aunque se notó una mejoría en todos los candidatos desde el primero al último, porque si bien algunos están acostumbrados a lidiar con los demás en público en los plenos, no es lo mismo en estas ocasiones, en que sabes que hay gente mirando (la que haya).

El primero de los que vi en imagen fue el cara a cara entre Lara Méndez y Ramón Carballo, en que sin ninguna duda la clara vencedora fue la actual alcaldesa. A Carballo se le vio un poco perdido, nervioso y no acertó ni con el mensaje ni los tiempos. Lara, por su parte, fue muy superior en todo y si ese hubiera sido el único debate este tema quedaría zanjado y las elecciones, de depender de ello, serían un paseo militar para ella porque desde mi punto de vista se lo merendó. Carballo cometió graves errores como sacar el tema del Cuartel de San Fernando y no mencionar si se haría el bendito Museo de la Romanización, cosa que curiosamente sí anunció en otro debate su número tres, Antonio Ameijide. El único pecado de Lara en ese debate fue que pudo parecer algo sobrada pero francamente, tal y como iba la cosa entiendo que simplemente veía que le salía mejor, y tenía razón.

Pero las cosas no son tan sencillas. Esa sensación de victoria duró poco, ya que después vinieron los debates a seis, donde Lara se vio enfrentada a cinco candidatos que le dieron hasta en el carnet de identidad. La defensa de la gestión de estos cuatro años es muy difícil de llevar a cabo, sobre todo cuando poco se puede decir en cultura, limpieza, tráfico, urbanismo, servicios sociales o seguridad. Carballo, que en el grupo se vio más fuerte, estuvo mucho más acertado en los debates posteriores y remontó, si bien no entendí alguna cosa que hizo como, por ejemplo, dedicar una parte de su minuto de cierre en un debate a criticar a Olga Louzao, cuando ya deberían tener asumido que el adversario a batir no es ese.

Los demás intervinientes tuvieron también sus altibajos, como es normal. Chorén, que es una persona que habla muy bien, estuvo bastante flojo en general, y es raro en él, aunque también es cierto que es muy difícil defender el papelón que hizo su agrupación aupando a la alcaldía a Lara Méndez y después poniendo la proa durante cuatro años.

Me sorprendió que en el primer debate a seis vi a Portomeñe algo dubitativo, cuando es el orador brillante que vimos en los demás debates. Se recuperó y en posteriores citas fue él mismo, exponiendo sus posturas con esa labia que tiene y que da gusto escucharle porque huye de los lugares comunes y habla con claridad.

Rubén Arroxo leyó mucho en el primero (en los minutos ensayados, de apertura y cierre) y después corrigió y tuvo un detalle que revela mucho de su personalidad: en lugar de preocuparse de mirar a cámara (cosa que cualquier gurú de la comunicación te recomienda) hablaba con sus contertulios y se dirigía a ellos, quizá porque estaba más pendiente del contenido que de la forma. El punto débil de su discurso es el mismo que el de Lugonovo: no justifica por qué auparon a la alcaldesa a su puesto y luego le pusieron palos en las ruedas durante cuatro años.

Por último, Olga Louzao ha mejorado muchísimo desde sus primeros debates de pleno, e incluso desde los últimos. Fue clara, directa, brillante e hizo los mejores cierres en todos los debates sin duda alguna. Creo que equilibró muy bien la balanza entre la crítica y las propuestas y que consiguió transmitir convicción y energía, lo que curiosamente le puede hacer la puñeta en esta sociedad que en lo más oscuro de su alma sigue escondiendo un machismo latente que no soporta a una mujer fuerte.

Los seis candidatos han tenido sus más y sus menos, como es obvio y natural, y hay que destacar que salvo momento puntuales muy escasos los debates fueron ordenados y razonablemente constructivos, dentro del encorsetamiento que suponen estas cosas. No sé si han valido para que alguien cambie su voto, pero al menos nos han podido acercar más a los que se presentan a representarnos.

Mañana le daremos una vuelta a los programas electorales… ¿alguien se los ha leído?

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