viernes, 9 de agosto de 2019

Con los conciertos de las fiestas se nos ha ido la cabeza definitivamente

Las 100 o 200 personas que aguantaron esto son auténticos sufridores, pero no tanto como los que estaban en cama intentando no arrancarse las orejas. 

Los conciertos son probablemente el atractivo más grande de cualquier fiesta de ciudad, pueblo, barrio o lo que sea. Cuanto más ambicioso es el programa de actos mejores son las actuaciones y se mide el éxito de la cita por la fama de los protagonistas de su cartel.

Sin embargo hace ya algún tiempo que en algunos lugares se ha perdido el rumbo, la proporcionalidad y todo sentido de la medida.

Para actuar ante unos cientos de personas las orquestas de las fiestas llevan equipos de música más potentes que los que Elton John usa para dar conciertos en el Santiago Bernabeu y esto hace que un puñado de personas bailando alteren los nervios y el sueño de los miles que están intentando ignorar los ritmos machacones y los bajos a toda pastilla que hacen temblar las ventanas.

Esta noche en Foz una orquesta llamada "Furia Joven" perpetró el asesinato a sangre fría de algunas preciosas canciones que fueron transformadas sin piedad en un chunda chunda machacón y vulgar hasta la náusea. Pero más allá del espantoso concierto, que será cuestión de gustos aunque desafinaron más que borrachos en el karaoke de una despedida de soltero, se trata de los decibelios usados para difundir su crimen musical. 

Yo mismo he firmado solicitudes para conciertos, pero con un volumen y un contenido bastante más amable y compatible con el descanso. Todo tiene una medida.

Es aceptable que de vez en cuando haya algún atractivo que anime una zona pero no es asumible destrozar los nervios y poner a prueba la paciencia de toda una ciudad porque en algún momento estas desgraciadas actuaciones decidieron que más volumen era sinónimo de más calidad. Para nada.

Espero que en algún momento los responsables, por llamarlos de alguna manera, de estos atentados a la tranquilidad (que altera a todos por igual, niños, bebés, ancianos, trabajadores que han de madrugar, enfermos...) se den cuenta de que ese no es el camino. 

Y para muestra miren lo que hace Serrat con una puñetera guitarra. 

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