jueves, 20 de mayo de 2021

¿Queda algo sin privatizar en el Ayuntamiento de Lugo?

El día menos pensado vemos el edificio del Ayuntamiento en Idealista

Lugo está gobernado (es una forma de hablar) por una coalición formada por dos partidos de izquierdas (es otra forma de hablar). Para demostrar su compromiso con esta ideología, ayer aprobaron en junta de gobierno habilitar una “asistencia técnica” para reforzar la inspección tributaria municipal… Supongo que captarán la ironía.

Personalmente no le veo ningún problema a llevar desde empresas contratadas por la administración las acciones que desde lo público funcionan como funcionan, es decir mal. Pero claro, yo soy un malvado liberal que cree que no es ni medio normal que la administración se meta a inmobiliaria, restaurante o promotora de espectáculos. Pero hasta yo tengo mis límites: la administración se ha de dedicar a lo suyo: administrar y gestionar, y no puede delegar esas funciones en empresas. Otras sí, pero no esas.

Me sorprende enormemente que quienes aseguran llevar en su ADN la gestión pública de los asuntos se hayan dedicado a privatizar sistemáticamente en Lugo todo cuanto han podido. Por la contra, también es llamativo que los partidos que supuestamente tienen otro sesgo ideológico se hayan opuesto y hayan peleado como gato panza arriba para “remunicipalizar” servicios. Es el mundo al revés, derivado del oportunismo y no de la convicción.

¿Y los sindicatos? ¿Dónde están esas organizaciones que aseguran perseguir esas “nefastas” prácticas? Pues en sus oficinas, calladitos, disfrutando de sus subvenciones, preparando los EREs para despedir a sus empleados cuando nadie mira y haciendo pancartas para cuando en vez de hacer estas cosas “los suyos” las hagan “los otros”. Así funcionan las cosas.

En Lugo prácticamente está todo privatizado: el cuidado de los jardines, el servicio de basuras, el de autobuses urbanos, la reparación y reforma de vías públicas, el pintado de las líneas de las calles, la gestión de los centros culturales, la de los centros sociales… hasta privatizan los planes de movilidad o el estudio de lo que hay que hacer. Todo está en manos de empresas pagadas generosamente desde el erario público. Como me dijo un ingenioso amigo mío cualquier día privatizan la alcaldía y la sacan a concurso en vez de ir a elecciones.

Insisto, yo no le veo nada de malo al principio básico de la gestión privada, siempre que se haga una buena vigilancia de los servicios y se gestionen con eficacia, pero es que eso tampoco pasa y no hay más que visitar los centros culturales para comprobarlo: son un desastre.

Lo que más me chocaba es que el cobro de recibos del Ayuntamiento de Lugo también lo gestione una empresa privada, pero siempre hay margen para la sorpresa: ahora dan un paso más e incluso la inspección la van a privatizar. De esto, si les soy sincero, hasta tengo dudas de legalidad más que serias. Es como si ponen a vigilantes de seguridad a hacer las labores de la Policía Local (todo se andará).

Me parece que les va a traer problemas porque por mucho que un inspector, un funcionario público presuntamente neutral, firme la sanción al final del proceso es más que dudoso que las actuaciones llevadas a cabo por una empresa privada no se caigan ante un juez. Imagino que piensan que “malo será” que todo el mundo reclame y que, aunque los que lo hagan ganen, los que paguen “voluntariamente” harán que el chiringuito salga rentable. La izquierda en todo su esplendor.

Anda que no hay servicios más prioritarios que agilizar. Por ejemplo, la APEC ha propuesto al Ayuntamiento el uso de entidades urbanísticas colaboradoras para agilizar el tema de las licencias. Para que nos entendamos estas empresas harían una especie de tramitación previa para que cuando llegue la documentación al Ayuntamiento éste sólo tenga que dar un visto bueno final porque todo estaría ya revisado y corregido. Hasta una reciente ley autonómica permite que ni se informen esos expedientes, quedando para una revisión posterior y agilizando el tema.


3 comentarios:

  1. En el fondo esto no es más que sustituir empleo público por empleo privado precario.
    Cuando nos cuentan que se ha reducido plantilla municipal nos ocultan que el trabajo que antes desempeñaban funcionarios lo desarrollan ahora empleados de las distintas asistencias o subcontratas. Ahora le toca a la inspección de hacienda local.
    Puro maquillaje presupuestario. Lo que antes se iba por capítulo 1, de gastos de personal, se va ahora por el capítulo 2 de gastos.
    Pero, eso sí, tras una licitación en la que los competidores tienen que ajustar mucho sus ofertas para conseguir la contrata. Y eso, que a nadie le quepa duda, repercute, y mucho, en los salarios y condiciones laborales de los empleados de esas contratas.
    Esta es la izquierda que disfrutamos.

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  2. Estimado Luís,
    Eu son da opinión de que cando un político propón unha privatización dun servizo público o que está facendo é anunciar públicamente que é un incompetente, porque ós políticos elíxeselles para ser "xestores" públicos.
    Se teñen que contratar a unha empresa externa (que ademais sacará beneficio) é que son incapaces; e se son incapaces mellor que dimitan (outra cousa é saber onde eses incapaces poderían ter os mesmos salarios que na política, pero...).

    Podo entender (e defender) a contratación de asistencias puntuais para resolver cargas de traballo puntuais ou para resolver temas puntuais; pero para a xestión diaria dos servizos municipais hai uns políticos/xestores do público, funcionarios e empregados públicos. Se non son competentes para ese traballo debería poñerse a outros (políticos e funcionarios)

    E sobre o tema da legalidade, concordo totalmente. Haberían andar con máis coidado se as ilegalidades que montan lles fosen ó seu peto persoal e non rematásemos pagando tamén nos.

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  3. Tu lúcida exposición deja nuevamente en evidencia lo vacuo de las proclamas a favor del engorde de la administración pública, que acaba dedicándose a tareas administrativas sin responsabilidad (poner palos en las ruedas del sector productivo) para "delegar" el trabajo responsable en la empresa privada, que a su vez lo carga en las espaldas del último becario. Y así va la cosa.

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