viernes, 30 de julio de 2021

Homenaje a las familias de A Tasca y Calzados Doval

Ayer tendría que haberse celebrado el Milagro de San Vicente, pero a causa de la situación que vivimos por segundo año se suspendió. La prudencia manda.

Sin embargo, sí se mantuvo la entrega de los reconocimientos de la Asociación a varios compañeros. El acto de entrega tuvo lugar ayer por la tarde, a las 19:30 horas en la Plaza del Campo, frente a nuestra querida fuente de San Vicente, en que se homenajeó a Luis y Maruchi en nombre de la familia de A Tasca, por toda una vida dedicada a la hostelería.

También, por primera vez, se entregó un premio a toda una vida dedicada al comercio, que se inauguró con la familia de Calzados Doval, si bien por solicitud de los interesados su entrega se desarrolló en un acto privado.

Como es habitual se trató de un acto muy sencillo y de corta duración, en el que una vez más nos acompañó la alcaldesa, Lara Méndez, a quien agradezco particularmente su deferencia.

A TASCA

Luis y Maruchi, Maruchi y Luis, han sido durante décadas una referencia indiscutible de la Calle de la Cruz en particular y de la ciudad en general. Su buen hacer tras la barra y los fogones convirtieron A Tasca, un local que la familia de Luis ya llevaba desde hacía décadas, en parada obligatoria en cualquier ruta de los vinos.

Luis comenzó a trabajar en el local de sus padres (que siguen entre nosotros y han disfrutado viendo cómo su legado mejoraba día tras día) a los 14 años, y Maruchi se incorporó en los años 80 tras casarse con él. Uña y carne, compañeros de vida y de negocio, han ocupado un espacio fundamental en nuestras vidas y nuestros corazones.

Los tiempos fueron cambiando durante las más de siete décadas de A Tasca, pero perduró la calidad y el buen servicio, la piedra angular de cualquier negocio que quiera perdurar. La exquisita elaboración de tapas únicas e inolvidables, como el pincho moruno o la ensaladilla de Maruchi, se complementaba con la fantástica atención de Luis y los demás compañeros del local.

Lugo Monumental quiere agradecerles no sólo su buen hacer profesional, sino que han estado siempre entre los colaboradores más activos de esta Asociación. No ha habido iniciativa en que A Tasca no estuviera en primera línea, ni actividad en que no se pudiera contar con ellos. Han sido un faro de amistad y de unión para la zona y estamos seguros de que ahora disfrutarán junto a su familia de una merecedísima jubilación.


Calzados Doval

Nada menos que 81 años fue lo que se mantuvo Calzados Doval, de la mano de la familia del mismo nombre. Abierta en 1939 por Braulio Doval, tras su fallecimiento en 1980 se hizo cargo del negocio su hijo, que mantiene el mismo nombre, Braulio Doval.

Durante estas más de ocho décadas Calzados Doval ha sido un referente no sólo del casco histórico, sino de la ciudad de Lugo y su provincia. Calidad, variedad y una casi obsesiva preocupación por satisfacer a sus clientes han sido la marca de la casa y la explicación de cómo ha podido superar tiempos difíciles para la economía que otras entidades no pudieron resistir.

La fidelidad al buen producto y la atención esmerada de la mano de la familia Doval y sus incombustibles trabajadoras Mari Méndez y Otilia Trigo, han llenado de buenos recuerdos a todos los lucenses que pasaron por el establecimiento, que ocupaba un edificio entero de la calle Conde Pallares lo que, en una ciudad del tamaño de Lugo podría haber parecido excesivo pero que probablemente supuso la clave de su éxito.

Calzados Doval cerró por jubilación, y por eso desde Lugo Monumental queremos hacerle un homenaje a estos excepcionales compañeros, colaboradores en toda cuanta iniciativa se ha desarrollado desde la Asociación y en el casco histórico. Una saga que atesora conocimientos y recuerdos de tantos años de buena profesión y que, además, son unas magníficas personas, lo que es muchísimo más importante.

Con nuestra querida familia Doval, queremos iniciar el reconocimiento a toda una vida dedicada al buen comercio, y no podíamos haber comenzado mejor, con el aplauso a una saga que hizo de Lugo lo que es.

jueves, 29 de julio de 2021

El escaso seguimiento de los Plenos municipales de Lugo

Las lámparas del salón de plenos iluminan temas lucenses con menos frecuencia de la debida

Hoy toca Pleno en el Ayuntamiento de Lugo. Se retransmiten en directo por Internet en el canal de Youtube municipal, aunque su éxito es más bien discreto. Los últimos cuentan con alrededor de un centenar de visualizaciones, entre otras cosas porque son un coñazo bastante soporífero y habitualmente ya sabemos lo que se va a decir antes de que cada uno de los portavoces abra la boca.

Yo antes los veía. Tenía de fondo en el trabajo el Pleno, que escuchaba con unos auriculares como otras personas tienen puesta la radio. Reconozco que le hacía poco caso salvo algún momento puntual en que una frase me llamaba la atención, pero también les diré que hace ya tiempo que no los sigo, y eso es mucho decir para una persona tan pendiente de Lugo como soy. Es más, me interesa en sí mismo el funcionamiento de todo esto, y en mi época de estudiante en Santiago iba a los plenos municipales y no me perdía casi ninguno del Parlamento de Galicia. El entonces jefe de gabinete del Presidente, don Luis Cordeiro, con la amabilidad que le caracterizaba me había habilitado un pase permanente del que hice buen uso.

Con tanto interés entonces, ¿por qué ese desapego al foro donde se supone que se debaten las cuestiones que más interesan a los lucenses? Pues porque no dicen nada nuevo. El Pleno se ha convertido en un cruce de monólogos en que cada cual suelta su discurso maximalista y ya me he cansado de oír cómo todos los males de la ciudad son achacables a los partidos del lado contrario independientemente de quién hable. La constructividad brilla por su ausencia, y sí, es posible hacer las cosas mejor porque en los tiempos en que iba a ver los plenos en Santiago recuerdo al entonces alcalde, Gerardo Estévez, dialogar con los demás partidos y llegar a acuerdos por el bien de la ciudad. Algo imposible a día de hoy probablemente.

La inutilidad de los plenos se trasluce incluso en la desidia que hay para colgar las actas de las sesiones. Hace ya años que no lo hacen, aunque durante mucho tiempo al menos ponían unos “extractos” en que podías conocer los acuerdos adoptados, aunque no quién había votado cada cosa como se hacía antes. Esta desinformación no nos permite conocer qué grupos se posicionan a favor o en contra de los asuntos tratados, algo que francamente resulta como mínimo chocante.

Es curioso que nada menos que un 30% de los asuntos tratados este año en el Pleno no tienen absolutamente nada que ver con las competencias municipales. Debatir en el salón de todos los lucenses sobre el “Procés”, el IVA de las peluquerías, la tarifa eléctrica o los parques eólicos está muy bien como divertimento, y sería relevante si los señores concejales estuvieran acodados en la barra de un bar en su tiempo libre, pero no lo veo claro en una institución que se supone que se tiene que ocupar de los problemas locales bajo sus competencias.

Es que son temas que interesan a los lucenses”, podrá decir alguno. También les interesa a muchos cómo queda la Liga y no veo que hablen de eso. Hay que diferenciar entre las propuestas que buscan el voto facilón (que, en realidad, cuenta lo mismo que los otros y por eso se busca) y las que realmente tienen sentido en una ciudad. No tiene lógica perder el tiempo de nuestros próceres locales hablando de cosas que no están bajo sus competencias, y si no les gusta estar tan limitados, preséntense al Parlamento de Galicia o el Congreso de los Diputados.

En Lugo, hablen de Lugo.

miércoles, 28 de julio de 2021

Estamos cada vez más histéricos

Manda narices tener que explicar estas cosas

Cuando leí la noticia del gato que encendió un equipo de música y despertó a los vecinos me hizo mucha gracia, como a todos… hasta que pensé en qué pasaría si yo fuera uno de esos vecinos y ni se me pasara por la cabeza que las cosas habían sido así. Para mayor fantasía, El Progreso de hoy recoge que el gato le dio al botón de repetición con lo que la misma canción sonaba una y otra vez, como en una maldición obsesiva.

En mi caso sería peor, porque además soy un poco cositas con el tema de los ruidos y me parece muy molesto tener que aguantar que el vecino de turno quiera confundir su casa con una sala de conciertos y poner a todo trapo una música con la que a lo mejor no estamos muy de acuerdo. Ni siquiera estándolo. Hay unos maravillosos dispositivos llamados auriculares que te permiten destrozarte los tímpanos sin molestar al prójimo, y no comprendo la resistencia que hay a usarlos.

Tal vez el COVID no nos esté ayudando a ser más pacientes y tolerantes, cuando tendría que ser justo al revés. El hecho de estar todos metidos en casa durante una temporada nos debería haber enseñado la importancia de ser comedidos en las emisiones sonoras y a entender que según yo oigo a los demás, los demás me oyen a mí. Pues no.

Los carteles curiosos de las comunidades de vecinos siempre existieron, pero no en tan gloriosa frecuencia. Ahora es raro el edificio donde no hay que recordar a los convivientes cosas de puro sentido común y que no se le habrían ocurrido a nadie hace unos pocos años.

“Saldremos mejores de esto” decían. Hoy esa frase es una siniestra contradicción con la dura realidad. Estamos más tensos, más irritables, somos cada vez menos empáticos… para muestra la imbecilidad dicha por el Alcalde de Ourense, de que no comparte que le den la Medalla de Oro de Galicia quienes “sólo” ponen inyecciones para lo que, según él, no hace falta pericia alguna. Seguro que cree que él la merece más por elevar su estupidez a niveles olímpicos (y el PP acaba de renovar el apoyo a este señor…).

Lo dicho, estamos histéricos.

martes, 27 de julio de 2021

El Ayuntamiento de Lugo diagnostica la dependencia de redes sociales

 

La dependencia de redes sociales puede ser terriblemente dañina

Aún no he podido ver el IV Plan de Drogodependencias del Ayuntamiento de Lugo, presentado ayer por la Alcaldesa, Lara Méndez, y el concejal de juventud, Mauricio Repetto, pero tiene buena pinta. El documento recoge la de las redes sociales como una de las adicciones de los jóvenes de hoy (creo que se podría ampliar a la sociedad en general).

Internet tiene cosas maravillosas y cosas terribles, como casi todo en este mundo. Las redes sociales, nacidas con la buena intención de conectar a las personas independientemente de las distancias que las separen, permiten conocer a gente con la que de otra forma sería improbable que interactúes. Por ejemplo, a mí me ha permitido encontrar a Lucía Barrios, una excepcional ilustradora con la que estamos trabajando en un cuento infantil (ya les contaré, que esperamos tenerlo en la calle en septiembre) y que si no fuera por Facebook probablemente nunca habría conocido.

También es cierto que las redes sociales sirven para volcar lo peor del alma humana. Un símbolo de por qué se ha torcido este tipo de páginas es el de los trolls, esa gente que sólo está ahí para insultar y crear tensión desde el supuesto anonimato de las redes, justificado infantilmente con que “no quieren dar sus datos a empresas” cuando esas empresas son las que precisamente saben de sobra quiénes son. Todos sabemos que lo que no quieren es que sus amigos y su familia sepan la mala persona que se esconde tras su nombre falso. Si hubiera que poner el nombre real toda esa morralla se cortaría bastante más a la hora de escribir.

La gran ventaja de esto es que te dan cierta facilidad para evitar lo malo y quedarte con lo bueno. El bloqueo es una forma de no tener que aguantar las faltadas, y si les digo la verdad yo, que era bastante de mantener larguísimas y estériles discusiones con perfiles anónimos, ahora opto por zanjar la cuestión cuando entra en espirales ridículas o, llegado el caso del insulto o la falta de respeto, bloquear. Y vivo mucho mejor.

Pero al margen de esta cuestión puntual, sí es cierto que las redes crean ansiedad. Si se lo dice un tío cuarentón como yo, imagínense lo que tiene que ser para esa chavalada que ha nacido con estas cosas integradas en su vida como si fueran realidades tangibles. Esa tensión que todo adolescente tiene por ser popular en el cole o el instituto ahora se ve incrementada con la de reflejar en las redes una vida perfecta, sea o no sea cierta. De hecho, da la impresión de que les importa más esa imagen virtual y falsa que la vida real, lo que es un síntoma de patología como otro cualquiera.

Probablemente nos hemos equivocado con esto, pero tampoco sé muy bien cómo se podría evitar. Conseguir que un adolescente entienda que el mundo real es otra cosa, y que la vida está más allá de los “me gusta” de Instagram o demás tenderetes virtuales es más espinoso de lo que pudiera parecer en un principio.

El primer paso para solventar un problema es detectarlo, y a falta de ver la guía elaborada por el Ayuntamiento, parece que eso lo han cubierto. La receta parece que la basan en dar opciones de ocio alternativo, algo complicado en un momento de pandemia que no ayuda a la causa de la realidad sobre la fantasía, pero estoy seguro de que es el camino correcto.

Supongo que las actividades físicas son la clave y no me refiero sólo al deporte (que también) sino a todo tipo de acciones que tengan que tener lugar en el mundo real.

Estamos en un momento complicado, en que un año y medio de anormalidad ha disparado lo virtual como vía de escape. Ya no se trata de juegos de matar bichos, sino de algo más grave, de construir una vida idealizada que, en comparación con la del día a día, siempre va a causar frustración.

Cuidadito con las redes.

lunes, 26 de julio de 2021

10 cosas que los lucenses nacidos en los 70 ya no pueden hacer

Los recreativos puede que sean el mayor símbolo de una época desaparecida

Lugo es una ciudad en que las costumbres son casi tan estables como la Muralla. Somos una población a la que le gusta insistir en sus hábitos, pero algunos de ellos, que eran prácticamente el pilar de la vida social de toda una generación, ya son imposibles de cumplir. Aquí hay 9 de las cosas que los lucenses nacidos a mediados de los 70 nos marcaban el día a día pero hoy ya no podemos hacer:

1.- Ir al Gran Teatro a ver un espectáculo.

Las grandes salas han desaparecido al perder la guerra contra los multicines. Aquellos enormes patios de butacas entre los que destacaba el Gran Teatro, son solamente un recuerdo, y también pasaron a la historia el Kursal, el cine Ronda, el Paz o el Victoria.

2.- Sabores que ya no existen

El cierre de establecimientos históricos también supuso la desaparición de tapas míticas como los mejillones del Verruga, los pinchos morunos de A Tasca o la tortilla del 14. Emblemas de una forma de hostelería que va desapareciendo y con ella muchos recuerdos. También eran míticos los cucuruchos del Papa’s, con su largo listado de salsas con nombres peculiares (yo tomaba la Ali-Vou).

En la Calle de la Reina, junto a Madarro, los helados de la Suiza fueron los que perduran en la memoria colectiva de nuestra generación. También los de la heladería de la calle Camiño Real (entonces 18 de Julio) y que combinaban la confección artesanal con un encantador local del que destacaban las sillas blancas de diseño de los años 70.

3.- Establecimientos inolvidables

Las bicis de Hijos de Félix Latorre en la Ronda de la Muralla, los estilógrafos de la Stende de Campo Castillo o la papelería de la Librería Celta, la ropa infantil de Las Gutiérrez… eran metas para los niños de Lugo en una época en que se consumían menos cosas.Míticos establecimientos a los que se acudía para comprar donde lo habían hecho nuestros padres e incluso abuelos, hoy desaparecidas. 

Algunas cerraron hace poco, como la tienda de las velas de la calle de la Cruz, una referencia del casco histórico hasta la jubilación de Víctor y Teté. Un negocio peculiar, con el irresistible encanto de las antiguas tiendas de barrio con un producto único que desde que cerraron ya no se puede encontrar.

4.- Alternar en locales bajo tierra

Bajar las escaleras del Quijote y calentarse ante su inolvidable chimenea, o las de La Bodeguita o el Ancla, que después se convertiría en el SuperFly, era otra cosa. Daban una sensación de club alternativo de película de espías de los años 40. Hoy día probablemente las normativas de accesibilidad los convirtieran en ilegales.

5.- Tardar 7 horas en llegar a Madrid por la Nacional VI y dos en ir a Foz

La autovía A6 supuso sin lugar a dudas un antes y un después en la ruptura del secular aislamiento de Lugo por carretera. Los impresionantes puentes y túneles de esa imprescindible obra de ingeniería acercaron Madrid en más de una hora y media, y sólo cuando ocasionalmente hay cortes que nos desvían por la vieja Nacional VI recordamos lo que eran aquellos viajes eternos llenos de curvas. Lo mismo pasaba para ir a la costa de Lugo, a la que se tardaba tanto que todos íbamos a Miño porque se llegaba antes hasta la apertura de la A8.

6.- Jugar en los recreativos

Los salones de máquinas, que estaban estratégicamente situados junto a los Institutos u otros más a desmano como el de García Abad, eran puntos de encuentro de expertos en videojuegos y otros que éramos menos duchos. El Bomb Jack, el Galaxy o el Super Mario Bros…

7.- Ir a los conciertos de Mecano en San Froilán

El grupo ya no existe y las tendencias lógicamente son otras, pero los inolvidables conciertos de las primeras figuras del panorama musical español eran uno de los grandes atractivos de las patronales de Lugo. Mecano, Miguel Bosé, Luz Casal, Hombres G y los primeros puestos de la lista de los 40 principales no dejaban de venir a Lugo a celebrar el San Froilán. 

8.- Colarte en la antigua FRIGSA

El edificio fantasmagórico de la vieja Frigsa, hoy demolido, era un escenario de película de terror que teníamos a un paseo de casa. Colarse en sus pasillos, bajar a los sótanos y curiosear por las enormes salas del antiguo matadero era un imán para los más atrevidos. Los rumores sobre ritos satánicos y prácticas ocultas en los pisos más bajos siguen presentes en el imaginario colectivo de nuestra generación.

9.- Quedar en Souto

Era el punto de encuentro por antonomasia. Muchas veces ni siquiera había que decir el lugar: con llamar por teléfono a casa de los amigos (y esperar que no te cogieran los padres porque inexplicablemente te daba corte) y decir “nos vemos a las cinco y media”, ya sabías que el punto de encuentro era el escaparate de la Librería Souto… para acabar sentados a pocos metros junto a los viejos leones metálicos que hoy están en el MIHL.

10.- Ir a las fiestas de tarde

Cuando éramos menores de edad las fiestas de tarde de Yguazú, Valentino o Studio 3 eran la alternativa de ocio que nos hacía sentir “mayores”. Ocio nocturno a plena luz del día con guiños a una edad adulta en que ahora a muchos les gustaría poder volver atrás en el tiempo.

Recuerdos irrepetibles, como ir a por cintas al videoclub, usar el locutorio para llamar a casa, conectarse a Internet en un ciber… que los años convierten en experiencias que atesoramos con el cariño de un tiempo que, mejor o peor, ya no volverá.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 25 de Julio de 2021

viernes, 23 de julio de 2021

La Xunta decreta nuevamente medidas, y algunas son absurdas

Demostración empírica de que anular una de cada cuatro mesas (en rojo) no varía las distancias entre las demás (en verde). Las medidas están muy bien si sirven para algo. De lo contrario es hacer daño por hacer daño.

El aumento de los contagios (¡quién se lo iba a imaginar!) ha hecho que la Xunta de Galicia decrete nuevas medidas para intentar contener esta quinta ola que, como todos sabemos, ha sido causada por los malvados hosteleros, en ese plan que tienen para acabar con la población y poder así dejar de trabajar por no tener clientes a los que atender. Es un plan absurdo, digno de un villano de James Bond, pero como todo enemigo de lo público el hostelero medio tampoco es que tenga que preocuparse de ser coherente.

La Xunta, en su infinita sabiduría, ha decretado que para contener los contagios hay que tomar medidas efectivas y rigurosas, como reducir los aforos en terrazas, ya que es evidente que si hay tres personas a dos metros unas de otras se contagian muchísimo menos que cuatro a dos metros unas de otras. Se ve que el bicho coge carrerilla cuando hay más gente y salta distancias más grandes.

Miren, casi voy a dejar la ironía porque he detectado que en ocasiones no se comprende, porque como lo escrito no se entona al leer alguien puede pensar que hablo en serio.

No suelo criticar las medidas de protección de la población porque todos entendemos que hay que hacer sacrificios. Si hay que cerrar locales, siempre que se les indemnice debidamente por esa situación, pues se cierran. Si hay que reducir horarios, con el mismo condicionante que en el punto anterior, pues se reducen. Pero lo que no es de recibo es aprobar medidas destinadas únicamente a tranquilizar a una población que asiste atónita a los mismos errores ola tras ola.

Si una terraza tiene las mesas a las distancias que se consideren convenientes (creo que son 1,5 metros en este momento) es irrelevante el número de mesas que haya. La bobada de anular mesas es tan sumamente arbitraria que no sostiene el menor análisis crítico. Poner mesas para tener que precintarlas después no sólo supone un trabajo adicional sin sentido (que claro, como lo hacen otros, es decretado sin rubor) sino que no es efectivo, que es lo más preocupante.

Por ejemplo, si el aforo es del 75% supone anular una mesa de cada cuatro, lo que no tiene ningún efecto ya que las distancias entre las tres mesas restantes son exactamente las mismas. Lo suyo sería que cuando hay una incidencia mayor las distancias entre mesas se aumentasen y que en vez de 1,5 metros sean 2, por poner un ejemplo.

Esto haría que en aquellos sitios donde no quepan las mesas con esas distancias haya que retirar algunas, sí, pero “salvaría” a quienes tienen posibilidad de sumar algo más de espacio para compensar esa separación siempre que, por supuesto, los ayuntamientos lo permitan.

En Lugo, por ejemplo, el Ayuntamiento ha sido tremendamente sensible con este tema. Se han permitido situaciones que en condiciones normales serían un disparate, pero la Alcaldesa, Lara Méndez, ha tenido la empatía suficiente como para entender que sacrificar unas cuantas plazas de aparcamiento para salvar a muchos locales de hostelería era una buena medida y por eso permitió, temporal y provisionalmente, usar más espacio del que estábamos acostumbrados.

Las medidas nos pueden parecer exageradas o no, pero lo que nunca pueden es ser absurdas. Tomar decisiones que suponen poner en peligro a los pequeños autónomos y su actividad económica cuando no tienen la menor efectividad no sólo es un error, es una agresión injustificada.

Eso sí, del botellón no hablamos. Precintamos unas playas y unos parques y listo. Después aunque la gente se vaya a otro sitio a juntarse en manada a hacer el loco miramos para otro lado y listo. No sea que se pierdan unos votos.


jueves, 22 de julio de 2021

El retorno económico de la Muralla de Lugo (Ponencia del XV Curso de Primavera de la USC titulado ''Andar, caminar, marchar...'')

Portada de la publicación digital que recoge las actas del curso


En abril del año 2019 tuve el privilegio de participar en el XV Curso de Primavera de la USC, organizado por los profesores Felipe Arias y Max-Jean Zins bajo el título "Andar, caminar, marchar...". Fue una experiencia emocionante para mí, y como testimonio de la misma se han recogido en una publicación digital las actas con las ponencias de dicho curso, entre la que tengo el orgullo de que figure la mía.

Fue una aportación bastante dura con las administraciones (¡chopechaaaa!) en que quise trasladar la dura realidad de que la Muralla aporta menos al tejido empresarial de la ciudad que al contrario. Les dejo a continuación el texto y a ver qué opinan.

Me van a permitir, antes de proceder a incluir la ponencia, agradecer a la Universidad de Santiago de Compostela, a la Facultad de Humanidades y, particularmente, a los profesores Felipe Arias y Max Zins la oportunidad de participar en este curso y exponer un punto de vista diferente a lo probablemente esperado. ¡Gracias!

Pueden descargar el documento completo con las intervenciones de los ponentes en este enlace: DESCARGA ACTAS.

El retorno económico de la Muralla de Lugo

1.- La dificultad de establecer un marco de referencia.

La primera cuestión a abordar para tratar este tipo de asuntos, ciertamente difíciles de cuantificar siguiendo criterios objetivos, es el establecimiento de parámetros y marcos de referencia.

Hemos de comenzar por definir el concepto de “retorno económico”. Si entendemos el beneficio generado por la Muralla a la ciudad como tal, hay que valorar los ingresos que produce, tanto directos como indirectos.

Entre los primeros, consideraríamos los generados por entradas, rodajes, tasas… todo ello inexistente a día de hoy y difícilmente viable en el futuro, ya que la propia integración urbana de la Muralla en la vida cotidiana de los lucenses hace muy compleja su explotación económica. Por su parte, los ingresos indirectos serían los generados por los visitantes que vienen a verla y que repercutirían en las empresas locales.

Por otro lado, se suele ligar el retorno del turismo exclusivamente a la actividad hostelera, si bien revierte en todos los sectores económicos, entre los que cabe destacar el comercio, un elemento muy difícil de medir.

Sería injusto, por otro lado, basar nuestro análisis únicamente en la aportación que la Muralla hace a la hostelería sin tener en cuenta el balance final, en que habría que contabilizar también la reversión que la hostelería tiene en la propia Muralla.

Es innegable que, a día de hoy en Lugo genera más atractivo la propia hostelería que la Muralla, una afirmación dura pero fácil de contrastar si atendemos a la afluencia de fiestas patronales (San Froilán) y otras de nueva creación (Arde Lucus), fruto esta última de una idea iniciada por varios hosteleros del casco histórico que el Ayuntamiento tuvo la inteligencia de liderar, o la repercusión de eslóganes como “…y para comer, Lugo” creado en los años sesenta por Don Alfredo Sánchez Carro, frente a la escasez de visitantes que acuden a actos relacionados con la Muralla como puedan ser los organizados cada aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad o el desconocimiento general que hay incluso de su existencia.

Centrándonos en el retorno económico de la Muralla a la economía local, y aún dando por buena una mayor incidencia en restauración y hoteles como punto de partida, seguimos enfrentándonos a problemas, ya que no es sencillo cuantificar los ingresos en términos concretos y objetivos.

Si hay visitantes, ¿cómo podemos saber si vienen a Lugo por la Muralla o por otra causa? Y en su caso, ¿los ingresos que generan son a beneficio exclusivo de Lugo? Esto último es discutible, si tenemos en cuenta casos como el de las guías oficiales de turismo, que son uno de los sectores que parecerían directamente beneficiados. Es muy habitual que muchas de las excursiones que pasan por nuestra ciudad vengan con sus propios guías turísticos desde Santiago o Coruña, con lo que la repercusión económica de estos visitantes, que pasan apenas unas horas en la ciudad, es prácticamente nula.

Pero en definitiva, ¿de cuántos turistas hablamos? Es otra cuestión muy compleja dada la falta de credibilidad de los datos facilitados por las administraciones. Las cifras oficiales del Ayuntamiento de Lugo sobre los visitantes al Arde Lucus 2015 hablaban de 600.000 personas en tres días, lo que no resiste el más mínimo análisis crítico. La capacidad hotelera (incluso tomando la de toda la provincia), la imposible ubicación de los vehículos que supuestamente trasladaron a esas personas, la falta de recursos de restauración para atenderlos… hace incompatible esa cifra con la realidad. Baste como ejemplo que la Xunta calculó ese mismo número de turistas para toda Galicia en el mes de Septiembre de ese año 2015.

¿Cómo obtenemos pues cifras fiables? La hostelería lucense sufre vaivenes ligados tanto al turismo como a la actividad económica de la ciudad. No hay estadísticas de cada local que indiquen si su clientela es foránea o propia salvo, lógicamente, en los hoteles, que por su naturaleza se nutren de visitantes si bien no podemos conocer cuántos de ellos son turistas y cuántos se alojan por motivos profesionales vinculados a la actividad económica ordinaria de la ciudad. Con todas esas precauciones, y dado que son los únicos datos realmente objetivos, utilizaremos como base la evolución hotelera.

Por lo tanto, a la hora de hablar de datos objetivos utilizaremos únicamente las estadísticas de empleo y de afiliación a la seguridad social de trabajadores del sector servicios y la evolución del número de hoteles existentes en la ciudad.

 

Fuente: www.ige.eu – Instituto Galego de Estatística - Xunta de Galicia




Fuente: www.ige.eu – Instituto Galego de Estatística - Xunta de Galicia


Fuente: www.ige.eu – Instituto Galego de Estatística - Xunta de Galicia

2.- Patrimonio de la Humanidad: ¿la gran ventaja?

Se da por sentado, como axioma incontestable, que la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad supuso un antes y un después en la repercusión del principal monumento lucense en el mundo del turismo. Sin embargo, no todas las ciudades con patrimonios contemplan su impacto con el mismo optimismo.

La declaración genera una serie de obligaciones relativas a cuidado, mantenimiento y demás aspectos, que a efectos de este estudio, al ser asumidos por la administración titular (la Xunta de Galicia) no tienen una repercusión negativa en la ciudad.

Sin embargo sí ha tenido costes prácticos, por obligaciones derivadas sobre el supuesto impacto de proyectos urbanos en la Muralla, tal y como se dio a conocer al ser obligado el Ayuntamiento a renunciar a uno de los más ambiciosos y esperados proyectos, con la malograda construcción de un auditorio en antiguo Cuartel de San Fernando.

Las ventajas de la Declaración como patrimonio de la Humanidad son, por tanto, inmateriales (promoción, orgullo, amor propio…) y materiales, con el supuesto aumento del número de visitantes, pero la falta de campañas orientadas al turismo por parte de las administraciones, que parecen vincular sus esfuerzos al consumo interno (recordemos que los turistas no votan en la ciudad), con lo que no se produce el deseado despegue en el número de visitas.


3.- La conclusión es una dura realidad: Lugo se queda descolgado.

Las estadísticas no apoyan la teoría de que la Muralla genera el excepcional retorno que debiera tras su declaración como Patrimonio de la Humanidad. ¿A qué podemos achacar ese fracaso colectivo en su explotación?

Como se ha indicado, no existe una política coherente y profesional de promoción de la Muralla de Lugo como marca propia y atractivo turístico, una obligación compartida por la Xunta de Galicia, titular del monumento pero cuya obligación quizá se puede entender cumplida con la promoción de Galicia en su conjunto, y por el Ayuntamiento de Lugo, principal interesado en la difusión de los atractivos locales.

No hay profesionales del turismo al frente de las áreas administrativas competentes, lo que genera absurdos como que las citas más importantes del mundo del turismo (FITUR) se enfoquen con una óptica meramente política y localista, que busca la difusión de la acción en la ciudad en lugar de los fines lógicos de promoción profesional. La foto en la prensa local es más importante que la acción en sí.

Tampoco hay conciencia empresarial de los beneficios que podría generar la Muralla. Apenas hay comercio de recuerdos o de actividad económica vinculada al monumento, lo que choca con su importancia histórica y cultural.


Una posible Solución:

La creación de un Patronato, dirigido por personal no político, sino profesional del turismo, nutrido con fondos públicos y privados pero con una gestión gerencial que permita la vinculación de su futuro a resultados cuantificables parece ser la forma más lógica de abordar esta cuestión.

La construcción de un espíritu común de difusión, promoción, explotación y repercusión económica de la Muralla de Lugo en el tejido empresarial local es una tarea compleja en una ciudad que no se caracteriza por su dinamismo emprendedor.

Sin embargo, entre todos podemos hacerlo mucho, muchísimo mejor.

miércoles, 21 de julio de 2021

El hundimiento (del presidente del Fluvial)

La obra del aparcamiento del Fluvial, ilegal según (por ahora) dos administraciones diferentes

Sé que es muy polémico decir esto, pero no puedo evitar comparar a Tito Valledor con el Hitler de los últimos días. No es que esté llamando nazi al presidente del Fluvial ni por asomo (de veras, no van por ahí los tiros) sino que me lo recuerda por su resistencia a asumir la realidad de sus actos. En los estertores de la contienda con Alemania, Hitler seguía fantaseando con las Wunderwaffen, las “armas milagrosas” que supondrían dar un vuelco a la guerra y recuperar el terreno perdido. Lo seguía afirmando incluso con las tropas soviéticas ganando Berlín metro a metro y cercando el búnker del dictador. Probablemente nunca sabremos si era una estrategia propagandística de alguien a quien eso le había funcionado de perlas en el pasado o el delirio final de un loco derrotado.

Tras cargar contra la Confederación Hidrográfica llamándoles de todo menos guapos, Valledor habla ahora de una demanda que salvará todos los males del Fluvial y corregirá todas las meteduras de pata tanto administrativas como urbanísticas cometidas por su directiva. Es su particular V-2, su cohete vengador que derrotará a sus enemigos y le alzará con una victoria aplastante que allane su camino a perpetuarse como Presidente del Fluvial e incluso optar a la Alcaldía si se pone a ello. Por soñar que no quede.

Hoy recoge La Voz de Galicia que Patrimonio de la Xunta también ha comunicado al Fluvial que hay problemas con el polémico aparcamiento que hizo junto al Camino Primitivo de Santiago sin las debidas autorizaciones. Habrá que ver la resolución a ver qué pone porque hasta el Club habla de “varias razones, sobre todo estéticas” con lo que hay razones que no son meramente estéticas.

Hacer las cosas mal trae estos resultados. Ahora tendrán que volver a levantar un aparcamiento que costó un buen dinero a los socios y que tendrán que abonar de nuevo para cumplir con las normativas, sin contar con las sanciones y demás que puedan tener por parte de Cultura y que se suman a las de la Confederación.

El problema para la directiva de Valledor es que ya no cuela la persecución por parte de “unos” salvo que se enroque en un discurso delirante de que “van todos a por mí”, cosa que no descarto visto lo visto hasta el momento. Dos administraciones diferentes, de dos niveles totalmente distintos (estatal y autonómico) y dirigidos por colores diversos (PSOE y PP respectivamente) van en la misma dirección: se hizo todo mal. Falta saber si el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto, porque me sorprendería bastante que la licencia esté bien dada (si es que hay tal licencia, que a lo mejor es una mera comunicación previa) con lo que se sumaría otra administración a este sainete. Con la Diputación ya tendríamos el póker completo.

Por cierto, sigo sin ver el menor movimiento por parte de la directiva ni de los socios del Fluvial para restituir su condición de miembros del club a los injustamente expulsados por decir la verdad. Ese borrón no se puede lavar, pero sí al menos se puede tener una reacción más o menos digna y, a la vista de todo esto, reconocer que fue una expulsión injusta e inmerecida. Una vergüenza, de hecho.

Volviendo al comienzo, creo que no se toma esa medida porque nadie se atreve a decir al emperador que está desnudo. Tampoco los altos cargos de la Alemania que perdía la guerra tuvieron el coraje de corregir al Fürer, y así les fue. Esperemos que esto no sea "el Hundimiento" del Fluvial, como lo fue el de un país entero.

martes, 20 de julio de 2021

Las playas ''para perros''

Punta Corveira, una de las escasas playas de nuestro litoral en que se puede ir con perros.

En ocasiones los debates se falsean porque partimos de puntos de vista parciales y sesgados. Por ejemplo, cuando se habla de las “playas para perros” parece que estemos poniendo sobre el tapete una cuestión básica de derechos de los animales, lo que es un soberano disparate. Los animales no tienen derechos, por definición. El derecho es una creación artificial, humana, social y que la naturaleza no comparte. La prueba más palpable es que niega a unos el derecho a la vida para que otros se alimenten, pero no es el único ejemplo.

Ya, ya, sé que una afirmación como esa puede crear polémica. “¿Cómo que no tienen derechos los animales?, ¿Entonces puedes hacer con ellos lo que quieras?”. Como respuesta a esas preguntas les diré que ya hacemos lo que queremos con ellos. Los criamos, los domesticamos, los hacinamos, los matamos en masa y nos alimentamos de ellos. Si les parece poco… Pero, sin defender los abusos a los que hemos llegado por la superpoblación humana de la Tierra, hay que asumir que es en parte el ciclo de la vida y, como en cualquier ecosistema del planeta, unos mueren para que otros sobrevivan de forma totalmente arbitraria ¿o acaso creen que los leones sólo se comen a las gacelas que han hecho algo malo?

Una vez aclarado esto, creo que sí es lógico que existan delitos que penalicen el maltrato animal o comportamientos contra su bienestar más allá de lo estrictamente necesario. ¿Cómo se casa eso con la afirmación de que los animales no tienen derechos? Pues es sencillo: tampoco tienen derechos la Gioconda o el Caballero de la mano en el pecho y nadie en su sano juicio vería lícito que vaya cualquiera con un spray a cargárselos. Ya no por ser un elemental daño a una propiedad, sino porque hablamos de bienes que son patrimonio de la Humanidad, en su conjunto, y nuestros compañeros de planeta también lo son.

Si esto no es la felicidad absoluta, se le parece muchísimo

Volviendo al principio, no creo que el término de las “playas para perros” sea el correcto. Los perros no tienen derechos, pero nosotros, sus dueños, sí. El enfoque cambia entonces: ¿tenemos derecho a ir a la playa con nuestro perro? Pues parece que si unos pueden ir con su altavoz portátil a dar por saco tiene lógica habilitar espacios para ir con nuestras mascotas (que para los que tenemos una, son más que eso) a bañarnos.

Las excusas habituales son que molestan o que ensucian mucho. Sobre lo primero no voy a caer en la habitual comparación con los niños revoltosos, no me hace falta porque los adultos también somos bastante molestos cuando nos ponemos a ello: que si los gritos, que si la manía de convertir la playa en un polideportivo, que si las tablas que te pueden dar en la cabeza para “coger una ola”… Todo nos puede molestar si lo intentamos con ese ahínco que desde que empezó lo de la Pandemia ponemos en ofendernos por todo.

En cuanto a la limpieza, les invito a visitar playas en que se permite el acceso con perros. Están como una patena porque todos somos conscientes de que si dejamos las cacas nos quitan la entrada. De hecho habitualmente no se ve ni una colilla en el suelo porque una vez que te acostumbras a no manchar lo extiendes a todo, y así da gusto.

Tampoco estoy diciendo que todas las playas tengan que permitir el acceso con mascotas, pero sí bastantes más de la que habitualmente tenemos, que suelen ser playas bastante malas, la verdad. Anímense a visitar una y verán lo felices que están y eso es contagioso.

Playa perruna en San Vicente del Mar, una de las mejores a las que hemos podido ir

lunes, 19 de julio de 2021

La fiesta de Coeses y el Arde Lucus: una norma, dos resultados

La fiesta de Coeses, celebrada con todas las precauciones Foto: El Progreso

Que la normativa se usa a capricho de los próceres que la tienen que hacer ejecutar es una realidad tristemente palmaria. No debería, pero es. No se puede, pero se hace. Es incluso un delito tipificado en nuestra normativa bajo el nombre de “prevaricación”, pero día sí y día también se viola sin que nadie mueva un dedo.

La muestra más reciente de esa tendencia a hacer cumplir o no determinadas normas según el día con que se levante el concejal de turno o según quién sea el presunto infractor, algo que realmente es inasumible en un Estado de Derecho, la tenemos con el sainete que se montó el viernes con la fiesta de Coeses. Primero se les dijo que no se podía hacer y después que sí. El cambio no es el problema, ya que se explica por el cambio normativo que la Xunta de Galicia publicó en el DOG de ese mismo día (no tengo ni idea de a qué hora se hizo, pero normalmente suele ser por la tarde) bajo uno de esos números “bis” que nos traen por la calle de la amargura.

No entro a juzgar si en plena quinta ola, con mil contagios diarios en Galicia, en Coeses hicieron bien o mal en organizar la fiesta. Por personas que fueron a los actos me entero de que fueron muy escrupulosos a la hora de tomar precauciones y, desde el momento en que el DOG permite su celebración, poco hay que añadir sobre eso.

Pero como decía, ni si debió hacerse o no, ni el cambio de criterio son la cuestión… ¿entonces dónde está la clave? Pues en la prohibición de esa fiesta en Coeses amparándose en eso cuando en Lugo se celebraron fiestas como el Arde Lucus cuando también estaban vetadas por la normativa gallega, como yo mismo les expliqué en un artículo publicado en aquellos días. ¿Por qué unas sí y otras no? ¿Acaso cuanto más importante es la fiesta más bula tenemos para saltarnos la norma? ¿No debería ser justo al revés?

El viernes a las 14:00 horas Rubén Arroxo comunicó a la comisión que no podría celebrarse la fiesta. Se le ha criticado mucho por eso pero parece que tiene cierta lógica esperar al último minuto si tenía información de que se iba a abrir la mano, como de hecho se hizo. Tampoco hay nada que decir sobre el excepcional trabajo de los funcionarios de Cultura que por la tarde, fuera de su jornada, estuvieron pendientes del tema para, en cuanto salió el DOG "bis", tramitar la autorización de la fiesta… Creo que precisamente el viernes se hizo todo bien, por el manual e incluso mejor aún de lo que indica éste.

Sin embargo, nos quedarán muchas dudas que ya nadie podrá resolver. Si se hubiera mantenido la prohibición, ¿habrían celebrado su fiesta los nacionalistas detrás del ayuntamiento el sábado? ¿Tenían permiso desde antes o también se lo autoconcedieron el viernes a última hora? ¿Qué pasa con quienes autorizaron el Arde Lucus, una fiesta que estaba vetada por la administración autonómica cuando se celebró?

Es una impresión, no un hecho, pero creo que la fiesta del BNG del sábado se habría celebrado dijera el DOG lo que dijera...  Foto: El Progreso

Estamos en una época convulsa, en que la mala leche reinante tampoco ayuda a ver los temas con cierta mesura y distancia. Estamos todos muy nerviosos y saltamos como hidras por cualquier cuestión, pero al final es lógico que quienes están preparando una fiesta con toda su ilusión y ven que no se les permite cuando otras sí tienen lugar se pongan de uñas.

En todo caso Coeses ha tenido sus fiestas y con el Arde Lucus no hubo, que se sepa, un aumento en la incidencia (al menos no uno debido a esa fiesta). En Lugo seguimos bajo esa calma tensa a la espera de ver qué pasa con los contagios y confiemos en que la progresión de las vacunas nos ayude a superar este momento.

Cuídense mucho.

viernes, 16 de julio de 2021

Nadie es perfecto

"Bueno, nadie es perfecto" es la última frase de "Con faldas y a lo loco". Una genial película y un final totalmente perfecto, además de una reflexión que debemos tener en mente.

Al hilo del artículo de ayer me gustaría hacer una serie de reflexiones sobre el cumplimiento y el incumplimiento de normativas y cómo a veces vemos la paja del ojo ajeno y no la viga en el nuestro.

Estoy totalmente convencido de que nadie cumple todas las normas al 100%, entre otras cosas porque es imposible ya que algunas de ellas se contradicen y hay que elegir. Es por lo tanto una falacia ir de santo por el mundo con el soniquete de “yo soy bueno y cumplo todo así que puedo juzgar al resto”.

Una vez aclarado eso, hay que tener en cuenta también que hay incumplimientos e incumplimientos. No es lo mismo saltarse el quinto mandamiento que el tercero, aunque parece que Dios no se preocupó en ordenarlos por importancia porque qué quieren que les diga, veo más grave matar a alguien que trabajar un festivo. Serán cosas mías.

Entonces, ¿qué criterio seguimos? ¿Por qué ayer escribí un artículo sobre bicicletas y patinetes y no mencioné a peatones, conductores de turismos o los demás protagonistas de la circulación de la ciudad que también se saltan las normas? Es más fácil preguntar eso que responderlo. Supongo que a veces uno se fija en algo determinado porque le molesta más o porque le llama más la atención, pero es un criterio arbitrario y subjetivo. Es innegable.

No hará falta que les diga que un coche en dirección prohibida me parece peor que una bici haciendo lo mismo, principalmente por las consecuencias de uno u otro. Sin embargo, la frecuencia del incumplimiento tampoco es la misma. No se suele ver a muchos coches a contrasentido, y si fuera tan habitual como lo otro créanme que sí lo pondría sobre la mesa.

Pero hay otras cuestiones que nos saltamos tradicionalmente en Lugo. No sé si recuerdan la que se montó cuando Orozco dio instrucciones para sancionar a quien no llevase el cinturón de seguridad. Se escucharon gritos y lamentos, denuncias de “¡qué exagerado!” y otros disparates que se dicen cuando se pretende hacer cumplir una norma que, por lo demás, es de pura lógica. Hoy creo que nadie lo discute y tenemos interiorizado el automatismo de subirnos al coche y ponernos el cinturón, y en gran parte gracias a que Orozco hizo cumplir una normativa.

Menos arreglo ha tenido una fea costumbre de los peatones, que es la de cruzar en rojo. Ahí me declaro culpable y les diré que la misma excusa que ponemos los que hacemos eso (“es que no venía ningún coche”) es la misma que dirá el del patinete o la bici que hace lo que no debe. Quizás, y entiéndanlo como una autocrítica y una reflexión, debemos intentar ser más empáticos, pero en lugar de contemporizar con quienes incumplen porque nosotros lo hacemos, pensar en cumplir todos las normas. Tal vez esa sea la forma de llegar a una sociedad donde se pueda convivir.

Ponemos unos listones muy altos en exigencias a terceros que muchas veces creemos que no van con nosotros. Es un mal de esta sociedad de la pose, la foto y el perfil de una vida perfecta e irreal que colgar en redes sociales. Quizá la clave esté en ser mesurados y reconocer que nadie es perfecto, y que aunque sea una aspiración, jamás lo lograremos.



jueves, 15 de julio de 2021

¿Por qué algunos conductores de patinetes y bicis pueden hacer lo que les da la gana en Lugo?

El problema no son estos vehículos sino cómo se usan

El tema de las bicis y los patinetes eléctricos (y no eléctricos) levanta pasiones, para bien y para mal. Entre sus fans se utilizan argumentos más que razonables como la comodidad que suponen este tipo de vehículos sobre el coche, el poco espacio que ocupan, la facilidad para aparcarlos, la reducción de las emisiones contaminantes… los detractores por su parte no parecen tener nada contra los vehículos en sí sino contra el comportamiento de los que los usan, saltándose a la torera toda normativa de tráfico. De las molestias y problemas causadas por la construcción de carriles-bici no voy a hablar ahora ya que creo que es un debate diferente.

Dudo que alguien en su sano juicio pueda creer que tengo algo contra las bicis o los patinetes. Tengo bici y me tienta mucho lo del patinete, aunque no me lo he comprado porque me preocupa dejar de andar a pie y echar más barriga aún. Por si siguen las dudas, recuerden que en la reforma de la ordenanza de circulación de Lugo que se llevó a cabo en 2012 fue una campaña de Lugo Monumental (la primera que llevamos a cabo cuando se recuperó la asociación) la que logró que se incluyera en ese texto la posibilidad de circular por zonas peatonales con bicicletas, con determinados requisitos de velocidad, separación de los peatones y demás cuestiones de puro sentido común.

Ahora hay un lío considerable montado porque esa misma ordenanza de circulación, que el Ayuntamiento modificó en diciembre de 2020, ya quedó desfasada un mes después. La ordenanza sigue indicando, contra toda lógica, que los patinetes eléctricos no pueden circular por la calzada, mientras que (ahora sí) la administración estatal obliga a que vayan precisamente por ahí y dejen libres las aceras. Esta contradicción es la espada de Damocles de todo el que maneje un patinete eléctrico. Si va por la calzada le pueden sancionar por no cumplir la ordenanza y si va por la acera le pueden sancionar por no cumplir la normativa estatal. Obviamente la primera sanción se anula con facilidad, pero hay que hacerlo, gestionar el asunto, y pasar por el mal trago porque a pesar de que se sabía que esto sería así, no se cambió.

La ordenanza modificada en diciembre de 2020 va contra las nuevas normas de tráfico estatales

En todo caso, hay que recordar que los vehículos de toda clase, sean bicis, coches, patinetes, autobuses o camiones de gran tonelaje tienen que cumplir con las normas de tráfico. Parece de Perogrullo, pero es habitual ver a patinetes y bicis circulando en dirección prohibida por el medio y medio de la calzada “cuando no viene nadie”, lo que es probable que en algún momento cause un accidente si es que no lo ha hecho ya. En la relación de actuaciones de la policía local que se publica con llamativa asiduidad no veo sanciones a este respecto y ya les digo que pasar pasa a menudo y no es difícil localizar los sitios donde las infracciones se repiten con más frecuencia.

Lo que más me preocupa no es que una bici vaya en dirección prohibida, sino que se haga de cualquier forma. En muchas ciudades (ahora mismo pienso en Florencia) las bicicletas pueden ir por cualquier calle en dirección prohibida siempre que vayan pegadas a su margen izquierdo, con lo que es una costumbre tan arraigada que a nadie le extraña y los conductores lo tienen en cuenta. Dudo que esto se pudiera aplicar aquí porque entiendo que las normas estatales lo impiden, pero es un ejemplo de convivencia que siempre me viene a la cabeza.

Supongo que quien lea esto, si es usuario de bici o patinete, se disgustará. Si es usted de los que cumplen las normas no tiene por qué molestarse, porque no hablo de su grupo, sino de los que se saltan todo a la torera y que lo que van a lograr es que haya un movimiento contrario a estos vehículos por culpa de quienes hacen las cosas mal. Ya saben que en este país somos de extremos y lo malo es que acabarán pagando justos por pecadores.

Sean prudentes, tengan cuidado y cumplan las normas de tráfico. Por su seguridad, por la de los demás y por evitar que esto acabe mal para todos.

miércoles, 14 de julio de 2021

El comercio del centro sale a la calle

 

Una de las más habituales actividades comerciales que hay en Lugo es la celebración de mercados, ferias y demás eventos basados en los descuentos y las ofertas como forma de atraer a los posibles clientes. Hasta hoy.

Hoy comienza una nueva actividad, llamada “Los miércoles se salen” en que comercios del casco histórico, bajo el paraguas de la colaboración entre Lugo Monumental y el Ayuntamiento de nuestra ciudad, sacan sus mercancías a las calles del centro, pero no necesariamente para hacer descuentos u ofertas (aunque ahora coincide que estamos en rebajas y algo habrá) sino simplemente para poder dar vida a las calles.

Cuando uno viaja por ahí ve que en los cascos históricos es muy habitual que los locales sean de tamaño reducido. También pasa en Lugo aunque hay honrosas excepciones con bajos de varios cientos de metros, pero no es lo más usual. Otros países solucionan ese problema dando a sus comerciantes un poco de margen y dejándoles exponer parte de la mercancía en las calles lo que ha dado como efecto secundario probablemente no buscado el dinamizar la vida de estas vías de las zonas viejas.

La iniciativa comienza mañana hoy 14 de julio y durará el tiempo que los participantes deseen, lo que probablemente se vinculará a la climatología. Sin embargo, experiencias como la de la calle de la Reina o la calle Progreso han demostrado que este tipo de iniciativas son muy apreciadas por los comerciantes incluso en épocas en que el clima aparentemente no acompaña.

Me gustaría llamar su atención sobre el cartel del evento. El diseño central es obra de la ilustradora Lucía Barrios, y refleja la importancia del comercio local, que es el que riega la ciudad para que florezcan el empleo, los servicios públicos, el bienestar o la atención personal. La rueda que supone la economía de proximidad es la base de la existencia de asociaciones como Lugo Monumental, que actualmente agrupa ya a 113 empresas del recinto amurallado de la ciudad, con un crecimiento sostenido incluso durante la difícil época económica que vivimos.

La iniciativa comienza su andadura con unos 20 locales, pero seguro que se irán sumando otros a lo largo de las semanas, dado que el único coste para los establecimientos es el de su propia organización. La asociación aporta la cartelería y el seguro de responsabilidad civil también corre por cuenta de la Asociación Lugo Monumental por lo que esta iniciativa se limita a los establecimientos miembros de esta organización como es lógico.

Ojalá cuaje y veamos nuestras calles llenas de vida, de color, de actividad… nos vendrá muy bien.


martes, 13 de julio de 2021

La fantástica puesta a punto del Parque de Rosalía

Tras su puesta a punto el parque Rosalía está en un estado magnífico

Creo que es hoy cuando nuestro querido Parque de Rosalía de Castro cumple 100 años, y la verdad es que merece la pena ir a dar un paseo porque está que da gusto verlo: los jardines cuidados, la pérgola blanca y reluciente, los bancos arreglados, las farolas recién pintadas, las papeleras nuevas, el estanque de los patos perfectamente limpio… Hasta han baldeado a fondo el pozo y la fuente de Asorey dedicada Ángel López Pérez y el mapa de España.

Según un cartelón que hay por allí y que deduzco que inaugurarán hoy, el coste de la puesta a punto no ha llegado a los 50.000 euros. Me parece un dinero extraordinariamente bien gastado y creo que deberían dedicar un presupuesto similar cada año a revisar el Parque y ponerlo como ahora, si bien me da la impresión de que parte de la restauración no está sufragada con ese dinero sino con otras herramientas como las escuelas taller y este tipo de actuaciones, que son fantásticas para lograr arreglar zonas públicas.

Por menos de 50.000 euros se puede tener el parque que da gloria verlo...

La impresión que da ver la pérgola totalmente limpia, y sus vistas (salvo por el pegote del Garañón, por supuesto) es magnífica. Un parque romántico como el nuestro merece ese cuidado y ese mimo, pero no sólo durante la celebración de su centenario sino todo el año y todos los años.

Por poner alguna pega (ya me conocen, el que es crítico lo es siempre) hay ciertas cosas que me chocan, sobre todo cuando hablamos de un momento en que se supone que se han cuidado los detalles. El baño público automático sigue cerrado (lleva varios meses así) por lo que, como en el resto de la ciudad, no hay forma de aliviar las necesidades sin recurrir a una cafetería. Sorprendentemente también tienen cerrada la alternativa razonable, que son los baños que están bajo el templete. Supongo que tendrán sus razones, pero a mí se me escapan.

El baño lleva meses cerrado. Tampoco se han abierto mientras tanto los que están bajo el templete

También veo que aunque se han hecho cosas muy bien como la renovación de los bancos y la sustitución de las papeleras, la “restauración” de algunos elementos es más de brocha gorda que de detalle. No hay más que ver las farolas, que se han pintado a lo bestia, dejando los tornillos puestos como cuando en casa pintan por encima de las alcayatas y las cajas de la luz.

Aunque las farolas parecen bien pintadas si se fijan un poco ven que está hecho de una forma un poco grosera.

De hecho ni sacaron los tornillos para pintar...

En cuanto al mapa de España se ha limpiado y parece que han restaurado las bombillas que señalizan las principales ciudades, pero los chorros de agua no están bien regulados y el Júcar, por ejemplo, está continuamente desbordado.

El mapa está estupendo. Sólo falta regular un poco alguno de los ríos, pero por lo demás está muy bien

Les falta también hacer una revisión de la caseta que hay junto a los columpios, una instalación desaprovechada y semiabandonada que nunca comprendí por qué motivo no alberga la cafetería en lugar de gastarse los más de 700.000 euros que costó el espantoso cajón de hormigón que pusieron en un arranque de mal entendida modernidad.

El interior de la construcción deja ver que cabe sobradamente una cafetería

Pero sacando esos detalles (el que más incómodo me parece es el de los baños), el parque presenta un aspecto estupendo, así que no dejen de dar un paseo por ese fantástico espacio que todos tenemos al alcance de la mano y que en ocasiones dejamos de lado porque no nos damos cuenta de lo que tenemos.

Felicidades al Ayuntamiento por esta actuación, y ahora falta mantenerlo en condiciones.

A pesar de los detalles que habría que pulir, la impresión general es estupenda.

lunes, 12 de julio de 2021

Los termómetros que se retiraron en 2018 no se repondrán

Uno de los desaparecidos termómetros, retirados en 2018. Foto: El Progreso

Hace más de dos años, en mayo de 2019, el Ayuntamiento sacó a licitación el contrato para las pantallas digitales, que sustituirían a los termómetros que había en varios puntos de la ciudad (por ejemplo, frente al Ayuntamiento o en Santo Domingo). Tras todo este tiempo no se volvió a saber nada del asunto, a pesar de que el Gobierno decía que era una “prioridad” y que el BNG, entonces en la oposición, pedía que se agilizase su reposición. Pues ya ven, se ve que se les ha pasado la fuga con el tema ahora que es cosa suya.

En esta ocasión no puedo alegar ignorancia sobre el motivo de tanto retraso, ya que me van a permitir la inmodestia de pensar que un artículo firmado por un servidor les hizo replantearse el tema, ya que dichas pantallas violan flagrante y directamente el PEPRI, esa normativa obsoleta que se resisten a cambiar a pesar de que llevan años insistiendo en que lo van a hacer. No es cierto.

Dirán ustedes: “¿entonces dices que la culpa es tuya?”. Pues no, no es mía, es de la numantina resistencia del Ayuntamiento de Lugo a actualizar el PEPRI, con el que atizan en la cabeza a los pequeños comerciantes y a los vecinos del casco histórico mientras miran a otro lado cuando quien lo incumple es una gran empresa (los carteles luminosos que hay en la calle de la Reina son lo bastante sangrantes como para demostrar esto) o incluso la propia administración local al hacer sus obras (ningún edificio municipal cumple el PEPRI, y de los cables en fachada de Quiroga Ballesteros ya ni hablamos).

Así que no, no es culpa mía, es de ellos. Yo me he limitado a señalar lo que dice la norma. El PEPRI prohíbe expresamente “la fijación de soportes exteriores o bastidores exentos o luminosos en vallas, calles, plazas, sobre edificios, cornisas o tejados, en jardines o parques públicos o privados, o en isletas de tráfico” y eso no lo he escrito yo ni tengo la capacidad de cambiarlo. Ellos sí. La ironía de que en la Plaza del Ferrol haya un cartelón que recoge la zona PEPRI y habla del área de rehabilitación del casco histórico, violando la propia normativa que lo protege es tan propia de esta ciudad que no merece mayor comentario. Estamos acostumbrados.

La ironía es máxima, pero aquí ya pasa desapercibida

Así que esperen sentados. No habrá pantallas luminosas en la ciudad, como no habrá tantas y tantas cosas que la desidia y el “dolce fare niente” se enquistan durante lustros en una ciudad donde se destinan los esfuerzos a construir edificios de madera sin uso previsible o unas bañeras colectivas al aire libre con agua del grifo calentada artificialmente. Cuestión de prioridades.