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sábado, 16 de diciembre de 2006

Señor Zapatero, es usted un cobarde

Su tan cacareada Ley de la Memoria Histórica es absolutamente innecesaria y con lo que está lloviendo, encima inoportuna. Se enfrenta totalmente al espíritu de borrón y cuenta nueva que se abrió con la Transición y pone en peligro, precisamente, esa amnesia voluntaria que la Sociedad Española, con mayúsculas, quiso recetarse para evitar que pasara lo que usted está consiguiendo que suceda ahora, que una generación, la mía, que ni es víctima de la guerra ni conoció a Franco en vida esté debatiendo continuamente la figura de ese señor. Nos está usted envenenando con algo que para nada tenía que ver con nosotros. De todas formas, mi acusación de cobardía no se refiere a la inoportunidad de la ley, sino a su contenido.

Una vez establecido que considero que la Ley no debería haberse propuesto, pues ya de hacerlo, hacerlo bien. Si realmente creía usted en lo que dijo cuando no era Presidente sobre que las víctimas merecían una satisfacción jurídica, hágalo con todas las consecuencias: permita que ser revoquen las sentencias políticas del franquismo, asuma que el Estado es responsable subsidiario de las ejecuciones arbitrarias del régimen de la dictadura, anule los juicios sumarísimos militares a personas cuyo único delito era oponerse a Franco...

Por supuesto, también sería necesario entender que la Ley debería anular las condenas y ejecuciones del bando Republicano durante los años 1936 s 1939 y declarar responsable, por ejemplo, a la Generalitat de Cataluña, o a los órganos que actualmente representen a aquellos organismos que mataron a los partidarios de Franco con igual ahínco.

Su Ley es una mediatinta que no sirve para nada más que para encender los ánimos. Ni arregla nada, ni supone la rehabilitación de nadie. Sólo cabrea a quienes se ven sin la prometida reparación histórica, y reaviva una serie de heridas que tal vez para su generación sigan abiertas, pero que para la mía eran batallas y muertos lejanos.

Felicidades, ese abuelo del que tanto habla y que compara con las víctimas de ETA estará orgulloso de usted, pero probablemente sea el único, y le recuerdo que un Presidente del Gobierno tiene que promover leyes a favor del interés general, no para reparar traumas personales, por dignos que sean éstos.

Artículo del 16 de diciembre de 2006 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso