Un paseo por cualquiera de los arenales de Galicia, sobre todo donde se concentran mayores masas de gente, hace pensar un poco en que por un lado todo el mundo quiere ir a donde “hay ambientillo” pero luego protesta de las grandes cantidades de gente, las colas, que no hay donde poner la toalla, que si llegar al agua es una odisea…
Personalmente siempre he preferido los sitios con poca gente, incluso con ninguna. Madrid es una ciudad maravillosa en agosto, donde te cueces hasta la médula por el calor excesivo que hay pero a cambio disfrutas de una ciudad prácticamente desierta, sin colas en ningún sitio ni agobios para nada. Es una pena que muchas empresas obliguen a coger las vacaciones en verano, porque para viajar la mejor época es justo la contraria, cuando no hay nadie en los sitios donde en julio y agosto no se cabe.
Lugo es una opción muy razonable para quien busca un turismo tranquilo, quizás demasiado tranquilo desde el punto de vista de la ciudad, que echa de menos mayor movimiento y, sobre todo, más ingresos de los visitantes. Creo que sería interesante enfocar las campañas de turismo de Lugo con la opción del “turismo tranquilo”, vendiendo bien el balneario, el río, los cafelitos en las plazas del centro… ese tipo de cosas.
Probablemente habrá gente que busque precisamente eso, tranquilidad.