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martes, 14 de diciembre de 2010

Orozco teme al pincel

¡Que vienen los del pincel! gritan aterrados los constructores. Se refieren a los arqueólogos que, pincel y cámara de fotos en mano, paralizan las obras durante meses o años mientras destapan, literalmente, nuestro pasado. La actividad del arqueólogo no siempre es comprendida, y menos por parte de quien se juega mucho dinero en el tema. Todos los lucenses recordamos obras que estuvieron paradas durante muchos, muchísimos años, a causa de los restos encontrados al excavar medio metro de tierra. Es el precio que hay que pagar por vivir en una ciudad con, al menos, dos mil años de historia civilizada.

paintbrushes 10 Lo que llama bastante la atención es que el Alcalde de Lugo, el señor Orozco, sufra del mismo mal que los constructores: el miedo al pincel. Lo acaba de demostrar al negar que en las obras de la nueva cafetería del parque de Rosalía (esa que costará más de 700.000 euros en plena crisis, sí, la misma) se vaya a proceder a hacer una prospección arqueológica. Y eso que los expertos se huelen que ahí puede haber tema. A pocos metros se encontraron restos en el Colegio de Arquitectos (unos 30 o 40 metros de distancia), al igual que en las obras de una vivienda construida en Rodríguez Mourelo (vamos, lo que todos conocemos como Los Tilos).

Claro, aquí lo importante es supeditar todo al interés electoral. En mayo son las elecciones y ya que no se pueden enseñar grandes obras ni mejoras de la ciudad hechas por Orozco, habrá que conformarse con las caralladas. Así, se forzará la máquina para que al menos haya algún tipo de edificación en el Parque de Rosalía, aunque haya que cargarse restos por el camino.

El problema no es tanto que tengamos certeza absoluta de que hay restos, sino el doble rasero. No es lógico que a un particular, que se está jugando mucho dinero propio, se le paralicen las obras sin ningún tipo de compensación, pero que ese mismo promotor vea cómo a pocos metros una obra sigue excavando alegremente por el simple hecho de ser de titularidad pública. No defiendo que se le permita al particular meter la piqueta, sino que si valoramos nuestro pasado y realmente entendemos que hay que preservarlo, lo normal será que quien decida si hay que hacer excavación o no sea el técnico arqueólogo y no el Alcalde. El señor Orozco aquí no actúa como Alcalde de Lugo, sino como promotor de la obra, y como tal lo único que quiere es acabar pronto. A poder ser antes de Mayo.

Es gracioso que quien ha intentado “poner en valor” el patrimonio de Lugo cobrando entrada a los turistas por ver dos piedras, ahora se arriesgue a cargarse un asentamiento romano, o incluso anterior: hay fundadas sospechas de que en el Parque de Rosalía se pudo establecer algún poblado celta. Pensará Orozco: ¿Qué más da cargarse la aldea de Astérix si a cambio puedo salir en la foto del periódico con un esqueleto de hormigón detrás? ¿A quién le importa? Si total, aquí nunca nadie dice nada…

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