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miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Es de malnacidos no ser agradecidos?

Es de todos sabido que la elegancia y la política no suelen ir de la mano, salvo honrosas excepciones. Ayer se inauguró en Lugo la última de las travesías reformadas en la ciudad, de acuerdo a un convenio firmado por el Ayuntamiento de Lugo y el Ministerio de Fomento en el año 1997. Ese convenio, del que las obras de Lugo llevan viviendo 13 años, fue firmado por el entonces alcalde Joaquín García Díez, hoy diputado nacional por Lugo. Por supuesto ni al actual alcalde ni al ministro de Fomento, que es de Lugo y sabe perfectamente quién firmó eso, se les pasó por la cabeza invitar al acto a quien luchó por que hoy tengamos unas avenidas dignas.

traves

Avenida de la Coruña, parte de la ronda de la Muralla, calle Santiago y carretera vieja de Santiago, avenida de las Américas, calle Castelao y avenida Carlos Azcárraga, calle San Roque y avenida de Madrid… la reforma y adaptación de todas esas vías se recogían en ese convenio. Eran las travesías que cruzaban la ciudad. Una travesía es como se llama a una carretera nacional que está en el tramo que transcurre dentro del núcleo urbano. García Díez logró firmar un convenio en el 97 por el que se reformarían todas esas calles y avenidas y se transferirían posteriormente al Ayuntamiento de Lugo.

Orozco llegó a la alcaldía hace 12 años. Si no contamos esas calles que figuraban en el convenio, ¿qué grandes vías ha reformado el alcalde o el ministerio de Fomento? Ninguna. De hecho hace más de 5 años que se inauguró el centro comercial de Las Termas y aún estamos esperando a que Duquesa de Lugo, esa avenida que cruza descampados hacia el Ceao, se termine de una vez. Siguen en obras, aunque hace mucho que no se ve a nadie trabajando por allí.

Lugo sigue viviendo de las rentas que dejó atadas Joaquín García Díez. La reforma de las travesías, la declaración de la Muralla como patrimonio de la humanidad, la peatonalización del casco histórico, la creación del parque del Miño, la iluminación de monumentos… todas esas actuaciones las hizo o dejó atadas antes de dejar la alcaldía. Y ni siquiera le invitan a la puesta en funcionamiento de una calle. Como dije en su día en otro artículo (“Feliz cumpleaños, Muralla de Lugo; muchas gracias, Joaquín”), tampoco lo incluyeron en una ronda de entrevistas sobre la declaración de la Muralla como Patrimonio. Inconcebible. Por cierto, si alguien se pregunta dónde estaba Joaquín durante la inauguración, la respuesta es pública: en el Congreso, en el debate sobre la guerra contra Libia del que Blanco prefirió escapar, no sea que salpique su futuro político.

En Coruña han dedicado el gigantesco paseo marítimo a Paco Vázquez, cosa lógica a quien hizo tanto por su ciudad. Aquí no se reconocen méritos ni para invitar a una inauguración no vaya a ser que alguien se dé cuenta de que Orozco no ha pegado chapa en doce años. Pues nada, habrá que pensar en la tradición y preguntarse si se permite la inversión de términos: ¿son malnacidos quienes no son agradecidos?. Que conste que lo dice el refranero, no yo.

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