En Lugo nos esperan cuatro años curiosos. La política municipal va a ser muy interesante porque si bien en el mandato anterior Orozco estaba en minoría, al menos era el más votado. Eso quiere decir que a menos que PP y BNG unieran sus votos contra él, el PSOE podía sacar sus iniciativas adelante con la mera abstención de uno de los dos grupos. Ahora es al revés, y serán PSOE y BNG los que tendrán que unir sus votos para, por un voto, sacar adelante las cosas. Es lo que tiene gobernar con menos concejales que la oposición.
En cualquier caso el BNG ha cometido un error táctico de bulto ya no para los intereses de los lucenses, que también, sino para los propios de la formación nacionalista. Veamos, antes hay que explicar cómo funciona el Pleno en la elección de Alcalde. Hay una sesión de investidura, la que tuvo lugar el pasado sábado, en que se elige al Alcalde por mayoría absoluta en primera vuelta o por mayoría simple en segunda. Si el BNG no hubiera votado a Orozco habría salido como Alcalde Jaime Castiñeira ya que tiene más votos y concejales que el PSOE. Sin embargo, para sustituir al Alcalde ahora sólo hay la posibilidad de una moción de censura, que tienen que apoyar la mayoría absoluta de los concejales. La cuestión es que la moción de censura no sólo derriba al Gobierno de turno, sino que tiene que proponer un candidato alternativo que sale investido como nuevo Alcalde.
Al votar a Orozco en la investidura los nacionalistas se han atado a él irremediablemente y encima lo han hecho antes de llegar a algún tipo de acuerdo. Esto quiere decir que su postura para negociar no es que se debilite, es que se anula, ya que pasan de amenazar con su mera abstención a tener que votar al PP para poder preocupar a Orozco, y éste sabe que eso no va a pasar. Bao y Abraira jamás podrán apoyar una moción de censura encabezada por Jaime, y ahora que Orozco ya es alcalde no le quita el sueño que la simple abstención del BNG haga Alcalde a Castiñeira.
La mesa de negociación que se abre ahora para acordar los términos de la coalición de perdedores que va a regir Lugo los próximos cuatro años no será igualitaria, ya que cualquier pretensión de los nacionalistas puede ser contestada con un simple “NO” por el PSOE, añadiendo la coletilla de “si no les gusta, voten con el PP una moción de censura”. Esa es la diferencia de bulto que hay entre permitir que gobierne la lista más votada por la simple inacción y atarse a una minoría que necesita continuamente tus votos para sacar adelante un proyectos que tú mismo has criticado en la campaña electoral.
El BNG ha metido la pata, y de qué manera. Si hubieran permitido que el cambio que pidieron los lucenses en las urnas se materializase en un gobierno en minoría del PP sí tendrían posibilidad de negociar con calma con Orozco y presentar en conjunto una alternativa, pero ahora serán meras comparsas de un Alcalde “gastado” según la palabras del propio BNG. A ver cómo justifican lo injustificable, pero no tengan miedo, lo harán. De lo contrario tendrían que prescindir del coche oficial y eso mola mucho.
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