Hoy empiezan las rebajas de verano en ropa y esas cosas, pero también las anti-rebajas en luz, gas, combustibles y demás. Lo malo es que en unas semanas se acabarán las rebajas de ropa y lo otro seguirá igual, a menos que nos den un nuevo susto y en septiembre u octubre nos suban nuevamente los recibos.
Creo que ninguno comprendemos cómo funciona el tema, o lo que es peor, lo que nos imaginamos es cierto. Cuando sube el precio de los carburantes sube la gasolina, sube la luz, sube el teléfono (esto último inexplicable a menos que existan los móviles de combustión interna), sube el gas, suben los transportes, los billetes de avión, la fruta (porque hay que traerla, ya saben), la leche… vamos, que sube todo. En cambio cuando baja el petróleo los precios no sólo se mantienen, sino que siguen subiendo. El ministro Sebastián juró ante los Santos Evangelios que la subida de enero de la luz sería la última y ya ven, ni medio año.
También sube el límite de velocidad en autovías y autopistas. Por lo visto, dice el Gobierno, ya se cumplió el objetivo y ya somos todos ricos y estamos fuera de problemas, así que vamos a correr más otra vez. La dura realidad es que lo de los 110 fue una carallada que nadie entendió y que Rubalcaba no estaba dispuesto a comerse, así que hala, el gobierno de facto se impone al legal (esto es, Rubalcaba vs Zapatero) para intentar así que Alfredo, llamadme Alfredo, quede como un tipo razonable. Hombre, es que comparado con Zapatero hasta el más obtuso de los alojados en el Sanatorio Mental de Castro parecería razonable.
Nos vamos de vacaciones con la sensación de que pueden ser las últimas en mucho tiempo. Parece que si las cosas siguen la senda de Portugal o Grecia el próximo año, sin pagas extra y puede que muchos más aún en la calle, va a tocar dejar de trampear y fastidiarse en serio, así que disfruten, que nunca se sabe cuándo se nos puede acabar la buena vida… el que aún la tenga, claro.
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