No soy muy dado a ser políticamente correcto, así que cuando se tratan temas espinosos tiendo a pisar el callo a algunas personas que no están de acuerdo conmigo, entre otras cosas porque digo lo que pienso sin poner paños calientes. Vayan por adelantado mis disculpas a quien se pueda sentir ofendido, porque hoy voy a hablar del gallego y es probable que haya poca gente de acuerdo con mi punto de vista.
El equilibrio lingüístico es difícil y, sobre todo, caro. Muy caro. Hoy vienen en el periódico dos noticias sobre esto: el primero es la metedura de pata de la concejala de cultura del Ayuntamiento de La Coruña, del PP, que dijo que las fiestas organizadas en años anteriores eran “demasiado gallegas” y que también hay que meter en el programa cosas para los de fuera. Me parece una sandez decir eso si se refería a la fiestas de María Pita, en que hay hasta corridas de toros, encuentros de habaneras y un concierto de David Bisbal.
La otra noticia que viene hoy es la del Alcalde de Lugo en funciones, el señor Bao, que dice que el PP es una “brigada de demolición” del gallego y que el Ayuntamiento “respeta los derechos de todos”. El tema viene por una denuncia que ayer sacaron los populares sobre una persona que pidió que los escritos que le enviase el Ayuntamiento fueran en castellano y no lo consigue, a pesar de estar en su derecho. Vamos, que Bao, por ser suave, falta a la verdad cuando dice que respetan a todos. Respetan lo que les parece digno de respetarse. ¿Tanto les costaría emitir los recibos del agua con el texto en bilingüe como hacen incluso en Cataluña, donde no son sospechosos de no defender su lengua?
Lo primero que he de decir, es que creo que el tema del idioma en Galicia, más allá de su importancia real y su trascendencia en la vida de todos los que aquí vivimos, se ha convertido en un arma arrojadiza y una seña de identidad nacionalista. El BNG lo considera como algo suyo, que comparte con el PSOE a regañadientes. El PP, por su parte, aunque ha sido el mayor defensor del gallego durante los últimos 35 años en esta tierra, es atacado por unos y otros por “perseguir” a la lengua gallega simplemente por no atacar al castellano. Digo que ha sido el mayor defensor porque fueron los gobiernos del PP, en la etapa de Fraga, los que le dieron un impulso mayor al gallego tanto institucional como cultural y educativamente.
El Estatuto de Autonomía de Galicia dice que “el gallego es la lengua propia de Galicia”, y ahí se armó el belén. Lo que hace una palabra, hay que ver. Una cosa “propia” puede ser tanto algo que es de la propiedad como algo característico o básico. El BNG, el PSOE, y un sector amplio del PP piensan que el Estatuto lo que hace es fijar el gallego como la lengua “habitual” o “identitaria” de Galicia. Yo personalmente no estoy de acuerdo con esta interpretación, ya que “propio” también es “natural de”, y creo que se referían a eso cuando escribieron esas palabras, aunque quizás con la doble intención de abrir la puerta a la que están liando ahora. De hecho el Estatuto originalmente decía que los gallegos tenemos el “deber” de conocer la lengua gallega, pero eso lo tumbó el Constitucional. Eso sí, en la Constitución sí dice que los españoles tenemos el derecho y el deber de conocer el castellano.
El problema de fondo con el gallego es que el BNG ha introducido sibilinamente el concepto de que defender el uso normal del castellano en Galicia es atacar al gallego. Cuando un colectivo ya sea el PP o Galicia Bilingüe, piden que se respeten los derechos de los castellanohablantes, salen como hienas a decir que se ataca al gallego. Nada más lejos de la realidad, igual que cuando se defiende el uso del gallego no se está atacando al castellano.
Pero lo grande es que los nacionalistas sí reconocen atacar al castellano y a nadie le importa. Eso sí es políticamente correcto. El PSOE, por cálculo electoral, se ha hecho cómplice de este argumento intentando convertirse en un nuevo PSC, que es la rama del PSOE en Cataluña (de hecho, legalmente, es otro partido y no forma parte del PSOE), más catalanista en ocasiones que CiU. Han abierto este melón que ahora va a ser muy difícil cerrar, porque recuperar la paz social que hubo siempre en esta tierra sobre el idioma, que se rompió cuando el bipartito llegó a la Xunta, será muy complicado.
Los nacionalistas defienden su derecho a vivir su vida en gallego. Estoy de acuerdo con ellos, pero tampoco es que el castellano les vaya a dar un sarpullido si lo ven en un cartel por la calle. Entiendo que hay que defender el derecho a vivir la vida de cada uno como quiera, y si alguien quiere vivir su vida en castellano en Galicia tiene el mismo derecho. Y tampoco le va a dar arcadas ver un cartel en gallego. El mismo derecho tienen ambos, no más ni menos porque el gallego sea la lengua “propia” de Galicia. Hablar en castellano no es ser menos gallego, y ni el BNG ni nadie tiene patente de corso para dar carnets de gallego “de pura cepa”.
Que conste que la postura del BNG, aunque la creo equivocada, al menos parece tener la virtud de ser sincera. Lo del PSOE es otro tema, porque, por ejemplo, llevo muchos años en tertulias de radio debatiendo con ellos, que por supuesto siempre intervienen en gallego, y sin ninguna excepción en cuanto se cierran los micrófonos hablan en castellano. Todos. Para mucha gente lo del gallego es una pose, nada más.
Cuando se usa la lengua como arma, es que algo va mal. El gallego no se pude imponer. La reacción es precisamente la actual, en que se ve más gallego “institucional” pero cada vez se habla menos, y la gente joven lo abandona. ¿Por qué? probablemente por dos motivos: el primero es que no le ven utilidad de Piedrafita para afuera y estamos en un mundo donde lo que no tiene utilidad se quema. El segundo es porque se les impone, y es sabido que a esas edades uno rechaza lo que le quieren meter a calzador.
Defender el gallego no es obligar a poner los carteles de los comercios en gallego, ni crear desigualdades inversas a las que había en tiempos de Franco. En nuestra tierra siempre ha habido una convivencia y una naturalidad que ahora nos están quitando a base de normativas, porque cuando a uno le obligan a algo tiende a rebelarse.
Por ejemplo, a mi después de leer las tonterías que dijo Bao me dan ganas de pedir el recibo del agua en castellano. Y no sólo por joder, que también, sino por defender una postura, la de que todos tenemos derecho a elegir en qué idioma queremos vivir.
Home, estoy de acuerdo. Pero alguna normativa tiene que haber. Claro que eso da para otro (u otros) artículos. No crees?
ResponderEliminarNo entiendo a qué te refieres. Claro que tiene que haber una normativa, pero una que no suponga violación de derechos de los gallego hablantes ni, por supuesto, de quienes optan por el catellano.
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