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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Justicia poética

Tanto que se habla del caso Campeón, y que el personal de tierra se ríe de las declaraciones de Blanco en que asegura que no ha hecho nada malo (el sacramento de confesión y la absolución de los pecados es algo católico, no se recoge en nuestro derecho procesal) y resulta que el señor Orozco se ve ahora en una situación similar.

Orozco juzgado Orozco no ha ido a una gasolinera a recoger un sobre lleno de billetes, ni ha amañado subvenciones. Ha ido, presuntamente, directo a lo gordo, al sector de la construcción cuando estaba en su máximo esplendor. Dice la jueza Pilar de Lara, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, que hay posibles indicios de un delito de prevaricación. Para su Señoría chirría un poco que se hayan dado más de 18.000 euros (que, con la que tenemos encima es un buen pellizco) en pluses a tres funcionarios directamente implicados en la tramitación del Plan General de Lugo, y si tenemos en cuenta que el gobierno de Orozco acumula toneladas de papel con los líos judiciales que ha montado por no pagar pluses más modestos a la policía local, algo de razón tiene.

Pero ya saben que yo, firme defensor de la presunción de inocencia, no levantaré el dedo acusador sin prueba alguna contra nadie, así que vamos a dejar esto hasta que el juzgado diga algo concreto. Vamos a entretenernos, sin embargo, en hacer un ejercicio de política-ficción, que a veces es divertido. ¿Qué pasaría si se condenara a Orozco por este tema y se le inhabilitara para su cargo?

La condena por prevaricación suele traer aparejada la inhabilitación para cargo público, como es lógico. Quien ha utilizado su cargo para su propio beneficio, o ha dictado resoluciones a sabiendas de su injusticia (técnicamente la prevaricación es esto último), no merece seguir calentando un sillón oficial. Por lo tanto Orozco se enfrenta a la posibilidad de perder en el juzgado la alcaldía que, en esta ocasión, consiguió vendiendo sus principios al BNG en un hotel de la ciudad. En lo que a los ciudadanos se refiere han dejado claro a quién quieren de Alcalde.

Si hay una inhabilitación de por medio, lo lógico sería que Jaime Castiñeira fuera Alcalde. Lo digo porque imagínense el papelón del BNG apoyando al sustituto de Orozco en la Alcaldía después de que el jefe se vaya a su casa (pasando, o no, por la casilla de la cárcel). Lo normal sería que si se produce esta situación haya una nueva elección de Alcalde en que Jaime consiguiera el bastón de mando con la mera abstención del Bloque en la votación.

En cualquier caso aquí se juegan el cargo muchas más personas que Orozco. Probablemente esté tan nervioso o más Bao que el Alcalde porque es obvio que pasar de segunda autoridad del Ayuntamiento a concejal de la oposición en un grupo de dos personas es más bien duro, pero no tanto por el destino, sino por la forma de llegar al puesto de origen.

Orozco ha conseguido la Alcaldía a pesar de los votos, y es posible que la deje al margen de los votos. Llámenlo justicia poética si quieren, pero Justicia a fin de cuentas.

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