Llegado un punto en la vida, creo que se llama madurez, uno asume su propia mortalidad como algo natural. Pasas de pensar que es algo que sólo les pasa a los demás y que es lejano a tenerlo a tu lado como compañía en este viaje que, nos guste o no, todos finalizaremos con mayor o menor gloria. Cuando uno enfoca la vida como un camino que nos lleva inexorablemente a la muerte, relativiza muchísimo casi todo. Dinero, poder, éxito, acumulación de bienes materiales… todo eso pasa a un segundo plano y se minora frente al concepto de felicidad, que no necesariamente va ligado a tener un Audi nuevecito en lugar de un Ford viejuno.
Elegir compañía para este viaje es como para casi cualquier otro. Lo importante es sentirse cómodos con quienes vienen con nosotros y vivir con cierta tranquilidad, compartiendo lo malo para llorar menos y lo bueno para reír más. Es una elección difícil, y no siempre sale bien a la primera. Sin embargo, dentro de ese enfoque vital hay varias formas de cambiar de rumbo. Desde luego, matar a la pareja y luego tirarse por el hueco de una escalera no es una de ellas.
El asesino de Santa Coloma de Queralt, en Tarragona, saltó ayer por el hueco de la escalera de un edificio; se suicidó mientras iba con la policía a hacer una reconstrucción de los hechos. Se había cargado a su mujer y decidió evitar así el negro futuro que le esperaba. La única cosa que hay que lamentar es que saltara después de matarla y no antes.
No acabo de entender a esta gentuza. Uno puede entender muchas cosas, y gracias a las películas que nos enseñan el punto de vista de los asesinos hasta es posible comprender qué se les pasa por la cabeza aunque no se comparta. Pero la cuestión es que si uno se va a pegar un tiro después de matar a quien un día amó, o eso decía, porque le hace la vida imposible, o eso dice, lo lógico debería ser que se pegara el tiro primero y dejara tranquila a la pareja y a sus hijos. Es otra forma de resolver el problema sin llevarse por delante a nadie.
Creo que tanta campaña contra el maltrato está bien, pero tal vez podrían enfocarla por ahí. “Si quieres matar a alguien, comienza contigo mismo”. Es un buen eslogan, pegadizo y nos ahorraría muchas lágrimas, aunque no faltará quien llore a estos cabrones. Hay gente para todo.
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