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miércoles, 11 de enero de 2012

Símbolos y demagogia

¿Se acuerdan ustedes de la polémica casa de la Plaza del Campo? A finales de los años 90, cuando Joaquín García Díez dejaba la alcaldía, la campaña electoral fue muy dura, y casi toda la polémica se volcó por una casa apuntalada en esa plaza. Hoy en día esa casa es el Centro de Interpretación de la Muralla (de pago) y la oficina de información turística del Ayuntamiento de Lugo, situada a menos de 100 metros de la oficina de información turística de la Xunta de Galicia. Será para hacer competencia.

Aquella casa fue un símbolo de la demagogia, ya que el Ayuntamiento estuvo muchos años intentando adquirirla pero, por uno de esos problemas de herencias que no sólo pasan en Galicia pero que aquí parecen más graves, fue un lío que tardó años en solucionarse y el tanto se lo anotó Orozco.

281120112296 Hoy día hay símbolos como aquel, pero falta que alguien (y donde digo “alguien” me refiero a la oposición) haga sangre con ellos. La casa apuntalada fue un icono del renacimiento del centro de Lugo con la peatonalización hecha por Joaquín, pero hay otros grandes iconos de los problemas que sigue teniendo nuestra ciudad. Por ejemplo, ¿reconocen ustedes la casa de la foto?.

Estarán de acuerdo conmigo en que da auténtico asco. Está rota, sucia, llena de pintadas, su estabilidad parece poco menos que precaria y la imagen que ofrece no es exactamente la que uno espera en una ciudad cuidada y civilizada, ¿verdad?.

Pues para sorpresa de muchos y hastío de algunos, esta casa está situada en la Muralla Romana de Lugo, Patrimonio de la Humanidad. Lo que oyen. No, no está situada junto a la Muralla, ni cerca de la Muralla, sino directamente en la Muralla. Literalmente. Es una de las pocas casas que quedan adosadas al adarve de la misma y que cuenta con el gran privilegio de tener salida privada al paseo más importante de nuestra ciudad, y así está, para mayor gloria del lucensismo de pataleta que ejerció Orozco hace no tantos años y que ahora brilla por su ausencia.

281120112298 Con la que está cayendo es obvio que no se puede pedir a la administración que se haga cargo, pero sí que obligue a los propietarios, tal y como marca la normativa, a tener en estado de revista sus propiedades. Saben ustedes que soy liberal, pero el liberalismo no implica el derecho a tener todo hecho unos zorros, ya que ese derecho, que sí existe de puertas adentro, colisiona frontalmente con el del resto de la ciudadanía a tener una mínima seguridad en sus edificios, e incluso una responsabilidad estética básica que permita no vomitar cuando uno pasea por la Muralla.

Por cierto, aprovecho para recordar a las administraciones aquella idea que ya propuse en su momento de utilizar una de estas edificaciones adosadas a la Muralla para instalar de forma discreta, estética y funcional un ascensor para permitir el acceso de personas con discapacidad al adarve. Mucho mejor que la barbaridad que nos proponen de hacer un ascensor en los jardines de la Diputación, que implican una agresión de difícil defensa contra nuestro principal monumento.

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