Lo de “zapatero a tus zapatos” todavía tiene tintes políticos, al menos hasta que nos vayamos olvidando de nuestro expresidente que, vista la velocidad a la que va esto, parece que en lugar de haber dejado el cargo hace cinco meses lo haya hecho hace cinco años. Hoy nos cuentan que el Real Automóvil Club de Cataluña, más conocido como RACC ha atacado el AVE gallego amparándose en estudios “técnicos” de “catedráticos y estudiosos” catalanes que nos dicen que el AVE en España es una ruina salvo uno, el Madrid-Barcelona. Casualidades de la vida.
Piden que el dinero que se va a destinar al AVE gallego se destine a objetivos “más productivos” como una red de transporte de mercancías en el Mediterráneo, es decir, entre Cataluña y sus presuntas colonias lingüísticas. A esto hay que unir que empresas y colectivos catalanes están, por lo visto, empezando a moverse contra el AVE gallego, y las críticas lanzadas por sus representantes en foros públicos, y no me refiero a un oscuro diputado marrullero, sino al Presidente de la Generalidad de Cataluña, que es ligeramente diferente.
Tengo amigos catalanes y no siento ninguna antipatía por ellos, pero reconozco que como colectivo tienen la costumbre de tocar bastante las narices al prójimo. Eso no quiere decir que mire mal a un catalán por el hecho de serlo, ni mucho menos, no sé si me explico, pero cuando los representantes de una comunidad dicen algo, nadie dentro de allí les contradice, y parece que los representantes sociales aplauden el argumento… pues qué quieren que les diga, no me hace gracia. Menos aún cuando el argumento me perjudica. Cataluña, como colectivo, está atacando el AVE gallego, y esto no es meter en el mismo saco a todos los ciudadanos de esa Comunidad, sino a sus altavoces públicos. No percibo malestar ciudadano por allí respecto a estas declaraciones.
Que se me diga que estamos en un momento muy malo y que hay que replantearse el tema del AVE porque no hay un duro para grandes obras, que se paraliza su construcción al igual que la del Gaiás, así como muchos otros gastos que puede haber por ahí y que no son absolutamente necesarios, es una cosa. Que me pidan que no gasten el dinero del AVE a Galicia para llevarlo a la zona más rica de España es otra. No es un tema de ausencia de dinero (según CiU) sino de dónde se invierte.
Yo creo que aquí hay gente que aún no se entera de muchas cosas. Una Galicia conectada por autovía con el resto de España desde hace dos telediarios está esperando como agua de mayo (es un decir, que estamos en abril y miren la que cae) una alternativa al coche particular que no implique pasarse 11 horas en un tren chuchú. Dicho de otra forma, ¡ahora nos toca a nosotros!
¿Que se han hecho inversiones absurdas? Desde luego que sí. ¿Qué pintan tres aeropuertos en Galicia? ¿Y tres universidades? Los localismos absurdos que han creado situaciones ridículas no pueden ser el argumento facilón para negarnos el pan y la sal. Cataluña tal vez debería revisar sus números antes de ponerse a dar voces sobre los gastos de los demás.
Les voy a dar un dato que seguro que les va a llamar la atención. Ahora que está tan traída y llevada la cuestión del gasto en las administraciones y que se nos pone sobre la mesa la fusión de municipios, todos los españoles ponen la lupa sobre su propio caso. Galicia, por ejemplo, tiene 315 municipios. Cataluña 947, es decir, más del triple.
¡Lógico!, es más grande y tiene mucha más población, ¿no?. Pues sí y no. Es decir, tiene más superficie y más población, pero no tanto que justifique triplicar las administraciones. Cataluña tiene 32.113 kilómetros cuadrados, Galicia 29.574. Cataluña cuenta con 7.539.618 ciudadanos censados, Galicia con 2.795.422. Un matemático mediocre les puede decir con un lápiz y un papel (uno bueno seguramente sin lápiz ni papel) que la media de los municipios de Galicia es más racional que la de Cataluña: son más grandes en superficie y, agárrense, tienen más ciudadanos. El municipio medio en Galicia tiene 93.89 kilómetros cuadrados frente a los 33.91 de Cataluña, y cuenta con 8.874 ciudadanos mientras que nuestros vecinos lejanos han creado un municipio para cada 7.962 catalanes.
Así que cuidadito con los números, que si nos ponemos tontos, nos ponemos todos.