Fuego en el paraíso

Tres técnicos, 18 agentes forestales, 24 brigadas, 14 motobombas, tres palas, siete helicópteros y siete aviones, y 286 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias están intentando apagar las consecuencias de la imbecilidad de uno o varios cabrones que han plantado fuego a las Fragas del Eume. Y mientras, la oposición diciendo que la culpa es de la Xunta (como si Feijoo estuviera de churrascada con sus conselleiros y dejaran las brasas mal apagadas) en lugar de cagarse en los muertos del desgraciado que plantó fuego a uno de los paraísos que quedaba en Galicia. Parece que no aprendieron nada del 2006 cuando, gobernando el bipartito, Galicia ardió por los cuatro costados.

Nuestra tierra tiene varios rincones que podrían dar para uno esos documentales tan espectaculares cuando los vemos sobre otras partes del mundo. Entre ellos y sin movernos de nuestra provincia tenemos, por ejemplo, la costa de Lugo con la Playa de las Catedrales o el Faro y el Semáforo de Bares al frente, el impresionante valle de Mondoñedo, la espectacular campiña de la zona de A Pastoriza, o el increíble paisaje del Cañón del Sil.

Fuera de Lugo tenemos otros sitios que rivalizan en belleza con nuestros más atractivos lugares, estando entre los más destacados el de las Fragas del Eume. No sé si conocen la zona. Yo, que veraneaba en Miño de pequeño y que estuve yendo varios años con mi abuela con una moto para hacerle los recados, de vez en cuando hacía escapadas a esa zona, que está a unos 15 kilómetros más o menos. De aquella, el que para mi es el punto central de las Fragas, el Monasterio de Caaveiro, estaba totalmente abandonado. Era misterioso, daba incluso algo de miedo, y tenía un encanto que pocas veces he visto en otros sitios.

Este monasterio, que es de entre los siglos X y XII según la tradición y las pruebas documentales respectivamente, fue incluso una vivienda de veraneo particular de un vecino de Pontedeume, que está a un tiro de piedra (si la piedra la tira Hulk, por lo menos) y luego quedó abandonada a su suerte, siendo saqueada por vecinos y visitantes. Yo la conocí en este último estadio, ya con la biblioteca destrozada, todo lo de valor arrancado y saqueado. Y aún así no perdió nunca el encanto del paraíso que era. No sé ahora cómo habrá quedado con lo del fuego, supongo que mal.

Es muy raro que la gente que viene a Galicia de mi mano no vea Caaveiro. El antiguo monasterio está en un alto lleno de desniveles que supongo que dificultaron mucho su construcción, pero que solucionaron con contrafuertes que dieron lugar a estancias subterráneas (que dan un poco de yuyu, la verdad). Desde allí se ve el frondoso bosque que lo rodea, y se adivina y se escucha el paso del río Eume mucho más abajo. A ese río, según la leyenda, tiró San Rosendo un anillo que le fue devuelto por Dios en la barriga de un pez, lo que era señal de que le perdonaba sus pecados. La leyenda se repite en muchos sitios de todo occidente, lo que pone en duda su veracidad o hace pensar que Dios tiene una importante falta de imaginación a la hora de devolver anillos.

Junto al monasterio también podemos visitar las ruinas del antiguo molino de los monjes, en una zona que difícilmente se puede alejar de lo que sería el paraíso primigenio. La mezcla de románico con barroco, elegante como pocas, también se deja ver en el vecino puente.

Ahora la Diputación de A Coruña hace visitas guiadas, que en mi opinión se cargan casi todo el encanto del lugar, pero que también ayudan a conocer el sitio y sus leyendas. Es lo que tiene el turismo organizado en rebaños. Han rehabilitado el Monasterio, o estaban en ello, y las manadas de turistas que iban a verlo podían disfrutar de las vistas desde la ventana de San Rosendo.

Todo esto es lo que se ha perdido o puesto en riesgo. Aún no sé a dónde ha llegado el fuego, pero por las noticias se ha acercado mucho a Caaveiro, suponiendo que no lo haya destruido. Y ha sido intencionado.

Quemar un bosque es un delito ecológico, económico y cultural. Galicia es su verde y sus bosques, y bastante daño le hemos hecho ya con nuestras carreteras, fábricas, urbanizaciones, parques industriales, naves, viviendas y estupideces varias como para encima plantar fuego a mala leche a lo poco que pueda quedar. Esto, además de un bosque, es un lugar histórico y una joya arquitectónica de nuestro pasado.

Si pillan al que le prendió fuego a las Fragas de Eume mi estómago me dice que pida una hora a solas con esa persona en una sala sin ventanas. Mi cabeza me dice que no, que pida una condena severa. Por terrorista ambiental y cultural. Por ser un hijo de puta, que si no es delito, debería serlo.