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viernes, 15 de junio de 2012

No sólo es el “cuánto”, también es el “qué”

Si no lo veo no lo creo. Me llega un correo electrónico del servicio de alertas del Ayuntamiento de Lugo (muy recomendable por otra parte aunque sólo sea para constatar las tonterías en que gastan nuestros impuestos) en que se me informa de que hoy viernes día 15 de junio es el “día mundial de la calceta en público”. Como lo oyen. Encima “en público” por si lo de la calceta en privado no era lo bastante risible.

Día mundial de la calceta en público ¿No hay 365 causas más nobles para desplazar este absurdo a, por ejemplo, el 29 de febrero para que se rían de nosotros sólo los años bisiestos? ¿Esta chorrada tiene presupuesto? ¿A cuánto asciende? También hay la posibilidad de que se trate de un “error de maquetación”, como el del anuncio, en mi opinión, presuntamente delictivo (creo que con estas precauciones no me pueden enchironar por decir lo que pienso) que el BNG hizo firmar institucionalmente a Besteiro.

informática para torpes Cuando pensamos que no nos pueden llamar imbéciles con menos disimulo nos vienen con éstas. Es como esos libros que editan para idiotas, y que encima lo dicen, y que encima corremos a comprar a las librerías. Esas guías de “Windows para torpes”, “Procesador de texto para Dummies” (dummies son tontos, por si no lo saben)… nos insultan y encima nos cobran por ello, y están aliviador porque saben que el lenguaje aceptado no sólo lo admite, sino que lo aplaude como un tema de frescura, en lugar de como la falta de respeto que es.

Los “días de” suelen ser tan celebrados como denostados. Los mismos que ven la nobleza de una causa, que por ello merece que le dediquemos un día, defienden que hay que dedicarles todos los del año. Que salgan a la calle con las huchas de la Asociación Española Contra el Cáncer un día al año merece todos nuestros respetos, pero como efecto colateral trae consigo que los demás días tengamos la conciencia impoluta por haber metido diez céntimos (en dos monedas de 5 que suena más) en la hucha de la señora que sacrifica su tiempo por una causa que, probablemente, nos toca a todos de cerca. Últimamente, además, hay tanta desgracia y pasan tantas cosas que no sabes ya a qué atender. La calle de la Reina es un hervidero de cuestaciones, venta de boletos, loterías, que si la del oro, que si la de los ciegos…, peticiones de firmas, limosnas y demás. Desafío a cualquier lector a ir de la Farmacia Central a la plaza de Santo Domingo sin una interrupción, es más fácil que Grecia nos preste dinero.

AECC Encima, por si fuera poco, las noticias sobre robos de carteras por parte de presuntas sordomudas que cuando las pillan con la mano en bolsillo ajeno empiezan a bajar santos en lenguaje perfectamente audible, de desfalcos de joyas de ancianitas por falsos inspectores de Gas Natural o de utilización torticera de firmas que uno entregó confiadamente a la ONU y se utilizan para que la Falange se presente a las elecciones (esto último es un decir, no tengo constancia del tema) hacen que pongas la directa y respondas con un “no, lo siento” si eres educado o un “a la mierda” si en tu casa no te enseñaron modales. Lo de la educación, encima, te pone a prueba. ¿No les ha pasado lo de “perdone, una pregunta” y que sea “me da una moneda”? Y tú pensando en cómo guiarle por el camino más corto a la estación de autobuses.

Ya sé que hay gente que sufre grandes desgracias y que no es para tomarse a chirigota a quien se ve obligado a pedir en la calle, pero no me toquen las narices, esos “pobres profesionales” que ves puntualmente repartidos en esquinas estratégicas, que llevan más años ahí que la torre del reloj del ayuntamiento, y a quienes no ves otra ocupación que darle a la litrona mientras extienden la mano me merecen un breve respeto. Nada que ver con la gente que realmente pasa apuros, que para llegar a fin de mes se ve obligada  a recurrir a una medida tan extrema como salir a la calle y depender de la buena voluntad de los demás.

Personalmente soy muy sensible a la gente mayor que pide, probablemente porque no tienen posibilidad de trabajar, ni aún intentándolo. Es injusto, lo sé, hay mucha gente que quiere trabajar y no tiene dónde, pero estos literalmente no lo tienen permitido. Probablemente por eso me enternecen más. Había una señora que veía por ahí (hace tiempo que no la veo, no sé yo…) que me producía una congoja terrible y siempre le daba algo. No sé si hay algo de cierto en las leyendas negras que hablan de millones en el colchón, pero qué quieren que les diga, o era muy buena actriz o la buena mujer lo agradecía de veras.

Parece que me desvío, pero no. A todas estas personas que se ven obligadas a recurrir a estos extremos, ¿qué les parecerá el “día mundial de la calceta en público”? ¿De verdad estamos tan atontados como para esto? Prioricemos, por favor. Si esta actividad ha costado un euro, es un euro despilfarrado. No sólo es el “cuánto”, también es el “qué”.

1 comentario:

  1. ¿Pero habrá algún Organismo Supra Nacional que otorgué los Días Mundiales o Internacionales? Porqué o si no, cada País, Autonomía, Ciudad, Ayuntamiento u Organismo puede crear su "Día Internacional del Bocadillo de Almejas"
    Y es curioso que googleando por "Día Internacional Calceta Público" los resultados de las búsquedas son solo de páginas de Galicia. Eso si, en Facebook existe y tiene su página http://www.wwkipday.com pero así cualquiera se monta su Día.

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