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viernes, 13 de julio de 2012

Serenidad parlamentaria


Andrea Fabra, hija del señor Carlos Fabra, la ha liado parda y le está quitando protagonismo a Rajoy en el tema de los nuevos recortes. Por si alguien que viva en una cueva no se ha enterado, la polémica surge cuando, tras la intervención de Rajoy, justo cuando anunció las modificaciones de las prestaciones por desempleo, se ve claramente a la Diputada, airada, diciendo algo que termina en un muy fácil de ver “que se jodan”.

Por supuesto el PSOE ha saltado como una hiena y pedido la dimisión de la diputada, por atacar a los parados. Ella dice que no lo dijo por ellos, sino por los propios socialistas. Queda abierta la veda a la opinión, aunque creo que sería bueno que alguien se sepa leer los labios nos dijera exactamente cuáles fueron sus palabras previas, ya que en el vídeo se ve que algo dice, pero no se sabe bien lo qué, ya que no se escucha.

El calor del debate puede disculpar muchas cosas, muchísimas, incluso algunas palabras malsonantes y quizás algún desliz. El problema es cuando ese desliz deja traslucir un prejuicio o un juicio de valor poco afortunado o, directamente, bestialmente injusto. Si es así, la dimisión es lo mínimo. Y si no se produce, el cese fulminante al menos del grupo (ya saben que el acta de diputada no se la pueden quitar).

Si eres diputada nacional del PP, hija de un conocido dirigente, y presumiblemente no has estado en el paro jamás porque papá te ha podido arreglar una meteórica carrera política a su sombra, queda feo que te permitas el lujo de soltar exabruptos en un lugar que se debería prestar poco a ese tipo de zafiedades. Incluso aunque tuvieras razón, que no sé si es el caso.

Todos los parlamentos del mundo pecan del mismo fallo, aunque a lo mejor no es tal. Evidentemente yo quiero gente educada al frente del país, pero también sería un poco preocupante que ante las medidas anunciadas, que son bastante drásticas, no hubiera una mínima reacción visceral por parte de nuestros representantes en forma de abucheos, aplausos, risas o lágrimas.

Curiosamente desde las bancadas del PSOE se mantuvo el tipo mucho más cuando se anunciaron todas esas cosas que cuando se dijo que se recortarían los liberados sindicales. Lógicamente, cuando a uno le van al bolsillo le duele más.

De todos los principios del Estado de Derecho mi favorito con diferencia es el del “in dubio pro reo”. Si no se puede demostrar la intencionalidad de las palabras de Andrea Fabra, vamos a tener que tragarnos que lo dijo por los rivales políticos del PSOE, aunque sigo insistiendo en que es clave que alguien nos aclare sus palabras previas. Desde luego, sí es evidente que se las dirigía a la bancada socialista, así que no tendría sentido que sus últimas palabras fueran hacia los parados, pero esto queda en causa abierta al debate.

Lo que me llamó la atención también fue la reacción de otros diputados. Si se fijan en el vídeo, dos escaños a la izquierda de la diputada (a la derecha según miramos nosotros) está uno de nuestros representantes por Lugo, Joaquín García Díez. Fíjense en su gesto: serio, consecuente con lo que se está anunciando. No estamos hablando de un debate que debiera provocar aplausos: Las medidas pueden ser necesarias, pero no son plato de gusto de nadie con dos dedos de frente, incluyendo al propio Rajoy que dijo varias veces que él mismo las había atacado anteriormente y que había prometido no hacer lo que está haciendo. Las circunstancias mandan y se puede comprender un cambio de postura porque el escenario es diferente, pero no que ese cambio sea con carcajadas.

Seriedad, sí. Sobran pitos y chillidos, quejas, aspavientos, fanáticos y exagerados. Es el momento de la gente seria, y de arrimar el hombro. El propio Rubalcaba estuvo en su lugar y admitió la mayor parte de los planteamientos de Rajoy. No lo vi gritar tonterías. Que cunda el ejemplo. Como el de Joaquín.

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