Como no creo en futurología, bolas de cristal y demás estafas, nunca imaginé que fuera posible ver el futuro. Sigo pensando que no es posible, aunque sí podemos entender que con una serie de pistas más o menos fiables uno sepa hacia dónde van los tiros, como son los casos tan simbólicos de H.G. Wells o el más popular Julio Verne.
A estos gigantes de la predicción tenemos que sumar ahora a Pachi Vázquez, cuyo discurso electoral es lo que hará el PP tras las elecciones. La amenaza velada y el recurso al miedo a “lo que viene” es efectivo, puede funcionarle perfectamente, sobre todo porque ya se ha visto que en Madrid Rajoy ha tenido que hacer lo que decía que no quería hacer, así que ya me dirán la fiabilidad de las campañas electorales.
El problema que tiene Pachi, sin embargo, es que su argumento es fácilmente retornable, como las botellas que se echan al contenedor azul. Alguien, malintencionado o no, puede recordarle que la campaña del PSOE en el 2007 fue “por el pleno empleo”, y creo que eso no merece mayor comentario. La hemeroteca es peligrosísima, porque se vuelve contra uno en cuanto menos se lo espera.
Por otra parte, también se puede argumentar que cuando la oposición pretende derribar a un gobierno, lo suyo es utilizar lo que ese gobierno ha hecho mal, no lo que “puede que quizás haga, tal vez, si vuelve a gobernar... o no”. ¿No refleja ese recurso al futuro una inexistencia de argumentos en el pasado? Si Feijoo lo hubiera hecho tan mal, probablemente estarían dando la matraca con eso, así que mirando desde el otro lado de la brújula si no utilizan como argumentos sus errores de estos años es porque no serán tan graves como para hacer pivotar la campaña sobre ellos.
Sin embargo no sólo Pachi tiene problemas para dar razones que hagan que el votante se lo tome en serio. La campaña que ha lanzado Beiras en la entrevista que ayer le publicó a toda página La Voz de Galicia es para preocuparse. A la pregunta de cómo se repartiría el gobierno si Feijoo pierde la mayoría absoluta, Beiras contesta que eso le da igual, que no es momento de pensar en esas cosas, sino únicamente de derribar al PP. Es decir, que no tienen ni idea de qué quieren hacer, ni con quién, ni cómo, sólo quieren que Feijoo pierda y se ponga cualquier otro a gobernar de la forma que se le pase por la cabeza. Un programa electoral tranquilizador.
Vale que el adelanto electoral se daba por cantado en muchos sitios (yo ya saben que decía que no me parecía lógico, pero oigan, la decisión ni es mía ni creo que tuviera mucho peso mi opinión sobre Feijoo) pero da la impresión de que los ha pillado con el pie cambiado a todos, porque al menos por ahora están haciendo unas precampañas de chiste.
Están más preocupados por hacer unas listas en que se repartan los escaños “con bicho” (es decir, los que tienen alguna posibilidad de conseguir vivir de la sopa boba durante cuatro años) que de hacer una propuesta de futuro. También hay que reconocer que esto no es nada fácil, ya que primero quieren ver cómo quedan los escaños para ver si pueden formar pentagobierno.
Resumiendo, que primero vote y después pregunte. No tengan la osadía de pretender votar a unas personas que presenta un programa. Ejerzan el “voto negativo” que no es a favor de nadie, sino en contra de alguien. Es un sistema que puede dar sus frutos a corto plazo, incluso a medio, pero que a mi, personalmente, me preocupa como sistema de gobierno. Es lanzarse al vacío sin saber si hay agua o no porque donde estamos hace calor. Tal vez sea mejor aguantar un poco más de calor, no sea que nos peguemos contra los ladrillos del fondo de la piscina.
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