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lunes, 29 de octubre de 2012

La caridad como delito

Mencionar a Amancio Ortega en Galicia es hablar del Rey Midas. Bueno y fuera de Galicia también porque el señor otra cosa no, pero oro tiene para dar y tomar. Y lo da, que es lo bueno. Supongo que se habrán enterado, y si no se lo cuento yo. La fundación de Amancio Ortega acaba de darle 20 millones de euros (más de 3.300 millones de pesetas, que suena a más pasta aún) a Cáritas. 

¿Quién puede criticar un gesto tan noble y desinteresado? ¿Nadie? ¡Qué equivocados están ustedes!, que no se enteran, ¡que esto es España!, donde ninguna acción queda sin su merecido castigo. Resulta que un importante sector de este país, encabezado por la izquierda y personalizado en gente de cierta relevancia como Lucía Etxebarría y un montón de “diarios digitales” y “confidenciales” varios, están poniendo verde al señor Ortega. Lo que leen. 

¿De qué se le acusa? Pues de varias cosas: la primera es poner en duda su “generosidad” ya que nos cuentan que ese dinero desgrava y que está muy bien tratado fiscalmente. La segunda es que Ortega “deslocaliza” empresas y tiene fábricas en la India y otros países donde hay niños en sus factorías, y las personas que trabajan para él en Galicia están asimismo explotadas. También, aseguran, tributa en Irlanda porque es más beneficioso que España. Vamos, que su caridad es fruto de una larga serie de delitos.

Las fuentes que cita la señora Etxevarría en un “artículo-denuncia” son totalmente fiables: habla de las "realidades" narradas por http://mulheres.causaencantada.org o http://galiza.indymedia.org. Como todo el mundo sabe si lo dicen un par de webs tiene que ser cierto. Por curiosidad he entrado en dichas páginas y ninguna funciona. Supongo que porque no pueden demostrar lo que dicen y han sido cerradas o, siguiendo la teoría de la conspiración, porque el infinito dinero de Ortega ha sido utilizado para sabotearlas. 

Ahora hablando en serio: no conozco a Amancio Ortega personalmente, ni tengo referencia alguna sobre sus políticas de personal en las fábricas. Las únicas personas que conozco que trabajan para él hablan muy bien de la empresa, y no tengo más punto de apoyo que ese para valorar si este señor es el diablo encarnado que nos relata doña Lucía. Tampoco me ha dado ninguno de sus muchos millones para que hable bien de él. 

Lo que tengo claras son dos cosas: que en España hay más envidiosos que en el resto del planeta juntos, y que el señor Ortega, sea cierto o no lo que Etxevarría cuenta de él, no tenía por qué dar esa pasta a Cáritas, lo ha hecho porque ha querido. 

Evidentemente salvar a un niño de morir ahogado en el mar no exime de responsabilidad a un asesino múltiple, pero al menos es evidente que tiene más mérito que quedarse en la orilla a salvo viendo cómo se ahoga el nene. Aquí pasa un poco lo mismo. Si quieren criticar a Amancio Ortega por sus políticas de personal a nivel internacional me parece de fábula (siempre que se apoyen en algo más que un par de webs, la verdad), pero no soy capaz de entender que su ira se desate cuando leen que regala dinero a causas benéficas. 

¿No tendrá eso algo que ver? Si hubiera dado el dinero al sindicato del asaltante de supermercados o a cualquier otra organización de ese tipo (“contratando” sus servicios, por ejemplo para “dar cursos” y así “mejorar su formación”), ¿saltarían como hienas?... ¿Por qué será que lo dudo? ¿Qué hay en mi desconfiada naturaleza que me hace pensar que tiene mucho que ver que el receptor del dinero sea un brazo de la Iglesia Católica? Porque recordemos que Cáritas no es una organización privada más, es de la Iglesia. 

A mi, personalmente, esto me suena a caza de brujas producida por el escozor irracional que alguna gente tiene a todo lo que huela a crucifijo. Yo no soy un férreo partidario de la Iglesia como institución, más bien al revés, y si me apuran me cuesta entender por qué se permite a una organización como esa mantener actitudes sexistas con total descaro. Pero eso es una cosa y otra muy diferente criticar la labor social que se hace en nombre de Dios por miles de personas bienintencionadas y que entregan su tiempo y esfuerzo a los demás. Somos muy dados a confundir las cosas, y aquí hay una evidente identificación de culo y témporas por parte de doña Lucía y sus palmeros. 

Se acusa al dueño de Inditex a hacer con esto una campaña publicitaria. Pues si sirve para que cunda el ejemplo es digno de mencionar, sí. Además imagino que en Cáritas estarán encantados porque esa publicidad también les da a ellos una imagen de fiabilidad tremenda, que nunca viene mal ser elegidos como los destinatarios de ese dineral. 

Amancio Ortega ha dado sus 20 millones a través de una fundación, pero los ha dado. Si le desgravan un 25% quiere decir que ha dado 15 millones, que es bastante más que cero y muchísimo más de lo que haya dado doña Lucía Etxevarría salvo que sea una especie de generoso tío Gilito del que no se sabe nada. Si ha obtenido el dinero haciendo cosas mal, que se denuncien esas cosas, pero no una donación. 


¿Saben lo que creo que escuece mucho? Que este tipo de actos son bastante más efectivos que muchas de las campañas que encabezan estos “solidarios” de pacotilla, y que ayudan a lavar la imagen de algún millonario, lo que es casi casi pecado de lesa majestad en este país en que la generosidad es propiedad exclusiva de unos progres de cartel. Si no hay por medio un concierto benéfico de Sabina (¿los hace?) o una cena de premios Planeta en que se recaudan unos euros, no es lícito. 

Pues miren las cosas no están como para andar despreciando la caridad a la antigua usanza. Digan lo que quieran del señor Ortega, y si hace algo malo que pague como cualquiera, pero nadie le obligaba a dar esa pasta, y la ha dado. Eso es incuestionable y no puedo evitar pensar que Lucía Etxevarría y quienes atacan ese acto son, en mi opinión, una panda de idiotas.

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