Toca hablar de elecciones. No me
gusta, ya que este blog es “desde Lugo”, pero ya saben que estas autonómicas no
son sólo autonómicas, sino que se leen por todos en clave nacional. El rollo
que se trajo el señor Mas con lo del soberanismo, la independencia y esas cosas
no le ha ayudado a subir a él en escaños, pero quizás sí ha desviado parte de
su voto a otras opciones como ERC o CUP, que no sé muy bien quiénes son pero
son independentistas como los otros.
Me sorprende un poco el triunfalismo
que se vio ayer en algunas caras, sobre todo en el PP y en Ciudadanos, que
interpretan que la caída del voto de Artur Mas ha sido la derrota del plan
independentista catalán. En mi opinión no ha sido así. Si ustedes suman los escaños
de CiU, Izquierda Republicana de Cataluña, ICV-EUiA y CUP (Candidatura d'Unitat
Popular), que eran los partidos que abanderaban con mayor o menor disimulo el
discurso catalanista, les salen 87 diputados. Sin embargo la adición de PP,
Ciudadanos y PSC (siendo generosos aquí al poner al PSC como partido “nacional”)
sólo da 48 escaños. Es decir, que las fuerzas más proclives a la separación, o
como mínimo al alejamiento del resto de España casi llegan a los 2/3 del
Parlamento Catalán. No veo motivos para la alegría.
Si hacen la lectura separando de
izquierda a derecha, y poniendo a Ciudadanos a la derecha (no sé muy bien
porqué, no tengo claro dónde meterlos) la cosa quedaría en 79 de derechas (CIU,
PP y Ciudadanos) y 56 del resto, que se supone que son el arco izquierdo.
Es decir, que Cataluña sigue
siendo mayoritariamente de derechas y tirando a la separación. Ya sé que es una
lectura muy particular que hago yo, pero qué quieren que les diga, aquí el que
firma esto es un servidor así que no me vengan con fantasías de otro tipo, es
mi opinión y para análisis triunfalistas del modelo estatal mejor se leen la
prensa nacional de derechas, que estará encantada.
Artur Mas ha bajado escaños
porque se le ha olvidado, creo yo, meter en sus cálculos un detalle: si cantas
las alabanzas al soberanismo la gente vota al soberanismo. Pero claro, resulta
que hay otros partidos más “soberanistas pata negra” que el tuyo, con lo que
estás haciendo campaña para otros. Es como cuando en las elecciones municipales
del 2003 para que no ganara Manuela López Besteiro la candidata del BNG, Branca
Rodríguez Pazos, se puso a cantar las excelencias de Orozco. Pues la gente votó
a Orozco y ganó por absoluta. Las campañas electorales sí sirven para algo. A
veces para hundir el propio barco.
De todas formas, el señor Mas
quizás también ponderó mal sus triunfos y pensó que a los catalanes se les
puede manejar a lo tonto. Lo de disfrazar los problemas internos, los recortes
bestiales y el cierre de hospitales con un discurso de neoindependentismo no
coló demasiado. Quizá vio a Feijóo y pensó que él tampoco tendría desgaste, y
patinó vilmente por dos motivos: el primero es que los gallegos tenemos
familiares fuera de aquí y vemos cómo está el de Piedrafita para allá, y es
desolador, mucho más que aquí. El segundo es que Feijóo no presentó un proyecto
absurdo como cortina de humo, sino que siguió la estela que llevó a Rajoy a la
Moncloa, una mezcla entre vender prudencia y el KO técnico del adversario, que
estaba a lo suyo y así le fue.
A mi el resultado en Cataluña no
me gusta, me preocupa profundamente. La subida del independentismo no es para
tomársela a coña, porque en el fondo todos sabemos que Mas no quiere la
independencia, sino usar esa tecla como argumento para sacar más pasta de
Madrid. ERC es otro cantar. Ahí sí van a por todas, y han duplicado
representantes.
El independentismo ha fraccionado
mucho su voto, con agrupaciones nuevas que han salido de la nada. También ha
quedado reducido a la nada el papel de UPyD, que obviamente en Cataluña tenía
poco que rascar.
En cuanto al PP y el PSOE, que
son los que tenemos por aquí, uno está medianamente satisfecho (el PP) por
haber subido un diputado a pesar de los pesares (el malvado Rajoy apretando a
Cataluña y las tijeras de Madrid) y el otro estará temblando tras caer 8
diputados en una comunidad donde gobernó desde el 2003 al 2010, por mucho que
vendan la “dulce derrota”. Pasar de 52 escaños a 20 en una década no es dulce
para nadie.
En fin, que podría haber sido
peor, pero yo, personalmente, no estoy muy contento con el resultado de las
elecciones. Quiero poder seguir viajando a ver el Parque Güell sin pasar
fronteras.
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