“El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá que volver a llenarse, la deuda pública se tendrá que reducir, la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse, para que Roma no entre en la bancarrota. El pueblo debe otra vez aprender a trabajar, en vez de vivir de la asistencia pública". Estas palabras son de Cicerón, quien las escribió en el año 55 antes de Cristo. Dos mil y pico años después vuelven a estar de plena actualidad, y si las hubiera pronunciado Rajoy (cambiando Roma por España) a nadie le habría sorprendido. Eso sí, le habrían montado un sindios por decir que “la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse” por insolidario y cosas peores.
Obviamente no porque Cicierón dijera una cosa tenía que ser así. El propio sabio dejó escrito que "no hay absurdo que no haya sido apoyado por algún filósofo", con lo que reconoce el principio básico de que todo hay que ponerlo en duda. El bueno del hombre también pensaba que la tierra era plana así que no es que sea tomarse todo al pie de la letra, pero es diferente el tema científico del político o del filosófico. La filosofía ha hecho cosas raras (véase Nietzsche), pero sigue bebiendo de fuentes milenarias que no han cambiado ni una coma.
Otra cita de Cicerón nos recuerda que "tiempos duros exigen medidas duras", y en eso estamos. Lo malo es que aunque esto es difícilmente discutible por nadie lo que varía es apreciar cuáles son las “medidas duras” que hay que tomar. Obviamente España estuvo varios años dando tumbos que nos están saliendo carísimos, y aunque parece que Rajoy lleva gobernando diez años, acaba de cumplir su primer aniversario como Presidente del Gobierno. Parece que ya nadie se acuerda del “Plan E”, que se acaba de revelar, para quienes no lo supieran, como inútil para su fin (vamos que fue quemar el dinero), de los 400 euros o de muchas chorradas que se hicieron a cota del erario público a crédito.
Lo peor de la etapa de Zapatero, en mi opinión, no fue que tirase un dinero que teníamos ahorrado para los malos tiempos, sino que tiró un dinero que no teníamos, que pidió prestado. El gran problema de los créditos es que hay que devolverlos, y no es lo mismo meterse en una hipoteca para comprar un piso, o en un préstamo para pagar la carrera a un hijo, que hacerlo para pagarse un viaje, comprar un reloj de oro o cambiar de coche porque el que tenemos “no mola”. Hay prioridades.
Pero estamos instalados en el tremendismo permanente, y pase lo que pase hay un sector que va a poner el grito en el cielo contra “los políticos” porque es mucho más cómodo criticar que echar una mano. No comprendo, por ejemplo, que quienes se pasan el día gritando que “los políticos” cobran demasiado critiquen que los diputados de Castilla la Mancha cobren a partir de ahora, dietas incluidas, unos 1.500 euros al mes en lugar de los 3.600 euros que venían percibiendo.
Les diré que yo sí critico esa medida, pero no porque piense que “ya pondrán el cazo”, que son cosas que uno lee por ahí, sino porque no creo que la solución sea buscar gestores de saldo, sino buenos gestores, que no es lo mismo. El problema, en mi opinión, no es cuánto cobra un diputado, sino a quiénes se elige para el cargo en muchas ocasiones. Para mí, gente como Leire Pajín cobraría 1.500 euros de más al mes si cobrara 1.500 euros al mes por lo que hacía.
El 2012 no ha acabado el mundo, pero puede que sí se haya terminado una forma de verlo o de vivirlo. No seremos los mismos después de la crisis, igual que nos cambió el 11-S a nivel global y el 11-M a nivel nacional. Las grandes tragedias dejan secuelas, y nosotros aún estamos metidos hasta el cuello en un grave problema nacional, pero no ayuda estar todo el santo día regodeándonos en la desgracia. Evidentemente no hablo de quienes están en paro, que son legión, o quienes sufren un ERE, una situación complicada… sino de los demás, los que siguen manteniéndose a flote y que, curiosamente, parece que son los que más vociferan.
Ese no es el camino de la curación. Cualquier médico les dirá que la actitud es clave frente a casi cualquier enfermedad, pues aquí pasa lo mismo. Ya, ya lo sé, con alegría no se cura un cáncer, pero la depresión desde luego no ayuda lo más mínimo. Esto es similar, no hace falta estar todo el santo día dándole vueltas a las desgracias y a lo mal que va todo.
Así que tengamos fe en que el 2013 venga algo mejor, que por lo menos sea un año en que empiecen a dar resultado algunos de los muchos sacrificios que estamos haciendo colectiva y particularmente, y, sobre todo, el año en que quienes todos los días se levantan sin tener a dónde ir a trabajar empiecen a encontrar un puesto que no sólo es una forma de cobrar una nómina, sino una forma de vivir, en el pleno sentido del término.
Es complicado pedir fe, pero al menos intentemos llevar esto con cierta tranquilidad. Termino con otra cita de Cicerón que ilustra la actitud que parece que defendía ante la adversidad: "esperemos lo que deseamos, pero soportemos lo que acontezca" Cicerón dixit.