Si han visto Amadeus quizás recuerden que tras lograr Mozart que el emperador le permitiera representar Las Bodas de Fígaro (basada en un libreto prohibido en la época por revolucionario) su alegría se convirtió en ira cuando éste, aburrido (la ópera dura cuatro horas) bostezó en el estreno y esta obra maestra fracasó. No sé si esto fue real o una de las licencias que se tomó Milos Forman para crear esta película (si no la han visto, háganlo, es perfecta), pero para el caso me vale como inicio del blog de hoy.
A veces lo que parece una victoria se torna en derrota con una facilidad pasmosa. Les pongo un par de ejemplos reales y otro de lo que se nos puede venir encima.
Primer ejemplo: el Tribunal Constitucional de Portugal declara no conforme a derecho parte de los recortes hechos por el Gobierno de ese país. Salen en tromba muchos españoles a decir a Rajoy que tome nota, porque no se pueden hacer así las cosas y todo eso. Al día siguiente los vecinos anuncian por boca de su presidente (que me recuerda a Pachi López pero con más años) que van a hacer más recortes para compensar el tropezón judicial. Vamos, que les ha salido el tiro por la culata, ya que si no quieres caldo, dos tazas.
Segundo ejemplo: el Tribunal Supremo admite a trámite el recurso del PSOE contra la absolución de Camps por un tribunal popular. La otrora gloria judicial socialista se convierte en fracaso cuando nuestro más alto juzgado dice que no, que la sentencia estaba niquelada y que este señor es inocente de todo lo que se decía de él. Ahora a ver quién le devuelve la honra y el cargo de Presidente de la Comunidad de Valencia al que renunció por presiones de propios y extraños. Lo de Camps es para escribir una tesis doctoral porque si les soy sincero pienso que su mayor delito es sonreír mal. Qué quieren que les diga, a mi no me gusta cómo lo hace, pero eso no quiere decir que tenga que ir a la cárcel porque "tiene mala pinta".
Tercer ejemplo, el del futuro: Desde sectores poco amigos del PP se vio como un triunfo que el juez Ruz consiguiera hacerse con el caso Bárcenas como parte del Gürtel. Verán, esto es como sigue, por si no se han enterado: el juez Ruz es el que lleva lo de Correa (el caso Gürtel); la fiscalía abrió diligencias por los famosos papeles de Bárcenas y este juez no vio conexión entre ambas cosas. Pero entonces aparece Izquierda Unida y pone una denuncia ante los juzgados por ese tema (los papeles) y le toca al juez Bermúdez, que se hizo famoso, además de por sus sombreros de ala ancha, por llevar el tema del 11-M. En ese momento Ruz cambia de opinión y reclama el tema de Bárcenas para sí, y la Audiencia Nacional le da la razón.
Pero que Ruz haya logrado que el caso de los papeles de Bárcenas sea parte del Gürtel, aparente victoria del movimiento anti-pepero (aunque Bermúdez tampoco es que tranquilizara mucho al PP, por lo visto), se puede volver contra esta corriente, ya que si, como se está estudiando, por un tecnicismo (escuchas ilegales, en principio) se desestima el caso de Correa el tema de Bárcenas también se quedaría en nada al reconocerse que uno viene del otro. Habría sido mejor que cada caso siguiera su curso por separado y así, por lo menos, dejar abierta una línea de investigación independiente de la otra para poder pillar a alguno de los presuntos mangantes.
Por todo esto creo que es
importante ser prudente y cuando se habla no hacerlo en base a oportunismos
políticos o criterios marcados por la “actualidad”, que por otra parte dura lo
mismo que un cubito de hielo en el Sáhara a mediodía, sino a principios. Sí, ya
lo sé, soy un inocentón, pero los principios tienen una ventaja enorme, que son
más difíciles de cambiar (aunque no imposible, todo el mundo puede evolucionar)
y no tienes que recordar lo que dijiste anteriormente porque no es una cuestión
de dialéctica sino de exposición de ideas. Esto sucede muy escasamente, pero
creo que es el objetivo a perseguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.