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miércoles, 15 de mayo de 2013

Bajo sospecha

En contra de mi política de esperar a la sentencia para darle vueltas a un tema judicial, creo que las acusaciones que contiene el auto de la jueza Pilar de Lara, en que afirma su convicción de que Orozco ha recibido, junto a Liñares, los famosos sobres con 2000 euros mensuales, merece algún comentario. Con la creencia en la honradez de Orozco me pasa lo mismo que con mi convicción sobre la permanencia de la Casa Real: se mantiene pero cada vez con menos energía. 

Sigo manteniendo que Orozco no debe dimitir (no creo que tarden mucho en salir voces en ese sentido) si es inocente, cosa que sólo saben unas cuantas personas incluido él. La presunción de inocencia se ha de mantener sea cual sea el delito, y salvo que existan pruebas públicas y tangibles, cosa cada vez más difícil de creer en esta época en que una foto puede ser trucada con una facilidad asombrosa. 

Pero el auto de la jueza deja un margen bastante escaso a la imaginación. Afirma con una rotundidad absoluta su convicción de que en la trama de las empresas concesionarias de la grúa y la ORA la mano negra de Liñares contaba, no sólo con la aquiescencia sino con la complicidad directa del señor López Orozco. 

Quienes afirmaban que Camps era un cadáver político porque los jueces decían ciertas cosas en sus autos son, curiosamente, los que hoy afirman que respaldan a Orozco y ponen la mano en el fuego por él. ¿Qué pasaría si se demostrara su culpabilidad con todas esas personas? ¿Se irían a la unidad de quemados urgentemente? 

Supongo que el reciente apoyo de Orozco a Besteiro para las “primarias” (mira que me cuesta llamarlas así) del PSOE gallego se puede convertir en un arma de doble filo. Está muy bien que te apoyen, pero si el que lo hace está bajo la alargada, y difícil de lavar, sombra de la sospecha… ya no es exactamente lo mismo. 

El Presidente del PSOE gallego, alcalde de Lugo, está bajo la lupa de la justicia, y parte del problema al que se enfrenta es la lentitud judicial. Llevamos diez años dando vueltas a la “operación Muralla”, y aún estamos así, a la espera. 

A ver lo que tardan con esto. Espero que poco, sea en el sentido que sea, porque la ciudad no puede estar cruzada de brazos mientras abrimos los telediarios una vez más.

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