Cerca de 25.000 euros (24.831 para ser exactos) se va a gastar el Ayuntamiento en arreglar la selva amazónica que se le ha criado en la ventana arqueológica de San marcos. No está nada mal, algo más de cuatro millones de pesetas para sacar unos hierbajos, en una instalación que se inauguró hace un año. Según se aseguró desde el gobierno local se contratará a una nueva empresa, especialista en este asunto, para poner la ventana en orden.
Lo sorprendente es que no se exija responsabilidad alguna a la empresa que originariamente hizo la “puesta en valor” de los restos, a los que imagino que han dañado más las raíces de las plantitas que haber estado un par de siglos más bajo tierra. Recuerdo cuando Orozco, no hace tanto, cargaba tintas contra la Xunta (ahora que está en manos ajenas, claro, cuando era del PSOE no decía nada) por la vegetación en la Muralla. Si es grave lo uno, es grave lo otro, porque si la proporción del problema es diferente también lo es la de la solución.
¿Qué clase de contratos se hacen desde el ayuntamiento? ¿Se gasta el dinero alegremente contratando a Pepe Gotera y Otilio para hacer una chapuza y luego, cuando da problemas, se recontrata a la seria, a la que se tendría que haber adjudicado el tema desde el principio?
También sorprende que se vayan a gastar esa millonada en una cosa semejante. No les diré que un tío con un sacho lo pueda solucionar, porque esas cosas hay que tratarlas con cuidado, pero tampoco estoy yo muy convencido de que esa cifra sea proporcional a la medida y, en todo caso, debería pagarla la empresa que hizo mal la obra.
“Es que no sabían que iba a pasar eso”, podrían decirnos. Pues entonces no haberse metido en camisas de once varas. Si te contratan para un tema de arqueología se supone que sabes lo que haces y, “Manolete, si no sabes torear ¿pá qué te metes?”.
Y mientras tanto los turistas, en pleno mes de julio, admirando los jardines colgantes de San Marcos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.