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jueves, 31 de octubre de 2013

Obstrucción a la justicia

Aunque uno dejó la religión porque le cuesta creer en cosas, ya no sólo sin pruebas si no sin un fondo teórico más o menos lógico, sigue siendo creyente en otras cosas, entre ellas la justicia. Pero al igual que las dudas me asaltaron al ver las barbaridades que pasan en el mundo y no encontrarles encaje en la idea de un Dios bondadoso, están poniendo a prueba día tras día la fe que se puede tener en el sistema judicial con las cosas que ves.


Primero fue el tema de Estrasburgo, una sentencia técnicamente impecable pero que tiene unas consecuencias desastrosas por la aplicación de nuestro propio derecho. Tan grandes han sido estos efectos “secundarios” (las comillas son porque de secundarios no tienen nada) que se ha alimentado la teoría paranoide de la conspiración sobre pactos con ETA y cosas por el estilo, como si estuviera en la mano de nuestro actual gobierno, o el anterior, influir en el tribunal de derechos humanos. Ya les gustaría.

Pero en escala local, que a fin de cuentas ya saben que a mí es lo que me apasiona, nos encontramos con otra versión del absurdo jurídico en el sainete montado en la trama de presunta corrupción que envuelve a, nada menos, que el Alcalde de Lugo e importantes figuras de su gobierno como era el señor Liñares.

Los hechos son los siguientes: uno de los socios de Liñares, Miguel García Gesto, tenía una empresa de publicidad llamada Artenosa que se llevó crudos unos jugosos contratos para poner anuncios en los buses urbanos en la época en que Liñares era omnipotente en la administración local. La jueza Pilar de Lara está investigando el tema dentro del voluminoso expediente de presuntas tramas de corrupción municipal.

En agosto, el señor García Gesto y su madre estaban cenando en el centro (impecable gusto, por cierto) y se encontraron con un grupo de amigos entre los que estaba la jueza, y acabaron, literalmente, a bofetadas, por iniciativa del señor García Gesto. Pues, pásmate, ante un pleito por agresión el abogado del atacante pidió la recusación de Pilar de Lara en el tema del Pokemon… y ganó, con lo que la jueza se tiene que abstener de entrar en el tema en lo que atañe a García Gesto.

Contado así suena a cachondeo, pero es cierto. Con lo que si te toca un juez del que sabes que es duro, sólo tienes que buscarlo un día que estés de vinos y montarle un buen cirio, con agresión incluida, con lo que tienes la recusación garantizada. ¡Alegría!

De todas formas, vamos a poner las cosas en su sitio. Lo primero que hay que aclarar es que Pilar de Lara no va a sentenciar a nadie, ni a Orozco, ni a Liñares, ni a García Gesto. La jueza está únicamente instruyendo el caso, lo que viene a ser hacer la investigación y esas cosas, pero será otro juzgado (el de lo penal o la audiencia provincial) quien examine esa investigación y dicte sentencia en su caso. Así que todo ese rollo de la persecución judicial se diluye afrontando que esta buena señora no va a mandar a nadie a prisión, salvo la preventiva, como es lógico.

La segunda cuestión a tener en cuenta es que la recusación le puede salir muy cara a García Gesto. Primero porque para que haya tal figura tiene que haber una “enemistad manifiesta”, cosa que aquí no sucede según el juzgado, o un pleito pendiente, lo que sí se da, y ahí está el nudo gordiano del asunto: que el ataque a un juez vaya a ser sentenciado por otros jueces no te garantiza pero sí te da muchas papeletas para una condena dura. ¿Corporativismo? Tal vez, pero en este caso creo que es el más elemental sentido común.

La justicia ha de ser ciega. Obviamente en ciudades como Lugo es, como mucho, muy miope, ya que es fácil que nos conozcamos todos. Los jueces en ciudades pequeñas tienen complicado alternar por ahí con amigos, ya que tarde o temprano, y más si los amigos son abogados, es probable que acaben viéndose en su propia sala y eso crea problemas.

Personalmente soy un convencido de ciertas doctrinas que son los pilares del Estado de Derecho: la presunción de inocencia, la irretroactividad de las normas desfavorables, la objetividad de los jueces, la proporcionalidad de las sentencias y el imperio de la ley.

Como teoría todo el mundo suele estar de acuerdo (me refiero a gente que sabe de lo que habla, no a la conversación del bar) pero cuando se dan paradojas como la actual, la que hace que un acusado pueda recusar a un juez por el sistema de liarse a bofetadas, te tienta replanteártelo. 

Pero no, la respuesta dada es la correcta: se acepta la recusación y le cae una condena adicional por agresión, atentado contra la autoridad y, aunque no creo que sea aplicable en este caso, no estaría de más ese que sale tanto en las películas: “obstrucción a la justicia”.


miércoles, 30 de octubre de 2013

La mayoría de edad intermitente

Es curioso que para fumar tengas que cumplir los 18 años pero que para echarte una escopeta al hombro y liarte a tiros por el monte te llegue con 14 años. “Tienes que ir acompañado de un adulto”, te razonan. Pues vale, entonces que te dejen fumar si estás con un colega de 18 años. 

Lo del tema de la mayoría de edad es un asunto espinoso. Para empezar no todo el mundo evoluciona igual, y cada vez se da más la figura del “adultescente”, que es la gente que con treinta años bien cumplidos sigue haciendo la misma vida que cuando tenía 17. Por otra parte es obvio que en determinados ámbitos la evolución es más rápida, y sobre todo en la zona rural, por aquello de que la vida es más dura y se trabaja bastante más, se alcanza la edad adulta mucho antes. 

Aquí hay mucho que rascar. Por ley está prohibido el trabajo de menores, con la excepción de los espectáculos (lo cual no deja de ser de un cinismo extraordinario), pero es una ficción en ciertos lugares. Lo de ir a “muxir as vacas” desde muy pequeñito, igual que trabajar en el campo es un trabajo bastante más duro que muchos de los que se pueden hacer en otros ámbitos, y se hace sin mayores problemas. 

También se permite trabajar a menores cuando interesa. ¿Qué sería de las series de televisión sin el niño resabiado que suelta frases ingeniosas dignas del propio Groucho Marx? ¿O del anuncio de coches con niña repelente que exige a sus papás que compren tal marca porque lo dice ella? ¿Y los programas de Bertín Osborne en que se ríe forzadamente de las “cosas de críos” que los guionistas diseñan con tanto cuidado? Es curioso que se permita a niños de pocos años participar en esto, a cambio de una generosa minuta que cobran sus papás, pero se impidan otro tipo de trabajos porque son algo malo. 

No se me asusten, que no estoy pidiendo que se legalice el trabajo de los menores, ni que nos monten en España fábricas de zapatillas con críos de 10 años cosiendo. Lo que estoy intentando explicar es que con el tema de la mayoría de edad somos muy elásticos cuando nos conviene. 

Cuando yo era pequeño (espero no meter a nadie en un lío con esta revelación) echaba una mano en el restaurante familiar haciendo recados. A los 13 o 14 años más o menos ayudaba ya con el uniforme de camarero (pantalón y zapatos negros, camisa blanca, pajarita…) y ponía vinos, fregaba… ese tipo de cosas que se hacen cuando empiezas en hostelería. Para mí no sólo no fue ningún trauma sino que lo pasé como un enano. A ciertas edades todo es un juego, y cuando estás en la edad del pavo lo de hacerte el mayor mola. 

Obviamente tampoco es que estuviera en una fábrica de municiones o en una mina, aunque el trabajo en hostelería no es ningún chollo. La sensación de llegar a casa y que te hormigueen las piernas de cansancio la conocí muy pronto y creo que fue una de las grandes motivaciones que me hicieron estudiar una oposición. Y no me pasó nada malo, más bien al revés, aprendí lo que cuesta ganar un duro. 

Pero bueno, que me desvío. Hablábamos de que en este país, en este en ocasiones hipócrita país, nos puede caer una multa bastante contundente si le damos un cigarrillo a un tío de 17 años, pero no si le damos una escopeta a un niño de 14. Eso sí, con la puñetera legislación del menor, el chaval que es lo bastante hombre para matar corzos no puede ser juzgado si se le cruza el cable y en vez de a un bicho encañona a su padre o a un amigo que le robó los cromos y le pega dos tiros conscientemente. Entonces vuelve a ser un “menor indefenso”. 

Y luego está el tema del sexo. Ahí nos sale el pasado moro que llevamos dentro y aumentamos la edad legal para echar un polvo a los 16 años. Eso sí, desde lo que hace poco era la más tierna infancia, ahora visten a las crías como putas. Ya sé que puede ser contradictorio el razonamiento, ya que por una parte parezco muy liberal con el tema de la edad y por otra muy carca con lo de la vestimenta, pero oigan, es que me parece absurda esa contradicción muy nuestra, que es lo que pretendo denunciar. 

España es el país de las contradicciones. Salimos a la calle en manada a protestar por una sentencia que aplica nuestras propias leyes, pero nadie menciona que el código penal se ha endurecido para evitar que eso vuelva a suceder. Nos rasgamos las vestiduras cuando “un político” o un sindicato pide facturas falsas pero la pregunta de “¿quiere factura o se lo hago sin IVA?” es tan normal como preguntar de qué color quieres que te pinten la pared. Nos ponemos como hienas cuando la infanta se alquila a sí misma un inmueble pero no nos extraña que en la consulta del médico de cabecera nos hagan esperar porque está el “visitador médico” comprando la voluntad del doctor para recetarnos su producto… Y no estoy defendiendo al político chorizo ni a la infanta (que merece un día de estos un artículo propio) sino usándolos como ejemplo de lo que nos altera frente a comportamientos que consideramos normales. 

Pues con esto pasa igual. O un tío de 15 años es mayor de edad o es menor de edad. Pero no puede entrar y salir de ese concepto cuando nos apetece. Y si es mayor de edad, que pueda votar, conducir, trabajar y salir de copas. Y si no lo es que no pueda hacer muchas cosas que hoy se permiten, como echarse una escopeta al hombro.

Lo de la mayoría de edad intermitente, como que no.

martes, 29 de octubre de 2013

Esta entrada está patrocinada por...

La publicidad es algo maravilloso, o al menos parece que es lo que ahora nos intentan hacer creer con una campaña en la que nos meten con calzador que “gracias estos anuncios puedes ver los programas”. A ver, eso ya lo sabemos, y aunque los intermedios de ciertos programas son los momentos que uno aprovecha para ir a la cocina a prepararse los cereales para cenar o para ir al baño, nadie duda que son los anunciantes los que sostienen el chiringuito de la televisión gratuita. Imagino que la cosa está yendo a menos, porque si no no se entendería una campaña de defensa de la publicidad en sí misma, como sector. Suena raro, la verdad.

Pero lo que cuesta entender no son los intermedios, que esos los tenemos asumidos desde hace años a pesar de su pesadez y de que es difícil de tragar que te corten un programa para poner siete minutos de publicidad, y al cabo de cuatro, otros siete. Lo que es menos llevadero es que en el telediario te metan al bueno del periodista a contarte las grandes ventajas de una hipoteca o de un cepillo de dientes eléctrico.

Hace no muchos años los informativos duraban media hora. Ahora duran hora y media en ocasiones, porque les añaden el tiempo y los deportes como dos secciones propias, lo que nos debería mosquear por la escala de valores que refleja. Pero claro, eso hay que pagarlo, y sólo hay ingresos por publicidad y unas cuantas y jugosas subvenciones.

A este ritmo veremos pronto que el mensaje de Navidad del Rey estará patrocinado por Movistar o que en las olimpiadas en vez de anillos habrá patatas fritas Pringles, con su mosqueante homogeneidad. O aros de cebolla del McDonald’s.

No exagero nada. Ya hemos empezado a cruzar límites. En Madrid, por ejemplo, ya no existe la estación de metro de Sol. Se llama “Vodafone Sol”. Es ridículo, completamente absurdo, pero es así y ha reportado al Metro de Madrid tres millones de euros por una publicidad extraordinaria para la empresa de telefonía. Yo te rasco a ti y tú me rascas a mí. Pero no me digan que no es llamativo.

¿Lo próximo? ¿Sacar a subasta los nombres de las calles? ¿Los de los museos, colegios, instituciones? ¿Cambiar las denominaciones de ayuntamientos y localidades por conocidas marcas? No se extrañen, que vamos de cabeza hacia eso.

Nuestra sociedad cada vez es más exagerada en todo, más polarizada. No me sorprendería ni lo más mínimo que un pequeño ayuntamiento ahogado por las deudas ofreciera a una empresa de estas que se gastan en publicidad una millonada al año poner su nombre al municipio a cambio de solucionar sus problemas de liquidez. A lo mejor hasta les estoy dando una idea.

Lo más surrealista es que nunca he comprendido que la publicidad funcione. Que elijas un producto porque te suena el nombre de verlo en la tele es algo que me deja anonadado, y supongo que algún mecanismo tendremos en la cabeza porque yo mismo tiendo a hacerlo.

El boca oreja (mal llamado boca boca, que eso es otra cosa) que funcionaba antes ya no existe y si nos vamos a sectores que conozco un poco más, como el de la hostelería, ya es algo que roza el absurdo. Que mucha gente vaya a comer a un restaurante porque lo ve anunciado lo puedo comprender… la primera vez. Pero que repita aunque no le haya gustado no me cabe en la cabeza, y les garantizo que esto sucede con más frecuencia de la que el sentido común es capaz de explicar.

Quizás esto venga de que cada vez somos más gregarios, menos críticos, y nos dejamos llevar por lo que nos dictan desde los nuevos centros de poder, que no son “los políticos” por mucho que guste decirlo, sino la prensa.

Pero esa es otra historia.

Estoy por buscarme un patrocinador para el blog, que ahora que tenemos un número constante de visitas diarias a lo mejor es para pensárselo… O no.

lunes, 28 de octubre de 2013

Que difícil es imitar

Video de Roko imitando a Nancy Sinatra
Que las imitaciones distan mucho de los originales es una verdad relativa. Depende del imitador. Cuando ves programas del estilo de “tu cara me suena” te das cuenta de que el maquillaje, la ropa y la puesta en escena, hacen mucho, muchísimo, por crear la ilusión de que estás frente a una persona diferente de la que realmente canta.

Hay especialistas en el tema que hacen auténticos milagros. Las imitaciones de Roko en el programa que les decía (sí, lo veo, me gusta, aunque este año empezó regular) y otras como las de, en su día, Julio Sabala, son impresionantes.

Pero otras decepcionan. Y mucho.

El sábado en el auditorio fui a ver al que se supone que es el grupo de referencia de “tributo a Queen” que es una forma fina de decir que son supuestamente sus imitadores de mayor calidad. Pues ni de lejos, qué quieren que les diga. No vi a Freddie Mercury por ningún lado, en ningún momento. El bueno del señor me recordaba más a un Mauricio Colmenero mezclado con José María Íñigo que al cantante del grupo británico.

No les diré que el hombre no tiene voz, vaya si tiene, pero a pesar de que en algún breve instante sí le daba el punto adecuado, no cantó ni una sola canción, ni una, en que no desentonara. Sí, ya sé que imitar a Freddie Mercury es dificilísimo, pero oigan, que hablamos de gente que llevar más de 12 años viviendo de esto, ya deberían tenerlo más o menos dominado.

El local no ayudaba. La acústica era horrible. El sonido exagerado. Las grabaciones se acoplaban y sonaban sucias… Vamos que no sé en exterior cómo sonarían pero allí daba pena escucharlos.

Entre las “propinas” nos ofrecieron la canción dedicada a Barcelona cantada por Freddie y Montserrat Caballé. Habría sido mejor que lo dejaran estar. Si ya al bueno de Mercury le costaba llegar para cantar eso, el imitador no sólo no le hacía justicia sino que flaco favor le hace intentándolo.

La ropa sí, el maquillaje vale, pero si vas a ver una imitación de Queen te esperas que se parezca en algo más. Y no. Quizás como mucho en “I want to break free”, porque esa es más fácil al ser la imitación de una parodia de una comedia.

Lástima. Otra vez será.

viernes, 25 de octubre de 2013

Avisados quedan

La colección de don Álvaro Gil abandona el Museo Provincial de Lugo gracias a la táctica de Besteiro de no hacer nada. Vale que el problema lo trajo Cacharro a la ciudad, metiéndose en un jardín judicial que nadie le mandaba, pero fue nuestro brillante presidente provincial actual el que se negó a solucionar este tema cuando pudo hacerlo sin coste alguno, según la propia familia de Álvaro Gil.

Pero la prepotencia que caracteriza a muchos de nuestros dirigentes le llevó a pasar de ellos y dejar la negociación en manos de una persona que mostró el mismo tacto con ellos que el que tenía un soldado de Franco con un acérrimo comunista. Supongo que la convicción moral de Outeiro de que la colección debería ser pública (convicción que compartimos muchos) le impulsó a despreciar a los legítimos propietarios, lo cual puede ser muy ético pero poco práctico para lograr que las piezas se quedaran en Lugo.

Los torques y las demás obras nos abandonan… ¿para ir a dónde? Porque ahora viene la segunda parte. ¿Quién asumirá la custodia de esas piezas? ¿La dejarán los ambiciosos herederos en sus casas o la repartirán en los museos que más pujen por el legado de su antepasado?

Vaya por delante una advertencia, que probablemente no tendrá mucho recorrido pero es que hoy me he levantado gallito: Si la colección va a parar al Museo de Pontevedra, tal y como se había hablado, y la Xunta de Galicia pone un solo euro, tendrán mi más firme oposición y me enfrentaré a quien haga falta.

Miren si soy comprensivo que podría aceptar que estas piezas fueran a parar al Museo Arqueológico Nacional de Madrid, o al Monte Gaiás, pero no a Pontevedra. A ver, no me interpreten mal, que no tengo nada contra Pontevedra. Es una ciudad que me parece espectacular y que disfruto cuando puedo, y tengo una muy buena amiga (aprovecho para saludar a María), pero no es esa la cuestión.

Las piezas fueron encontradas en Lugo, y de estar en  un museo local tiene que ser el de Lugo. Si la Xunta quiere hacer un gran museo gallego en Santiago acepto a regañadientes que concentren allí las piezas, igual que pasa con el Museo Arqueológico Nacional, al que sería una imbecilidad pedirle que sólo expusiera lo encontrado en Madrid.

Pero eso es una cosa y otra muy diferente que la colección salga de un museo provincial para ir a otro museo provincial. Eso sería un insulto a Lugo y a los lucenses del que bajo ningún concepto podría ser cómplice la Xunta o el Estado.

Si la Diputación de Pontevedra quiere pagar a esta familia cuatro millones de euros, y los tiene, por la colección, es muy dueña y hará muy bien en ponerlos sobre la mesa y entregárselos. Es una cuestión que atañe a la negociación que puedan hacer. Pero no entendería, y creo que nadie en Lugo, que la Xunta o el Estado colaborasen económicamente o de cualquier otra forma, en saquear nuestro museo (el término de “saqueo” es aportación de Diego, también lo saludo, que hoy estoy muy así) para llevar su contenido a otra provincia gallega. Si quieren poner pasta que la pongan para que esto vuelva a Lugo.

Es una cuestión de competencias. Los lucenses somos tan gallegos como los pontevedreses, y por tanto sería un favoritismo inaceptable el cambio de ubicación con apoyo autonómico.

Avisados quedan, luego no me protesten si les monto un lío.

Por cierto, hablando de broncas, espero que alguien tenga la elegancia de dimitir por este desaguisado. ¡Qué inocente soy!

jueves, 24 de octubre de 2013

Gastemos el superávit

Orozco presentó el proyecto para aumentar la casa consistorial tirando dos casas adosadas, la de la Balmes (no la de la esquina sino donde se vendían los libros) y la contigua, donde hace años Don Juan vendía unos excelentes cacahuetes a granel. Echo de menos esos cacahuetes. A la Balmes no porque sigue funcionando en la calle Progreso.

Supongo que la pasta saldrá de esos 36 millones de euros, que ya son euros, de superávit que anuncian para este año y los dos siguientes. No saben cuánto me alegro. Ahora sólo falta que entre todos nos pongamos a pensar qué vamos a hacer con tantísimo dinero.

Les voy a dar dos cuestiones que probablemente dejen el presupuesto equilibrado: la primera es la indemnización del Garañón, que si se tira nos va a costar un mínimo de 20 millones de euros a los lucenses, ya que por gentileza del señor Alcalde y su equipo, formado en aquel momento por figuras tan destacadas como Besteiro o Liñares, se firmó a puerta cerrada (por no haber no había ni funcionarios) un convenio que le garantizaba el beneficio al afortunado constructor y le indemnizaría en caso de no conseguir llevar a buen término el lucrativo negocio.

El segundo tema en que se podría gastar ese enorme superávit es San Fernando. Ya que nos sobra dinero a espuertas, según el gobierno local, podrían aprovechar para dar una lección a otros que están todo el día quejándose de que no les llega y arreglar por su cuenta el antiguo Cuartel de San Fernando para convertirlo en un museo de la romanización. Incluso propongo públicamente que, de hacerlo así, se denomine “museo de la romanización de Orozco”, no porque se romanice al alcalde, sino porque sería él quien daría ese golpe de efecto. ¡Será por dinero!

Esta operación dejaría aún unos flecos que se podrían gastar en cosas más secundarias, como rebajar los impuestos, aumentar la dotación a los comedores sociales y pequeñas cuestiones similares. Ya sé que eso no es lo que más luce, pero puede que incluso alguna persona agradezca poder llegar a fin de mes con más facilidad.

Fin de la sección irónica.

Parece increíble que, el mismo día en que se monta una reunión-circo con el Consejo Económico y Social, que por cierto no convocaron cuando fue lo de los manteros (un tema económico, e incluso más aún, social) para tratar la crisis de San Fernando se anuncie que se gastará un dineral en una obra innecesaria y accesoria para mayor gloria de la sede municipal.

¿Y si gastan ese dinero en hacer las reparaciones de urgencia en San Fernando? Después de todo, señor alcalde, el edificio es del Ayuntamiento. Ya, ya lo sé, hay un protocolo firmado, por el que la Xunta del bipartito aseguró que haría ahí el museo, pero según el gobierno local un protocolo no es un convenio, sino una “mera declaración de intenciones”.

Así se refleja en el acta del día 1 de septiembre de 2009 en que se contesta lo siguiente al entonces concejal, señor Lage: “tamén é certo, Sr. Lage, que non hai un convenio coa Xunta -vostede que é tan rigoroso, que me consta que é moi rigoroso, en todas as súas apreciacións- [senón] un protocolo; non é o mesmo, é parecido, pero non é o mesmo. O convenio obriga, o protocolo é unha declaración de intencións de ambas as dúas partes”.

Si ustedes van al registro de la propiedad y miran de quién es San Fernando verán que en los papeles pone que es del Ayuntamiento. Si hay una multa por mala conservación, la pagaremos todos, pero a través del Ayuntamiento. Por lo tanto, ese supuesto superávit puede ir para tapar goteras de un edificio municipal. Lo demás es política de la de mala calidad.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Estrasburgo no tiene la culpa

Estrasburgo no tiene la culpa, tiene razón. De la Doctrina Parot hay dos cosas que no me gustan: el nombre (Parot es un terrorista, no un jurista de reconocido prestigio) y que se aplique retroactivamente. Y no, no estoy siendo irónico.

Como este tema tiene muchos aspectos, hoy me voy a extender más que de costumbre (y no es que sea uno breve en sus artículos habituales) así que cojan el café con leche y las magdalenas que hasta voy a numerar esto y no sé cuántas páginas me van a salir, pero bastantes. Vamos allá.

1.- Introducción: La Constitución y el límite de las penas.

La Constitución Española, en su artículo 25.2 dice que “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”. Durante años se interpretó que esto implicaba que hubiera un límite máximo a la pena de prisión.

Esto se traducía en que si a un criminal se le condenaba a 30 años de cárcel cumpliría 30. Si se le condenaba a 2.000 años de cárcel cumpliría 30.

Aun asumiendo la bondad del sistema de reinserción y el principio de condenas máximas, que es más que discutible en determinados delitos y perfiles criminales, el problema radica en que los beneficios penitenciarios se aplicaban sobre la condena máxima efectiva. Por cada dos días de trabajo realizado en prisión se reducía la condena en un día, además de otros beneficios por estudios y similares. Pero se aplicaba sobre los 30 años de máximo, no sobre los 2.000 de la condena de nuestro ejemplo.

2.- ¿Qué es la doctrina Parot?

En el año 2006 el Tribunal Supremo se encontró con la circunstancia de tener que liberar a Henri Parot, terrorista de ETA, porque había realizado trabajos que reducían su condena sobre los 30 años efectivos. Parot había sido condenado a 4.797 años.

El Supremo modificó el criterio y, para entendernos, indicó que en lugar de aplicarse las reducciones sobre los el máximo penal efectivo se aplicaran sobre los 4.797 años, cosa que parece de sentido común porque si no daría igual matar a 2 personas que a cinco millones.

3.- La sentencia de Estrasburgo, ¿anula la doctrina Parot?

No. Pero impide que se aplique retroactivamente. Es decir, que se podrá aplicar a los condenados desde su puesta en práctica, pero no a los que lo fueran antes de que se adoptara ese criterio.

Aunque el Tribunal Constitucional coló la aplicación de la doctrina, sin tener en cuenta que aun sin haber un aumento de la condena, en la práctica supone empeorar las condiciones de la misma, lo que va contra las más elementales normas del Estado de Derecho ya que las modificaciones sólo pueden ser en positivo.

4.- ¿Por qué el tribunal de Estrasburgo no tuvo en cuenta la liberación de terroristas?

Porque los jueces no entienden de oportunidad política ni de lo que opine la sociedad, ni siquiera tienen en cuenta las consecuencias prácticas de sus resoluciones y a quién afectan (si es a un cabrón terrorista o a un simpático timador), sólo revisan las cuestiones conformes a derecho, y ese es su trabajo. Y debe ser así, ya que la justicia ha de ser ciega tal y como se suele representar. Si el derecho indica que hay que soltar a etarras la culpa no es de los jueces sino de quien redactó el código penal que ponía semejante atrocidad.

La sentencia del tribunal es tomada por unanimidad, lo que hace pensar que no es que unos cuantos pirados con toga hayan decidido soltar a los terroristas en España porque quieran que se repita lo de Hipercor. Podría colárseles un loco en el Tribunal, pero todos… Por difícil que sea asumir la situación, está derivada del Estado de Derecho y hay que entenderlo como la protección de todos los que aquí somos y estamos. Es en estos momentos cuando es importante ser fiel a los principios.

5.- La reacción social: A buenas horas

En este puñetero país tenemos la costumbre de quejarnos cuando vemos las consecuencias de las cosas, no cuando se ponen los medios para que pasen barbaridades. Quizás sea por falta de preparación, tal vez porque cuando un gobierno toma una decisión la oposición está perdida en intentar ganar las elecciones denunciando chorradas y claro, cuando hay algo gordo ya no distinguimos el trigo de la paja.

Quienes se escandalizan de que se suelte a los etarras que llevan una serie de años en la cárcel deberían analizar que los códigos penales que sirven para que salgan fueron aprobados como un ejercicio de democracia. Suavizar el código penal suele ser bien recibido en épocas de abundancia como una medida conciliadora. Por ejemplo, tras las guerras suele haber amnistías por las que sueltan tanto a presos políticos como a delincuentes comunes y las calles se llenan de gente bailando y botellas de champán (de cava en las regiones orientales, que es más “suyo”). Quizás la próxima vez que un gobierno les venga con que hay que ser comprensivos con el mal se replanteen ustedes si ponen las bebidas a enfriar para celebrarlo o cambian la puerta de casa por una blindada para evitar que una banda de albanokosovares se les cuele.

La Sociedad, para ser democrática, no necesariamente ha de ser blanda. La cadena perpetua funciona en países que no son sospechosos de acercarse ni lo más mínimo al totalitarismo, y como reconocimiento de que hay monstruos de imposible remisión. En España esto se negó durante décadas con ese límite de los 30 años de cumplimiento. El manido ejemplo del violador en serie es tan habitual como obvio, pero me vale perfectamente. Su delito no mata a nadie, pero este tipo de personas no pueden andar por la calle. Nunca.

6.- ¿Podemos endurecer las penas para que esto no vuelva a pasar?

Es que ya se ha hecho, sólo que seguramente mucha gente no se ha enterado. En España por fin existe algo parecido a la cadena perpetua, aunque no es exactamente así.

El mes pasado el Gobierno de Rajoy empezó a aplicar la reforma del Código Penal y los pusieron pingando: que si son unos fachas, que si volvemos al franquismo, que si tal que si cual… y hoy todos los que hace 31 días decían eso reclaman que la Doctrina Parot se siga ejecutando diga lo que diga el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Siempre protestamos por las reformas de Rajoy, pero nadie le ha aplaudido por establecer en España la “prisión permanente revisable”.

7.- ¿Qué es la “prisión permanente revisable” y qué diferencia hay con la cadena perpetua?

Para empezar la cadena perpetua, como tal, es inconstitucional, así que no se podría establecer. Se optó por una figura que es muy similar sólo que enfocada al revés. Veamos, en la cadena perpetua un tribunal te condena a estar en prisión el resto de tu vida, aunque pasado cierto número de años te pueden incluso llegar a soltar.

La prisión permanente revisable quiere decir que te condenan y que pasados un número de años (de 25 a 35 dependiendo de los delitos) la condena se revisaría, a petición del condenado, cada dos años. Si te portas bien y eres buen chico, a lo mejor te dejan salir… pero a lo mejor no si sigues siendo un cabrón con pintas (caso de estos etarras que, encima, salen cachondeándose de la gente).

Ah, importante, si te sueltan y cometes un delito no te condenan por el nuevo delito sino que vuelves a la cárcel recuperando tu condena de prisión permanente. Vamos, que si robas el bolso a una señora vuelves para los restos a pudrirte en una celda.

8.- Pero…

Siempre tiene que haber un “pero”. En este caso es que todo esto vale a partir de ahora. No se puede aplicar retroactivamente y eso, además de lógico, es bueno. El principio de irretroactividad de las normas es un pilar del Estado de Derecho, tan importante como la presunción de inocencia que en este país algunos ya van entendiendo, no todos.

9.- Conclusiones:

Que se suelte a criminales no es una consecuencia de la sentencia de Estrasburgo, no se dejen engañar, sino de la redacción de los códigos penales por los que fueron condenados los reos. O por las siguientes versiones del Código Penal que rebajaron sus penas. Busquen ustedes las fechas en que se aprobaron y tendrán a los culpables de la puesta en libertad de estos hijos de puta (perdón otra vez por usar este lenguaje, pero como comprenderán es complicado llamarlos “sinvergüenzas”).

Todo lo que he escrito puede hacer pensar a alguien que estoy a favor de que suelten a los etarras de la cárcel. Pues no, me repugna, me revuelve el estómago y si hubieran matado a un familiar mío probablemente sería yo el que tendría que buscar abogado porque no dudaría en liarme a tiros en el mejor de los casos. 

Personalmente me parece insuficiente que a quien ha sido tan monstruosamente hijo de puta de hacer volar por los aires un supermercado lleno de gente, o que le ha pegado un tiro a un guardia civil, o que ha hecho estallar una bomba-lapa debajo del coche de una familia porque su papá es militar, se enfrente a una condena que simplemente lo tendrá encerrado un número de años, por muchos que estos sean. La pena de muerte está mal vista, pero a veces resulta tentadora porque los muertos reclaman venganza.

Pero el Estado no puede hacer eso, no puede dejarse llevar por las pasiones porque sólo la fría lógica ha de guiar su mano, para que cuando golpee sea firme y no tiemble. Y no se ha de guiar por la venganza, sino por el castigo, que aunque se parece mucho no es lo mismo.

Ver salir sonriente de la cárcel a la etarra de los cojones, que ha cumplido 26 años de prisión cuando lo suyo sería meterla en una celda y tirar la llave, es difícil de asumir, pero es lo que hay. Es el precio de estar en una democracia que cometió el error de legislar mal en su momento. Cosas como ésta son las que justificaron entre la población la existencia de los GAL, pero el Estado no puede volver a luchar contra el mal usando el mal. Eso sólo funciona en las películas de superheroes.

El pilar de la sociedad organizada, el Estado de Derecho, es la redacción y seguimiento de unas normas que no se dejen llevar por el titular, la foto del cadáver o las lágrimas de la madre a la que le acaban de dejar sin hijos. No se confundan, las condenas duras son necesarias, pero las reglas han de aplicarse a todos por igual, y el Estado no sólo no puede saltárselas sino que, precisamente, es quien ha de ser más exquisito en su cumplimiento. De lo contrario no se extrañen de aupar al poder a un tipo con un bigotito ridículo y una alarmante tendencia a montar campos de concentración.

Los jueces aplican las leyes. Los Parlamentos las redactan. Y los ciudadanos elegimos a los Parlamentos. Esto funciona así. Si no les gustan las leyes, elijan a quien las escriba de otra forma. Bueno, en esta ocasión ya lo hemos hecho. Ya existe la cadena perpetua en España, aunque se llame de otra forma. Eso sí, a buenas horas.

martes, 22 de octubre de 2013

De perros, bicis, motos e hijos de puta

Reconozco que últimamente este blog se está haciendo muy malhablado, pero en ocasiones es complicado dar a entender que hablas de hijos de puta sin decir hijos de puta, y perdonen la expresión, pero incluso les diría más, cuando afirmamos que hay mucho hijo de puta suelto por el mundo a veces nos quedamos cortos.  A ver qué opinan ustedes: Recogía la prensa del fin de semana que aparecieron unas trampas para bicicletas y motos en algunos senderos de Lugo. También se denuncia lo mismo en las redes sociales, así como otra variedad para mascotas.

Tabla con clavos. Foto de El Progreso
Las trampas pueden consistir en meras tablas con clavos que te pinchan las ruedas al pasar y que te garantizan un bofetón de padre y muy señor mío. Otra variación sobre el mismo tema es un cable atado entre dos árboles que, a la altura adecuada, puede rebanarte el pescuezo y llevarte a pedalear con San Pedro. También hay denuncias que se refieren a comida que dejan en ciertos jardines y zonas de la ciudad con alfileres para que los perros se lo coman y se maten.

A quien hace esto no voy a decir lo que deberían hacerle, que me censuran el blog (los de Blogger son muy mirados para ciertas cosas) pero como mínimo en el caso de las trampas para bicis y motos una condena por intento de asesinato no sería ninguna tontería. No me vale un “homicidio imprudente”, que se refiere a lo que pasa cuando dejas abierto el pozo negro y se cae alguien, porque ser idiota no es lo mismo que ser un asesino y esto de lo que les hablo es intencionado, que es mucho peor. Supongo que hasta que se carguen a alguien no habrá mayores consecuencias. Lo de los perros, aunque menos grave (los adoro pero sigo viendo más grave cargarse a una persona, soy así de raro), también merecería un castigo ejemplar que vaya más allá de la mera multa.


Habrá, que los hay, quienes defienden estas medidas, o al menos que digan “es que…” aunque reconozcan que son excesivas. Los dueños que no recogen las cacas de sus mascotas, o los ciclistas que se suben a las aceras con peligro del viandante o los moteros que se saltan el semáforo o serpentean entre los coches a lo loco, son el único argumento que pueden encontrar los defensores de semejantes cafradas (sino defensores, como mínimo, tolerantes).

Un amigo motero, que es de estos que van por el monte con una máquina que no sé calificar (es un mundo, así que yo le llamo “moto de monte” y me quedo tan ancho) y a veces incluso con un quad, me contaba el otro día que la rumorología habla de trampas puestas por cazadores para las patrullas del Seprona. Sin embargo, otro amigo cazador me dice que eso es una barbaridad y que esas cosas no se pueden achacar a un colectivo, sino a quien no tiene la cabeza en su sitio. Le doy la razón al segundo.

Da igual la motivación, es como cuando se buscan los motivos de los incendiarios o los terroristas: irrelevantes. Podrán ser importantes a la hora de investigar y atajar el tema, pero tenemos la tonta costumbre de convertir las razones en justificaciones, y ahí está el peligro.

Comida con alfileres
Quien hace esto no tiene perdón, y si bien reconozco que a veces las bicis son molestas (y lo digo yo, que las he defendido a capa y espada) igual que las motos y las mascotas, la pena de muerte no es un castigo proporcional, y es lo que parece que se busca con estas cosas (en el caso de la cuerda o de la comida con alfileres no lo parece, es una obviedad).

No crean que es buscar responsables más allá de los que cometen la atrocidad, pero sí les digo una cosa: las autoridades no pueden esperar a que estos desgraciados maten a alguien. Hay que tomar medidas inmediatas aunque reconozco su dificultad (no se puede vigilar todo durante todo el rato). También invitaría a que hicieran su trabajo y multaran a quien no recoge las mierdas de los perros o a quien anda en la bici por la acera o por zonas peatonales como si estuviera en La Vuelta Ciclista a España, o en la moto en plan exhibición acrobática. Si no hubiera estas molestias no habría coartada para hacer barbaridades, y por favor, que nadie me diga que justifico con esto a los hijos de puta (sí, con todas las letras) que hacen estas cosas. Ya he aclarado antes que no voy por ahí, ni iré jamás.

El peligro de que la sociedad tome al asalto la iniciativa, es que la sociedad no es proporcional ni moderada. El día que se lanza a la piscina lo hace sin mirar si hay agua. La excusa de que “no se pueden poner puertas al campo”, tan usada últimamente por quienes han de hacer cumplir las normas como argumento para que no se cumplan, trae como consecuencia que el día menos pensado aquí se arma la de Dios y acabamos a tiros. 

Si un gorrilla te raya el coche porque se cree propietario del entorno del HULA y nadie le dice que no puede cobrarte por aparcar en la calle, y tú le calzas dos hostias, habrá quien te defienda y diga que haces bien. Yo no, aunque tampoco defiendo la actividad del gorrilla. No sé si me explico.

Hay unas normas que dicen cómo hay que comportarse en ciertas situaciones. Como liberal, defiendo que esas normas sean de mínimos, pero también defiendo su existencia. El pasar de todo y dejar que esto sea un lupanar trae consigo que alguna gente se sienta desamparada y que, llegado el caso, se tome la justicia por su mano, y ahí es cuando se lía.

Aquí o jugamos todos o rompemos la baraja, pero cuidado porque la baraja es el orden público, el imperio de la ley y la sostenibilidad del sistema. Piénsenlo cuando vean la próxima noticia que tenga algo que ver con esto (que abundan) y ustedes verán lo que defienden.

lunes, 21 de octubre de 2013

El Arde Lucus por el mundo

El Arde Lucus llega a la gran pantalla. No, aún no es “Arde Lucus, la película”, aunque todo se andará, pero sí es “Arde Lucus, el documental”, firmado por el lucense Brais Revaldería. Se pudo ver este año en la plaza de Santa María, y se podrá ver estos días en México en un festival internacional.

Brais lleva el Arde Lucus por el mundo con este trabajo de una hora de duración. Lo iba a hacer como corto, pero al final se estiró y le salió algo realmente digno de ser disfrutado durante sesenta minutos y que se está convirtiendo en el mejor anuncio posible de nuestra fiesta de inicio del verano.

Encima el hombre es majo. Lo conocí este año en el Arde Lucus porque entró como “senador honorífico” en el Senatus Lucus Augusti, y es un tipo realmente simpático. Vive fuera de Lugo pero es de estas personas que basta que pongan un pie fuera de la muralla para que empiecen a sentir “morriña” de la tierra. Y de ahí salió principalmente su documental, de un trabajo de fin de carrera que preparó para la escuela de cine de Nueva York, que es donde estudió, y que centró en su tierra por añoranza.

De todas formas me van a permitir un apunte crítico, no con el documental de Brais, sino con nosotros mismos, los lucenses, que a veces somos peligrosos cuando algo va razonablemente bien: no nos despistemos. El Arde Lucus es una fiesta magnífica porque tiene lo más importante con lo que puede contar una cita de este tipo: el apoyo popular.

Puedes organizar la fiesta más cara del mundo, con espectáculos y atracciones, con fuegos artificiales y churros, que si la gente no la asume como propia el resultado será discreto en el mejor de los casos. Pero no ocurre eso con el Arde Lucus, que es una fiesta que tiene su raíz más profunda enterrada en el lucensismo, en el hecho de disfrutar y, al mismo tiempo, celebrar nuestros orígenes.

Con un teatro romano es más fácil... Aunque no tienen muralla
Pero Lugo no puede conformarse. Ahora que nuestras tropas conquistan otras tierras, tanto figuradamente en el caso de Brais como físicamente por parte de los buenos amigos de la Guardia Pretoriana (no sólo son las tierras lo que han conquistado, según dicen por ahí…), nos traen noticias de otras fiestas como las de Cartagena o Tarragona, fiestas similares al Arde Lucus pero con unas cuantas décadas por encima que las han convertido en auténticos monumentos vivientes de su pasado romano.

Indiscutiblemente el Arde Lucus es un éxito, que nadie me entienda mal, pero aún le falta recorrido. Aún tenemos que mejorar y que profundizar, en lo cultural y en el aspecto histórico, y debemos tomarnos en serio el hecho de que, si queremos que esto perdure más allá de la carnavalada, hay que currárselo.

Obviamente tampoco hay que pasarse, que cuando el rigor histórico entra, el público sale por la ventana si se te va la mano. Por ejemplo, este año nuestra actuación en la Plaza de España fue mucho mejor que la del año anterior en Santa María porque el rigor histórico era más laxo y se trataban temas de Lugo de hoy en día, cosa que el público agradeció y disfrutó. Se nota a la legua, porque si bien antes paraban un momento y seguían su camino, este año se quedaban y reían con nosotros.

Sí, ya lo sé, me contradigo. Bueno, casi. La fiesta puede tener más de un aspecto, así que no hay contradicción, sólo hay que “complementar”. Hay que buscar el equilibrio entre la celebración histórica y el entretenimiento. La segunda parte la llevamos de fábula, pero probablemente cojeamos un pelín en la primera a pesar del excelente trabajo de algunas asociaciones como Trebas Galaicas o Terra Copora que se toman lo suyo muy en serio.



Pero bueno, iremos mejorando. Es cuestión de tiempo, y de intención.

viernes, 18 de octubre de 2013

Euros por firmas... o no...

La que has liado, amigo Paco. Hay que ver lo que se puede hacer con un blog que, como el tuyo, es leído y seguido por tus muchos amigos y, quizás con más intensidad y una lupa de más aumentos, por los escasísimos enemigos que quizás puedas tener como tenemos todos. En tu caso seguro que se quedan en meras antipatías, dudo que enemistades.

Todo comienza con un comentario que haces sobre que los promotores de las recogidas de firmas para el HULA cobrarán un euro por firma. A partir de ahí, se abren las puertas del infierno, porque ya se sabe que cualquier cuestión relacionada con la cartera despierta tantas sensibilidades o más que las relacionadas con la salud, lo cual, dicho sea de paso, debería hacernos pensar y reconsiderar nuestras prioridades.

La información, facilitada por un miembro de la comisión organizadora (que hablaba de un euro por firma) genera una avalancha de comentarios y ríos de bytes (la tinta vendrá hoy). La pregunta más repetida ¿y de dónde sale el euro? Pues verán, no es un euro que podría ser más, y sale del Parlamento de Galicia, de los bolsillos de los ciudadanos a través de sus impuestos.

La Iniciativa Legislativa Popular está regulada en nuestra comunidad por la Ley 1/1988, de 19 de enero, de iniciativa legislativa popular ante el Parlamento de Galicia. En su artículo 13 dice esta norma lo siguiente: “El Parlamento resarcirá a la Comisión promotora de los gastos justificados realizados, hasta un máximo de 100 pesetas constantes por firma válida recogida, siempre que la proposición de ley sea tomada en consideración por el Parlamento”. Lo de las 100 pesetas “constantes” es lo que me hace pensar que se refiere a que se actualizarán aunque no sé si exactamente con el IPC. Si fuera con este último, como del 88 a hoy es del 148% según el I.N.E., convierte esas 100 pesetas en 248, es decir, 1,49 euros. Puede haber algún cálculo mal, así que no me coman si me he colado en esto que soy de letras. Además por mucho que he buscado las explicaciones sobre el término de dinero "constante" no me resultan muy claras.

Pero lo importante es fijarse bien en el texto de dicho artículo. Lo primero que es relevante es que marca una condición: que la iniciativa sea tomada en consideración, esto es, que el Parlamento vote favorablemente para que siga su tramitación, cosa que si hay el más mínimo inconveniente legal sería imposible. No es que tenga que ser aprobada para poder acceder a la financiación, sino simplemente tiene que haber esa figura legal de la "toma en consideración". Vamos, que se llegue a debatir.

Lo segundo es que no es una cantidad fija que se entrega a los promotores en plan “premio”, que es lo que parece en una primera lectura, sino que se trata de un pago de gastos justificados. Cuando dice “justificados” quiere decir que han de ser contra presentación de facturas y de cosas que tengan que ver con el fin del tema. Vamos, que no cuela la factura del traje de novia de una sobrina ni el viaje a Canarias del yerno. Tienen que ser cosas razonables, y con factura.

Y lo tercero y más importante de todo es que es un derecho que no es obligatorio ejercer. Si no se presenta una petición, si no se justifica ni un euro, no se cobra ni un euro. Y tanto Abre la Muralla como la Federación de Vecinos han anunciado ya que no van a cobrar ni un duro aunque la ley les ampare. Lo han dejado meridianamente claro, tras la publicación de tu artículo.

Amigo Paco, se te acusa de no contrastar, como periodista que eres, la información que ofreces y en que parece que das por sentado que van a cobrar algo. Lo que no dicen quienes te acusan es que en un artículo periodístico esa información tendría base porque la publicaste basándote en un dato dado por un miembro de la comisión organizadora (ahora dicen que era broma, curiosamente).

Pero es que encima tu blog es un diario de tus andanzas y de comentarios y cosas que te cuentan, no el Boletín Oficial del Estado. Tú simplemente mencionas el tema porque quien te lo ha contado ha sido un miembro de la organización, y como tal comentario lo cuentas. Es perfectamente lícito y transparente, pero es también fácilmente malinterpretable, sobre todo si hay quien desea hacerlo. Personalmente creo que has explicado que no hay financiaciones oscuras tras esta iniciativa pero hay quien, quizás con la sensibilidad a flor de piel, ha entendido lo contrario.

Parece que lo que se intenta ahora es linchar a alguien, colgarlo de un pino, pero es que con todo este asunto hay muchos nervios. Dudo mucho de una presunta conspiración (esa palabra se lee mucho últimamente) para desacreditar lo de las firmas, aunque puede que haya quien quiera pensarlo o presentarlo así para sentirse importante, pero lo veo más como una paranoia que como una teoría mínimamente creíble.

Por otro lado tampoco tenemos por qué no creer a la organización cuando afirma que no se va a cobrar nada, y esto es fácilmente comprobable ya que de hacerse sería un acto público (pagaría el Parlamento, no la mafia siciliana) y entonces se armaría la de Dios es Cristo… y en gran parte gracias al artículo de Paco Rivera, que ha sido la mecha que ha permitido aclarar este tema, lo cual es importante. Quizás si no hubiera salido a la luz las cosas habrían sido diferentes, pero salió.

Puede parecer que defiendo a Paco Rivera, y es cierto, porque entiendo que no ha hecho nada malo, sólo ha publicado en un blog una información facilitada por un miembro de la comisión organizadora. Ni eso tiene por qué implicar que le haya presionado nadie para publicarlo, ni que haya una conspiración maligna para acabar con esta iniciativa.

También puede parecer que defender a Paco es atacar la iniciativa. Nada más lejos de la verdad, ya que desde el minuto 0, y cuando era supuestamente muy incómodo para algunos defender este tema públicamente (ahora ya es más fácil, que hay muchas firmas) yo lo hice en este blog y allá a donde fui. Claro que queda saber si tras todo esto se esconden motivos políticos. Quizás sí, como las hubo detrás del “Nunca máis”, del “No a la guerra”, o de la movilización tras el 11-M que hicieron ciertos partidos, pero eso no restaría ni lo más mínimo la importancia de la reivindicación. Si se usa como rampa de lanzamiento ya se castigará ese uso, pero no el fondo del asunto con el que hay que estar de acuerdo. Lugo merece esos servicios.

Mi firma es una de las miles que están en esos papeles. La aporté porque creo que el fin es noble, y eso no me ha impedido ser crítico cuando entendí que había que serlo, tanto con los organizadores como con quienes pretendían convertir esto en una caza de brujas a favor o en contra de la iniciativa, y precisamente estoy convencido de que es lo que está pasando ahora. Se está convirtiendo en un espectáculo de circo, tal y como denuncia en el artículo del miércoles de su blog Joaquín García Díez (artículo con el que no puedo estar más de acuerdo) y eso evita que las cosas se debatan serenamente, que es como tienen que hablarse.

Tengo el dudoso honor de que me pusieran pingando desde ambos lados, tanto los favorables como los desfavorables al tema de las firmas (mis broncas en algún foro fueron sonadas), quizás por entenderme mal o por pensar que me movían motivos ocultos, y tal vez por eso comprendo a Paco Rivera más que a otros que siempre se ponen de perfil y no dicen nada. Paco no dice ni una sola palabra contra el tema de las firmas, y nos dice la tradición que "quien se pica, ajos come". Otro tema sería que hubiera denunciado en falso una cuestión ilegal o inmoral.

Pero al final uno sólo se debe a sí mismo. Y yo creo en la reivindicación del HULA. Sólo en la reivindicación, no en lo que pueda tener escondido, e incluso puede que ni siquiera en todos sus promotores, aunque sí en muchos de ellos, movidos por la buena fe y la preocupación por los lucenses, por sus familias y por ellos mismos. Pero la apoyaré, y si intentan usar ese apoyo para otra cosa, lo denunciaré.

Quiero que el HULA tenga las dotaciones demandadas. Teóricamente todo esto va de eso. Lo demás es distraernos de ese objetivo.

jueves, 17 de octubre de 2013

Muere por escribir con tinta azul

“Muere por escribir con tinta azul”. Es lo que nos falta que publiquen. En este caso, por ejemplo, podría darse que el bolígrafo que tenía el sujeto en la mesa fuera de tinta negra y que el de la tinta azul estuviera en un almacén y que, al entrar al almacén se le cayera el techo encima porque estaba en mal estado.

¿Que exagero? Eso no me lo dices en la calle. Después de ver el siguiente titular “2.700 euros de multa por una noche de sexo en un coche ajeno” y leer el contenido… Resulta que a la pareja en cuestión le dio un calentón y se metieron en un garaje desconocido a jugar un rato. Se lo montaron encima del capó de un coche y con la fogosidad del momento hubo abolladuras y desperfectos. Lo que se les cobra no es el polvo (eso sería otro tipo de falta) sino el haberse llevado por delante bienes ajenos, más las costas del juicio.

¿Acaso no es lo mismo? ¿Decir lo del boli o responsabilizar al calentón de las consecuencias no es una tontería? Si uno hace algo mal, el problema está muchas veces en el “cómo” no en el “qué”. No parece tan complicado de entender.

Volviendo al ejemplo inicial, algún lector podrá pensar “es que si no hubiera ido a por el boli no le habría pasado nada”. Ya, vale, pero si no se hubiera caído el edificio encima del señor tampoco, y el hecho causante de la muerte no es el ir a por el boli, es la caída del techo.

Este tipo de titulares, que buscan llamar la atención y que leas la noticia (lo cual consiguen, dicho sea de paso), pueden parecer un tema menor. Total, ¿qué más da? Simplemente es una táctica publicitaria, un recurso periodístico, una metáfora literaria… No puedo estar de acuerdo. Es más grave. Es una alteración de la percepción del principio básico de causa y efecto que si se instala en el inconsciente colectivo (lo de “inconsciente” lo he puesto a propósito) puede dar lugar a que, por ejemplo, se justifiquen cosas que no podrían aceptarse bajo ningún concepto.

Por ejemplo, podríamos llegar a aceptar que un señor resulte herido o asesinado, sin comerlo ni beberlo, en una pelea de un prostíbulo por estar donde no debía, o que un paranoico le pegue un tiro a un vecino por entrar en su jardín. En ambos casos ni requerir los servicios de una prostituta ni entrar en el jardín del vecino justifican unas consecuencias tales, pero el titular sería “Asesinado por irse de putas” o “Muere por entrar en un jardín”.

Cuidadito con estas chorradas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El diablo sin abogado

“A perro flaco todo son pulgas” dice nuestro refranero. Se podría aplicar a la situación actual del Ayuntamiento de Lugo, si bien no me gusta la comparación por lo de perro, que puede resultar insultante, ni por lo de flaco, que es sarcástico (hablo de que la administración ha de adelgazar, no sean malos, que no soy yo el más indicado para hablar de otro tipo de pesos).

Tras la estampida de algunos miembros de peso (y dale con el peso) de anteriores gobiernos en las listas electorales del 2011, la salida del BNG del bipartito, la marcha de Lino y Fraga, y el cese de algún cargo de confianza ahora parece que les toca al personal técnico, incluidos los elegidos por Orozco.

Aunque La Voz de Galicia dice que el tema es un cese fulminante y El Progreso que el titular dimitió, parece ser que la cosa va más por los tiros indicados en el primer medio. En cualquier caso refleja un problema: si es dimisión y los argumentos publicados son reales, es muy grave que el asesor jurídico se marche porque no tiene medios y hay una “imposibilidad de actuar con objetividad e independencia”.

Pero es mucho más grave si es un cese. Es más grave porque es alguien que estaba trabajando en otro sitio y al que se fue a buscar. Es más grave porque no se puede pretender dar un “impulso político” a un cargo que se supone que es eminentemente técnico. Es más grave porque el Ayuntamiento se queda compuesto y sin letrado en un momento en que le caen problemas judiciales por todas partes. Hay varios puestos y están todos vacíos. Es para pensar.

Lo de ser abogado del diablo es otra aportación del refranero que puede venir al caso, porque si incluso Satanás tiene letrado es peligroso que el Ayuntamiento de Lugo se permita el lujo de prescindir de esta figura.

Y más peligroso es, como apuntaba antes, que se politice la labor de un asesor legal. Este cargo está pensado, en teoría, para explicar lo que es acorde a la legislación y lo que no, no para dar cera al jefe y decirle que es el más alto, el más guapo, y el que tiene los ojos más azules. Entender su cese y sustitución por otra persona como un ejercicio de “actividad política” dice muy poco del concepto de asesoría que tienen algunos.

martes, 15 de octubre de 2013

No es céntimo y ya veremos si es sanitario

Ya el nombre me convence poco: “céntimo sanitario”. Ni es cierto que sea un céntimo (se habla de entre 2 y tres y pico por litro) ni nadie nos garantiza que sea sanitario. ¿Qué mecanismo me asegura a mí que lo recaudado va a ir a la sanidad y no a pagar anuncios de esos a página completa de “somos la leche”? Y en el caso de que se garantice eso, ¿cómo sé que ese dinero no hace que reduzcan otras partidas que vienen de otro sitio porque “con eso ya llega”? No es que no me fíe, es que ya estamos escaldados.

Sin embargo, aun asumiendo la bondad de intenciones y que ese dinero realmente vaya a la sanidad no estoy muy convencido de que sea bueno lo de los “impuestos dirigidos”, y sobre todo si gravan algo que vamos a usar todos sí o sí. Por ejemplo, si suben los impuestos al tabaco, que tiene una relación directa con el tema de la salud y es algo totalmente opcional, o del alcohol, o de los artículos de escalada libre, pues vale.

Pero el combustible no sólo lo vamos a usar todos, sino que es algo que repercutirá en los productos que, aunque no cojamos el coche, vienen en camión. Desde las lechugas o el pan hasta los microprocesadores de los ordenadores, todo viene por transporte y todo va a pagar más combustible, y nos lo van a repercutir, como es lógico.

Y además esto lo paga igual el que cobre 400 euros al mes que el que cobre 40.000 (alguno habrá), y curiosamente cuanto mejor y más moderno es el coche menos consume. No es un impuesto proporcional relativo a la renta.

Vamos, que no me gusta, qué quieren que les haga. Y no lo digo porque no me convenga que me suban a mí los impuestos, que soy funcionario y me muestro comprensivo con los recortes que hemos sufrido, lo digo porque lo pienso. Creo que cualquiera que me lea habitualmente ya va pillando que no hablo por conveniencia sino por convicción.

¿Y si no hacemos esto qué hacemos? Pues reducir otras partidas totalmente absurdas. La Voz de Galicia nos contaba hace pocos días que la Xunta pagó 17 millones de euros en subvenciones para los coches eléctricos. En lo que va de año se vendieron 15 unidades. Nos sale cada puñetero coche en más de un millón de euros. Ahí se me ocurre que podríamos recortar algo, ya ven.

Mientras ciertas partidas no estén a cero otras deberían ser intocables. Y si no llega para poner percebes en el Kilómetro 0 pues que no pongan percebes, ni jamón, ni viajes por la cara. Es inconcebible estar reduciendo pensiones y discutiendo lo indiscutible mientras seguimos gastándonos la pólvora en salvas.

Las reformas que se están haciendo no contentan a la gente porque muchos están en contra por excesivas y otros por escasas. No lograremos nada mientras no atajemos la raíz del problema, la elefantiasis de la administración en España y la “cuadruplicidad” (no estoy seguro de que se diga así pero no me apetece buscarlo) de funciones entre ayuntamientos, diputaciones, autonomías y Estado, sin contar a la Unión Europea que también tiene lo suyo…

Así que les diría que sí a los recortes, pero quizás en otros sitios. No se trata de coger la motosierra sino el bisturí, y ser exquisitos en dónde se riegan los suelos con dinero público, que es cada vez más escaso y, lo más importante de todo, es nuestro.

lunes, 14 de octubre de 2013

Peor que con Hammurabi

Es la única conclusión posible: el Estado se rinde. El Juzgado archiva la denuncia presentada por el Fiscal por el tema de los manteros y el Alcalde nos dice que no se pueden poner “puertas al campo”. Vamos, que no sólo no quieren hacer nada sino que no van a hacer nada. Bandera blanca, retirada, sálvese el que pueda…

¿Eso quiere decir que si dejamos de pagar los impuestos tampoco va a pasar nada? ¿O si nos ponemos todos a aparcar donde nos salga de las narices sin ningún tipo de control? ¿Y si acampamos en los despachos de los cargos públicos? ¿Y si circulamos por el carril contrario? ¿Dónde está el límite? ¿Dónde empieza ese campo que no podemos cercar?

Una actividad ilegal reconocida, tráfico de mercancías falsas, arrendamiento por parte de organizaciones privadas de espacios públicos sin ningún tipo de licencia, campamentos sin la más mínima traza de salubridad en las calles de la ciudad… y todo esto no tiene solución según nuestros poderes públicos. Ni el legislativo ha dictado normas que por lo visto se puedan aplicar, ni el ejecutivo hace nada por cumplir las escasas disposiciones aplicables, ni el judicial cree que pase nada por dejarlo todo correr. ¿Qué tiene que pasar para que se tomen medidas? ¿Cómo se puede consentir que la situación degenere hasta tal punto que la prensa titule que “los manteros vencen a la policía”?

El Código Penal recoge que hay pena de inhabilitación para aquellas autoridades que no persigan los delitos, lo que popularmente se llama “dejación de funciones”. ¿Afirmar que no se puede hacer nada porque es ponerle puertas al campo entra dentro de este artículo? Deduzcan ustedes lo que consideren oportuno.

¿Nos rendimos? ¡No! Que se rinda el que quiera, pero el Estado no puede hacerlo y la sociedad no puede permitir que lo haga. Es una cuestión ya no sólo de principios sino de mera supervivencia. La humanidad se ha organizado desde hace miles de años precisamente para que no pasen estas cosas, para dictar unas normas y que se cumplan, porque ninguna persona en su sano juicio puede defender el retorno a la ley del más fuerte y a la desaparición del Estado de Derecho. De Hammurabi para aquí esto se daba por sentado ¿estamos peor que hace 4.000 años?

¿Implica eso que las normas se han de hacer cumplir a porrazo limpio? Desde luego que no. Hay muchas maneras de hacer las cosas, y no es lo mismo prevenir que curar, como dicen el refranero y el más elemental sentido común. Tampoco es que si uno se salta un semáforo o se pasa 20 kilómetros por hora del límite le disparen a las ruedas los de la guardia civil. Proporcionalidad.

Estudiar el tema con calma es básico, buscar alternativas y ver lo que hacen en otras ciudades donde no hay un fenómeno de masas como en Lugo es lo lógico. Iremos viendo… ya les contaré.

viernes, 11 de octubre de 2013

Voldemort entre nosotros

No sé si ustedes han seguido la serie de libros de Harry Potter (si les supone mucha letra también hay películas). Si no es así les recomiendo su lectura. Son sencillos de llevar, entretenidos, y aunque no aportan nada culturalmente hablando son un ejercicio de relajación mental que sienta de maravilla. No todo son sesudas lecturas de Kant o Savater (me refiero a Fernando, no a Leticia Sabater, que esa es con “b” y tiene poco de sesuda).

Voldemort en su totalidad manifiesta
Pues a lo que iba, si no lo han leído les pongo en antecedentes: el malo es un mago maligno (lo de maligno aclara mucho las cosas, obviamente) que se llama Voldemort, pero nadie pronuncia su nombre porque es tan malvado que les da cosa decirlo en voz alta. Sustituyen su nombre con cosas como “quien tú sabes” o, mi favorita, “el que no debe ser nombrado”.

Pues algo me dice que esto no es tan ficticio como pudiera parecer. Hay un miedo cerval en muchos lugares, entre los que desgraciadamente hemos de incluir a Lugo, donde no se pueden decir muchas cosas en voz alta. Indirectas veladas sí, sutiles referencias también, aunque el nivel no es tan alto como para que ni las unas sean tan veladas ni las otras tan sutiles, con lo que todo el mundo sabe de qué se está hablando pero sin tener que decir el nombre. Vamos, “igualico” que con Voldemort.

Tenemos aquí magos malignos entonces para dar y tomar, porque anda que no hay miedo a hablar, a opinar libremente, a decir lo que se piensa. Y casi da igual el foro en que estés, que vayan de liberales o de demócratas, de izquierdas o de derechas, de tirios o de troyanos. Si hablas y dices que no estás de acuerdo, ya no con el fondo de un asunto, sino con un nimio aspecto o enfoque, te miran como si les acabaras de mentar a la madre y te crucifican a la primera de cambio. Se lo digo porque lo vivo día a día. Esclavitudes del tener la estúpida costumbre de decir lo que pienso, y normalmente sin cortarme demasiado.

Hay un sentimiento de grupo que explica esto: si quieres estar integrado y no ser la oveja negra es mejor estar calladito. Da igual que sea en un partido político (no lo nieguen, estaban ustedes pensando en eso) que en una asociación o un foro presuntamente de debate. Si hablas en contra de la línea argumental central te intentan machacar vilmente, y lo normal es que encima lo hagan con bastante poca imaginación, acusándote de la primera tontería que se les pasa por la cabeza.

La más habitual es la de buscar un interés oculto a tu postura. Es lo más sencillo y además suele dar buen resultado porque entra muy bien el “éste algo quiere”, que es el pan nuestro de cada día.

Creo que lo más importante para que una sociedad civil funcione y pueda ser realmente un contrapeso del poder político es, justamente, perder ese miedo. Hay que acostumbrarse a que en un lugar donde hay 10 personas habrá diferentes opiniones, y que ni todas tienen que ser válidas (hay mucho cabestro suelto por ahí) ni todas tienen que ser erróneas.

Lo primero es, insisto, perder el miedo a hablar. Y lo segundo evitar caer en la tentación de prejuzgar lo que se dice por el quién lo dice. No es un trabalenguas, es una reflexión lógica. Un argumento tiene que tener un peso por sí mismo, independientemente de quién lo exponga. Todo lo demás son excusas de mal pagador.

Eso sí, cuando ya entras a cachondearte directamente de la persona (el poner “ja, ja, ja” es un recurso muy socorrido en ciertos foros de redes sociales, como si fuera un argumento en lugar de una coz) pues mal vamos, porque demuestras muy, pero que muy poca capacidad de argumentar y, la verdad, una pobreza digna de un mendrugo.

Pero ya sabemos que borricos los hay en todas partes, así que llevémoslos como buenamente se pueda.