Es la única conclusión posible: el Estado se rinde. El Juzgado archiva la denuncia presentada por el Fiscal por el tema de los manteros y el Alcalde nos dice que no se pueden poner “puertas al campo”. Vamos, que no sólo no quieren hacer nada sino que no van a hacer nada. Bandera blanca, retirada, sálvese el que pueda…
¿Eso quiere decir que si dejamos de pagar los impuestos tampoco va a pasar nada? ¿O si nos ponemos todos a aparcar donde nos salga de las narices sin ningún tipo de control? ¿Y si acampamos en los despachos de los cargos públicos? ¿Y si circulamos por el carril contrario? ¿Dónde está el límite? ¿Dónde empieza ese campo que no podemos cercar?
Una actividad ilegal reconocida, tráfico de mercancías falsas, arrendamiento por parte de organizaciones privadas de espacios públicos sin ningún tipo de licencia, campamentos sin la más mínima traza de salubridad en las calles de la ciudad… y todo esto no tiene solución según nuestros poderes públicos. Ni el legislativo ha dictado normas que por lo visto se puedan aplicar, ni el ejecutivo hace nada por cumplir las escasas disposiciones aplicables, ni el judicial cree que pase nada por dejarlo todo correr. ¿Qué tiene que pasar para que se tomen medidas? ¿Cómo se puede consentir que la situación degenere hasta tal punto que la prensa titule que “los manteros vencen a la policía”?
El Código Penal recoge que hay pena de inhabilitación para aquellas autoridades que no persigan los delitos, lo que popularmente se llama “dejación de funciones”. ¿Afirmar que no se puede hacer nada porque es ponerle puertas al campo entra dentro de este artículo? Deduzcan ustedes lo que consideren oportuno.
¿Nos rendimos? ¡No! Que se rinda el que quiera, pero el Estado no puede hacerlo y la sociedad no puede permitir que lo haga. Es una cuestión ya no sólo de principios sino de mera supervivencia. La humanidad se ha organizado desde hace miles de años precisamente para que no pasen estas cosas, para dictar unas normas y que se cumplan, porque ninguna persona en su sano juicio puede defender el retorno a la ley del más fuerte y a la desaparición del Estado de Derecho. De Hammurabi para aquí esto se daba por sentado ¿estamos peor que hace 4.000 años?
¿Implica eso que las normas se han de hacer cumplir a porrazo limpio? Desde luego que no. Hay muchas maneras de hacer las cosas, y no es lo mismo prevenir que curar, como dicen el refranero y el más elemental sentido común. Tampoco es que si uno se salta un semáforo o se pasa 20 kilómetros por hora del límite le disparen a las ruedas los de la guardia civil. Proporcionalidad.
Estudiar el tema con calma es básico, buscar alternativas y ver lo que hacen en otras ciudades donde no hay un fenómeno de masas como en Lugo es lo lógico. Iremos viendo… ya les contaré.
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