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martes, 22 de octubre de 2013

De perros, bicis, motos e hijos de puta

Reconozco que últimamente este blog se está haciendo muy malhablado, pero en ocasiones es complicado dar a entender que hablas de hijos de puta sin decir hijos de puta, y perdonen la expresión, pero incluso les diría más, cuando afirmamos que hay mucho hijo de puta suelto por el mundo a veces nos quedamos cortos.  A ver qué opinan ustedes: Recogía la prensa del fin de semana que aparecieron unas trampas para bicicletas y motos en algunos senderos de Lugo. También se denuncia lo mismo en las redes sociales, así como otra variedad para mascotas.

Tabla con clavos. Foto de El Progreso
Las trampas pueden consistir en meras tablas con clavos que te pinchan las ruedas al pasar y que te garantizan un bofetón de padre y muy señor mío. Otra variación sobre el mismo tema es un cable atado entre dos árboles que, a la altura adecuada, puede rebanarte el pescuezo y llevarte a pedalear con San Pedro. También hay denuncias que se refieren a comida que dejan en ciertos jardines y zonas de la ciudad con alfileres para que los perros se lo coman y se maten.

A quien hace esto no voy a decir lo que deberían hacerle, que me censuran el blog (los de Blogger son muy mirados para ciertas cosas) pero como mínimo en el caso de las trampas para bicis y motos una condena por intento de asesinato no sería ninguna tontería. No me vale un “homicidio imprudente”, que se refiere a lo que pasa cuando dejas abierto el pozo negro y se cae alguien, porque ser idiota no es lo mismo que ser un asesino y esto de lo que les hablo es intencionado, que es mucho peor. Supongo que hasta que se carguen a alguien no habrá mayores consecuencias. Lo de los perros, aunque menos grave (los adoro pero sigo viendo más grave cargarse a una persona, soy así de raro), también merecería un castigo ejemplar que vaya más allá de la mera multa.


Habrá, que los hay, quienes defienden estas medidas, o al menos que digan “es que…” aunque reconozcan que son excesivas. Los dueños que no recogen las cacas de sus mascotas, o los ciclistas que se suben a las aceras con peligro del viandante o los moteros que se saltan el semáforo o serpentean entre los coches a lo loco, son el único argumento que pueden encontrar los defensores de semejantes cafradas (sino defensores, como mínimo, tolerantes).

Un amigo motero, que es de estos que van por el monte con una máquina que no sé calificar (es un mundo, así que yo le llamo “moto de monte” y me quedo tan ancho) y a veces incluso con un quad, me contaba el otro día que la rumorología habla de trampas puestas por cazadores para las patrullas del Seprona. Sin embargo, otro amigo cazador me dice que eso es una barbaridad y que esas cosas no se pueden achacar a un colectivo, sino a quien no tiene la cabeza en su sitio. Le doy la razón al segundo.

Da igual la motivación, es como cuando se buscan los motivos de los incendiarios o los terroristas: irrelevantes. Podrán ser importantes a la hora de investigar y atajar el tema, pero tenemos la tonta costumbre de convertir las razones en justificaciones, y ahí está el peligro.

Comida con alfileres
Quien hace esto no tiene perdón, y si bien reconozco que a veces las bicis son molestas (y lo digo yo, que las he defendido a capa y espada) igual que las motos y las mascotas, la pena de muerte no es un castigo proporcional, y es lo que parece que se busca con estas cosas (en el caso de la cuerda o de la comida con alfileres no lo parece, es una obviedad).

No crean que es buscar responsables más allá de los que cometen la atrocidad, pero sí les digo una cosa: las autoridades no pueden esperar a que estos desgraciados maten a alguien. Hay que tomar medidas inmediatas aunque reconozco su dificultad (no se puede vigilar todo durante todo el rato). También invitaría a que hicieran su trabajo y multaran a quien no recoge las mierdas de los perros o a quien anda en la bici por la acera o por zonas peatonales como si estuviera en La Vuelta Ciclista a España, o en la moto en plan exhibición acrobática. Si no hubiera estas molestias no habría coartada para hacer barbaridades, y por favor, que nadie me diga que justifico con esto a los hijos de puta (sí, con todas las letras) que hacen estas cosas. Ya he aclarado antes que no voy por ahí, ni iré jamás.

El peligro de que la sociedad tome al asalto la iniciativa, es que la sociedad no es proporcional ni moderada. El día que se lanza a la piscina lo hace sin mirar si hay agua. La excusa de que “no se pueden poner puertas al campo”, tan usada últimamente por quienes han de hacer cumplir las normas como argumento para que no se cumplan, trae como consecuencia que el día menos pensado aquí se arma la de Dios y acabamos a tiros. 

Si un gorrilla te raya el coche porque se cree propietario del entorno del HULA y nadie le dice que no puede cobrarte por aparcar en la calle, y tú le calzas dos hostias, habrá quien te defienda y diga que haces bien. Yo no, aunque tampoco defiendo la actividad del gorrilla. No sé si me explico.

Hay unas normas que dicen cómo hay que comportarse en ciertas situaciones. Como liberal, defiendo que esas normas sean de mínimos, pero también defiendo su existencia. El pasar de todo y dejar que esto sea un lupanar trae consigo que alguna gente se sienta desamparada y que, llegado el caso, se tome la justicia por su mano, y ahí es cuando se lía.

Aquí o jugamos todos o rompemos la baraja, pero cuidado porque la baraja es el orden público, el imperio de la ley y la sostenibilidad del sistema. Piénsenlo cuando vean la próxima noticia que tenga algo que ver con esto (que abundan) y ustedes verán lo que defienden.

3 comentarios:

  1. Es una animalada. Lo que más miedo da es que cada día noticias como esa son más frecuentes. El ser humano ha perdido el norte.

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  2. Debo decir, que muy a mi pesar, a mi me parece que el ser humano perdió el norte hace ya muchos años. Y sí, es una barbaridad lo que puede llegar a hacer la gente, pero los que hacen eso, dudo mucho que lo hagan justificadamente. Porque, en mi caso, si hubiera un vecino mio que tiene un perro y no recoge las deposiciones de su perro, las cojo con una bolsa, y se las dejo sin bolsa en frente de su casa. Tarea desagradable, pero quizás con unas 2-3 veces más que lo haga igual se lo piensa. Lo de las motos ahí ya no me meto, soy motorista y soy bastante prudente, pero sé que hay mucho cafre suelto y a esos les deberían pillar las autoridades cometiendo algo y que les retiren el carné. Las reglas, en estos casos, no están hechas para romperlas.

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