A pesar del gran revuelo que se ha armado este fin de semana, tengo que reconocer que no veo pruebas por ahora de la implicación directa del Alcalde de Lugo en "La Rueda de la Fortuna" en que se convirtió su Gobierno. Me refiero a pruebas de que haya cometido un delito, quiero decir, o al menos uno de los “gordos”.
Se habla de que Vigilancia Aduanera “sospecha” que Orozco recibía todos los meses abultados sobres a cambio de mantener concesiones vergonzosas para el Ayuntamiento, pero en las conversaciones que ha recogido la prensa por ahora no veo ninguna en la que se pruebe, en mi opinión, que este hombre estaba pringado con ese tema. Sólo se demuestra que terceras personas aseguraban coger el dinero para él, pero vaya usted a saber. También puedo decir yo que me den dinero para un jefe directo mío y quedarme la pasta, que no sería una cosa tan extraña.
La única irregularidad, que no sé si está tipificada como delito en el código penal, que se demuestra de Orozco es que intentó enchufar al menos a dos personas en empresas concesionarias del propio Ayuntamiento. Pues qué quieren que les diga, no voy a defender esa práctica pero tampoco creo que sea como para tumbar un gobierno. No está bien, claro que no, pero tampoco es lo mismo que echar mano a la caja.
¿Digo con esto que Orozco no debería dimitir? No, lo que digo es que no debería dimitir por esto, sino por ser un pésimo alcalde.
Es curioso que ahora todo el mundo se rasgue las vestiduras con el tema de las concesiones, pero cuando hace por lo menos cinco años se denunciaban estas cosas, lo ruinoso del contrato de la grúa (ruinoso para el Ayuntamiento, claro, porque la empresa se forraba), las adjudicaciones irregulares, los servicios prestados sin contrato (que aún siguen), la contratación de empresas a dedo, el enchufe de familiares de concejales o personas de confianza del Alcalde… entonces no pasaba nada. Pues qué quieren que les diga, me parece muy grave que un gobierno haga todas esas cosas, que se salte lo que la economía, la decencia y el más elemental sentido común marcan de toda la vida.
Es decir, que llevamos 15 años aguantando una gestión nefasta, chanchullos públicamente denunciados e irregularidades manifiestas y no pasaba nada, pero ahora resulta que porque una gente diga que recibía dinero para Orozco el Alcalde ha de dimitir.
La presunción de inocencia es sagrada, y no sólo es que incluya a “los políticos” (me pone enfermo esa expresión usada de forma despectiva para una profesión que ha de ser de las más nobles de la Tierra) sino que son los primeros a los que ha de incluir, porque cuanto más pública es una figura más enemigos se crea que pueden intentar derribarla usando mentiras y argucias.
Orozco merece la presunción de inocencia como supuesto perceptor de sobres de dinero negro, pero no respecto a ser un alcalde nefasto. Eso lo ha demostrado ampliamente, aunque el tribunal que lo juzga, que somos todos nosotros, lo ha castigado muy discretamente gracias a la cómplice participación del BNG.
Una última reflexión: si el Bloque dice que Orozco ha de dimitir y éste no dimite… ¿por qué no aplica la moción de censura? ¿Prefiere un alcalde que considera corrupto que uno del PP? Llamativo como poco.
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