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miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Dónde estabas tú el 11-M?

Ayer se cumplieron 10 años desde el 11-M. Si les soy sincero ni lo había pensado hasta que lo vi en la prensa. Hay cosas que tenemos tan interiorizadas que quizás te acuerdas un 8 de noviembre y se te pasa el día “que es”.

El 11-M es de esos momentos que todos recordamos enmarcado en el “dónde estaba cuando me enteré” o “qué estaba haciendo”. Yo lo recuerdo con una gran congoja porque me coincidió fatal todo y estuve más de una hora preocupado por mi familia.

Lo que son las casualidades. Yo jamás escucho la radio por la mañana. Creo que lo habré hecho dos o tres veces en mi vida. Aún vivía en la calle Castelao y no sé por qué ese día me desperté antes de lo habitual y me dio por poner música para ducharme. Se me fue el dedo y en vez del CD puse la radio (ya les dije que era todo un cúmulo de coincidencias) y justo estaban dando la noticia: un atentado en Madrid en un tren de cercanías ha provocado varios muertos. Aún no se sabía más que eso con la confusión que caracteriza este tipo de noticias en que el número de víctimas va subiendo poco a poco hasta llegar al tremendo resultado final.

Coincidía que esos días mi hermana, que vive en El Escorial, bajaba a Madrid en el cercanías, no recuerdo exactamente por qué, si tenía el coche estropeado o por lo que lo hacía. Sé que cogía todos los días un tren para bajar al trabajo. Obviamente lo primero que hice fue llamarla por teléfono. No me cogió.

Insistí no sé cuántas veces y durante casi una hora no conseguí hablar con ella. Supongo que hace 10 años era más fácil que hubiera problemas en las líneas porque la mitad de mis intentos acababan con aquella cantinela de “por sobrecarga en la red…”.

Cuando por fin conseguí hablar con ella casi me echo a llorar. No todo el mundo tuvo esa suerte, porque 192 familias perdieron un miembro en los atentados. 192, que es una barbaridad.

Madrid es enorme, pero al final ves que por una cosa o por otra muchas personas que tienes en esa gran ciudad se vieron afectados: el compañero de trabajo de un amigo que murió en uno de los trenes, la mujer de otro… La teoría de los seis grados de separación, esa que dice que entre dos personas cualquiera de la Tierra sólo hay 6 personas en medio, se ve reducida a tres o menos grados cuando estamos en la misma zona.

España no está libre de terrorismo, aunque ya vamos olvidando despacio pero inexorablemente esa terrible época en que nos desayunábamos con un atentado contra una casa-cuartel de la Guardia Civil, una bomba en un hipermercado o un asesinato en plena calle. Sin embargo seguimos en alerta por terrorismo islamista.

Ninguna religión debería rendir pleitesía a un Dios que exige matar. Ninguna tesis política tendría que implicar poner bombas. Nada justificó esos atentados, ni los del 11-M ni los demás. Cualquier otra valoración es, en mi opinión, inválida en sí misma.

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