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lunes, 24 de marzo de 2014

Fallecer en el telediario

Además de vivir bien es importante morir bien. Desde luego, por muy trascendental que uno sea, eso de que vayan retransmitiendo tu fallecimiento en directo durante dos días a mí se me antoja de una grosería de difícil justificación.

No conozco los detalles, pero como “usuario”, como ciudadano de a pie que se comió las 48 horas de agonía del expresidente Adolfo Suárez, me resulto violentísimo y hasta un poco ridículo eso de dar una rueda de prensa en plan avisar “oiga, que se muere”.

Entendería que se comunicara a las autoridades para que vayan preparándose para el funeral con honores de Estado que corresponde a Suárez, a los amigos para que se preparen… incluso sería entendible una nota de prensa al trascender la noticia pidiendo que se respete el recogimiento y la intimidad de la familia, pero dar una rueda de prensa para anunciar, no el fallecimiento, sino la agonía de don Adolfo, me parece de un gusto dudoso, cuando encima se añade un “rogamos no molesten”. Pues hombre, no des ruedas de prensa y es más fácil que te dejen tranquilo, ¿no creen?

Ahora vendrán las loas y alabanzas que se le negaron en su día y los halagos de personas que, como por ejemplo Felipe González, le hicieron la presidencia imposible hasta tal punto que tuvo que dimitir. Ya saben, la política y sus veleidades.

Escucharemos frases tan tremendas como “toda España se acuerda del hombre que no se acuerda de nada”, juegos de palabras de periodistas que parecen más interesados en demostrar su ingenio que en transmitir una sensibilidad de la que parecen carecer.

Toca la parte del circo mediático, a ver quién consigue la foto del Suárez entubado, de la familia apesadumbrada, del entierro y del Rey llorando si puede ser. Todo lo contrario de quien se retiró con elegancia a un relativo anonimato que algunos quieren justificar en su enfermedad pero que Suárez eligió mucho antes de sospecharse que su mente sería destruida.

La verdad, me tienen bastante harto con estas cosas.

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