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miércoles, 16 de julio de 2014

Una nueva esperanza

El desconocidísimo título de la primera película de Star Wars “Una nueva esperanza” retrata un sentimiento que todos buscamos cuando las cosas van tirando a mal. Tanto podemos estar hablando de la huelga de basuras de Lugo como de la caída libre que el PSOE sufre desde la época en que España se dio cuenta de que Zapatero vendía humo.

La vuelta a la mesa de negociación por parte de Urbaser y su plantilla es una buena noticia, aunque claramente insuficiente si sólo se queda en otro capítulo más de esta novela por entregas. Ni en “Lo que el viento se llevó” dieron tantos bandazos las cosas para, encima, acabar malamente Escarlata O’hara y Rhett Butler. Esperemos que aquí no haya que decir lo de “mañana pensaré algo, mañana será otro día”. Queremos soluciones hoy.

 Lo mismo ocurre con la elección de Pedro Sánchez como nuevo jefe del PSOE. Se abre una nueva puerta que quizás permita estabilizar la política de este país de una puñetera vez, ya que las cosas han ido de mal en peor desde que el zapaterismo empezó a hacer aguas y desapareció la alternativa de gobierno que los socialistas suponen en España. No será fácil recuperar una estabilidad, que algunos confunden con “el poder de la casta” o un bipartidismo feroz.

El problema con Pedro Sánchez es que muchos de sus votos se pueden explicar porque es guapo y eso no es un aval excesivamente sólido para encabezar un país, aunque a Kennedy o a Adolfo Suárez pareció que les funcionó razonablemente bien.

Este país tarda en aprender de sus errores, necesitamos tropezar con la piedra cuatro o cinco veces antes de darnos cuenta de que está ahí y que es mejor sacarla del camino de una patada o rodearla. Con Pedro Sánchez tengo la misma sensación positiva que tuve con Zapatero cuando apareció en escena, y eso me preocupa vistos los resultados.

Sánchez es un tipo que habla bien, al que la cámara no es que lo quiera, es que lo adora, que hace un año no era conocido ni en su casa, que no ha gobernado jamás en ningún sitio, que aparece a última hora y se hace con el segundo partido más importante del país en dos meses… vamos, igualito que Zapatero…

Una vez más se pueden levantar argumentos contradictorios y habituales: si es nuevo porque no tiene experiencia y si la tiene es que es “de los de siempre”. Parece que se trata de criticar por criticar y les prometo que no van por ahí los tiros.

Cuando Zapatero ganó las elecciones en 2004, no siendo precisamente lo que a mí me habría gustado, sí que es cierto que sentí una esperanza de que hiciera bien las cosas y ayudara a regenerar la política de España. No fue así en absoluto, sino más bien al contrario. Me decepcionó como decepcionó a media España y al chico que gritó el “no nos falles” que resumió en tres palabras el sentimiento de todo un país.

Me gustaría que Pedro Sánchez no nos fallara, ni a los militantes del PSOE entre los que obviamente no estoy, ni al resto de los ciudadanos entre los que sí me cuento. Porque es fundamental que haya partidos serios al frente de nuestro país, tanto en el gobierno como en la oposición, y porque a los extremismos sólo se les vence con tranquilidad y con argumentos, no poniéndose a su altura.

Para muchos no es que empiece con buen pie rompiendo el acuerdo que había en el Parlamento Europeo, pero en su defensa hay que decir que el acuerdo no era suyo y que en su campaña había prometido hacer lo que hizo. Si es coherente tiene un punto a favor.

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