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miércoles, 22 de octubre de 2014

Una despedida

Tras un largo período de reflexión he llegado a una decisión que no me llena de alegría pero que creo que por coherencia conmigo mismo no tenía más remedio que tomar: la de causar baja como militante del Partido Popular.

Desde mi afiliación, hace unos 20 años, ha habido cosas con las que he estado de acuerdo y cosas con las que no, como es lógico en cualquier organización. Mis discrepancias, en ocasiones bastante importantes, no me hicieron pensar en causar baja, porque siempre comprendí que el rumbo ideológico que representaba el PP, en líneas generales, era coincidente en su esencia con el que mi conciencia me dictaba.

Eso sí, esas divergencias han hecho que internamente siempre haya sido considerado un crítico, entre otras cosas porque que jamás las he ocultado al creer que es la obligación de todo ciudadano, milite o no en una formación política, ayudar a construir un futuro mejor, y eso se consigue participando y hablando.

¿Qué ha cambiado? Pues que me han decepcionado muchas cosas a todos los niveles, y ciertas actitudes que no puedo seguir avalando con mi militancia, como expliqué en la carta en que comunicaba mi baja.

Dudo mucho que a Mariano Rajoy le preocupe demasiado un afiliado menos en una capital de provincia, pero si en lugar de uno son muchos quizás empiecen a reflexionar sobre si se están haciendo las cosas como se debe. Y cuidado, que no estoy diciendo que todo sean errores y que no haya aciertos, que los hay, sino que hay temas injustificables que impiden que yo, personalmente, descanse tranquilo con un presunto aval por mi parte. Es cierto que el PP nos está sacando del abismo al que nos empujaba Zapatero, pero el mandato que los españoles le dieron para la reforma de este país iba mucho más allá de lo que se ha hecho.

¿Hay más motivos? Sí, claro que los hay, y más cercanos que las cosas que ocurren o no ocurren en Madrid. Muchas pequeñas cosas y algunas grandes que te hacen replantearte si las personas que se supone que defienden tus ideas saben qué ideas defienden. Ver el páramo intelectual e ideológico de los supuestos próceres de un partido es triste. Si es el tuyo es devastador, que es lo que me ha pasado a mí. Cuando no puedes respetar a una gran parte de las personas a las que tienes que apoyar, mal vamos.

Hay grandes excepciones, que no nombraré por si los meto en un lío, pero por ejemplo ver el currículum de los conselleiros de Feijoo no invita a decir "pues podría estar yo", porque todos nos dan sopas con hondas al común de los mortales. También hay otra gente que no tiene una gran preparación ideológica pero que compensa esa carencia con un instinto y unas convicciones e iniciativas que harían palidecer a cualquier catedrático. Pero estas excepciones no dejan de ser eso, "raras avis" que están muchas veces ninguneados o apartados porque los que matarían a su madre por un cargo de "poder" no aceptan que se les arrimen, no sea que se haga evidente su propia ineptitud.

Supongo que esta decisión podrá sorprender a algunos. 24 horas antes de hacerla efectiva estaba en la SER defendiendo algunas posturas del PP (y atacando otras, que yo soy poco de absolutos) y habrá quien se pregunte cómo se come esto. Pues es sencillo, lo mismo que dije el lunes lo repetiría el martes o el miércoles, y probablemente lo podría repetir el lunes que viene, porque lo que pensaba que se hizo mal lo sigo pensando, pero lo que pensaba que se hizo bien, también lo sigo pensando.

No esperen que ahora me desdiga de tantas cosas, porque no va a pasar. La aplicación de móvil de Jaime me sigue pareciendo igual de buena en lo bueno e igual de mala en lo malo. Yo no he cambiado, aunque quizás sí cambiará la forma que tengan algunos de leer lo que escribo, si es que les apetece leerlo.

Quedan en el Partido Popular buenos amigos, que pretendo que sigan siéndolo, y espero que una decisión que se restringe meramente al ámbito personal no se convierta en otra cosa. He de decir que escribo esto a las diez y media de la noche y estoy bastante sorprendido de lo rápido que se ha propagado la cuestión y las llamadas y mensajes recibidos, que agradezco sinceramente. Pero no le den más importancia de la que tiene.

Ah, y un mensaje al PP como colectivo: os deseo lo mejor, ya que también lo es para mi ciudad, mi país y mi sociedad.

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