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miércoles, 26 de noviembre de 2014

No comprendo el suicidio

Hace algún tiempo escribí un artículo que no recuerdo exactamente cómo se titulaba pero que era algo así como “si quieres matar a alguien, empieza por ti mismo”. Era, obviamente, un canto contra el maltrato y el asesinato de personas a manos de sus parejas principalmente.

Hoy, sin embargo, he de decir que salvo esos cabrones que se dedican a cargarse a sus mujeres por el simple hecho de que éstas no quieren seguir aguantando sus tonterías, o porque creen que hay otra persona, o por lo que sea (que no hay justificación posible)… no comprendo que alguien se quite la vida.

Bueno, miento, hay otra excepción, sólo que esa no la considero suicidio sino eutanasia. Un diagnóstico terrible, de enfermedades dolorosas sin posible cura ni remisión también justifica, en mi opinión, una decisión aparentemente ilógica en cualquier otra circunstancia: la de poner fin a todo y evitarse un sufrimiento terrorífico.

En los demás casos no me cabe en la cabeza una medida como esa. Si es porque te ha pasado algo horrible que acaba con tu economía o con una situación personal compleja vería más razonable hacer las maletas y marcharse a otro sitio donde empezar de cero, incluso a otro país o a un entorno totalmente distinto en que nadie te conozca.

Supongo que puede parecer una falta de empatía absoluta, y quizás lo sea, no se lo voy a negar, pero hay cosas que me cuesta mucho trabajo entender.

La desesperación que tiene que sentirse para decidir poner fin a la vida de uno mismo ha de ser insoportable, sobre todo cuando ni siquiera por tu familia eres capaz de sobreponerte y seguir adelante, como un acto de amor a quienes sabes que vas a destrozar la vida o, al menos, a dañarla seriamente. Si hay niños pequeños ya ni les cuento.

No me entiendan mal, no culpabilizo al suicida que bastante tiene con lo suyo, sólo que no me entra en la cabeza que hagas algo así y más preparando el escenario para que quien te encuentre sea tu pareja. Me van a permitir que diga que me parece una cabronada y un acto de egoísmo atroz (aquí sí que culpabilizo un poco, vale). Aunque el problema sea de pareja. Si hubo algo en algún momento, aunque sólo sea por respeto a eso, ten la dignidad de no hacer pasar a quien quieres o a quien quisiste por semejante trago.

El tema de los suicidios es muy espinoso. Hay más muertes por esa causa que por accidentes de carretera, en parte por el aumento de los primeros pero sobre todo por el descenso de los segundos. No veo que haya un esfuerzo social tan grande para intentar evitar miles de muertes anuales como el que supone poner radares, patrullas y multas por doquier. Quizás sería bueno reforzar grupos de ayuda, recuperar la popularidad del “teléfono de la esperanza” o, yo que sé, buscar nuevas vías de echar una mano a alguien que obviamente no está bien.

La provincia de Lugo fue, en 2010, la que más suicidios tuvo de toda España por habitante. Vale que el clima no ayuda, o que la situación económica y social es compleja, pero insisto en lo que decía antes: siempre queda la opción de vender todo lo que se tiene, juntar el dinero que se pueda y largarse a empezar de nuevo en otro sitio con más luz y menos presión social. No quiero simplificar nada, sólo dar una idea de una opción diferente.

El suicidio es terrible, es una situación muy compleja ya lo sé… pero mirando para otro lado no se va a ayudar a nadie.

2 comentarios:

  1. "la vida es esclavitud sin la virtud que sabe como morir" Séneca

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  2. "Mallum est in necessitate vivere sed in necessetitate vivere nulla necesitas est" Séneca

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