El nacionalismo no ha sido nunca una de mis pasiones, salvo en su vertiente negativa. Siempre he considerado que tener como bandera una línea imaginaria que separa a una serie de personas de otras es, como mínimo, tan arbitrario como hacerlo por cualquier otra característica: altos vs bajos, rubios vs morenos…
Sin embargo aunque el nacionalismo no tiene lógica, hay cosas que sí son extrañas. Por ejemplo, ¿qué dirían ustedes si el consejo de ministros estuviera formado por personas no nacidas en España? ¿O si la Unión Europea estuviera dirigida por nacionales de otros continentes? A mí me parece poco lógico. No digo que tengan que pasar una prueba de pureza racial o nacional, pero tampoco que la excepción se haga regla.
Pues parece que el señor Orozco no comparte este criterio, ya que de los 10 primeros puestos de la lista que ha presentado al Ayuntamiento de Lugo sólo 3 son lucenses. 3 de 10. El 30%.
Obviamente se me podrá decir que este criterio es una tontería, y posiblemente sea cierto. Hoy no estoy yo muy convencido de mi propia argumentación, porque desde el punto de vista racional no es justificable.
“Uno no es de donde nace a la vida, sino de donde nace al amor”, decía el poeta, y alguien que haya nacido en Ponferrada, Ferrol o Madagascar puede ser tan lucense como yo o más. Bueno, más lo dudo.
Pero es un hecho que el mejor alcalde que tuvo Lugo, Joaquín García Díez, no es lucense de nacimiento y ya ven, nos salió buenísimo. Tampoco eran lucenses otros insignes políticos locales como Francisco Cacharro (Jaén), José Novo Freire (Coruña), Vicente Quiroga (O Incio), Tomás Notario (Argentina), ni Orozco (Foz).
Pero es un hecho que el mejor alcalde que tuvo Lugo, Joaquín García Díez, no es lucense de nacimiento y ya ven, nos salió buenísimo. Tampoco eran lucenses otros insignes políticos locales como Francisco Cacharro (Jaén), José Novo Freire (Coruña), Vicente Quiroga (O Incio), Tomás Notario (Argentina), ni Orozco (Foz).
Verán, no es una cuestión de principios, ni una regla inamovible, pero tengo que decir que me sorprende enormemente que ningún alcalde de la democracia que ha tenido Lugo haya nacido en la ciudad, al igual que esos 7 concejales de los 10 que nos propone Orozco para su “renovada” apuesta.
Mi abuela nació en Guntín, y se vino a Lugo a los 15 años escasos, y anda que no era una referencia lucense, pero cuando cogíamos el coche e íbamos a ver su casa le brillaba la mirada. Estoy casado con una persona que no nació en Lugo y sé lo que es ver cómo se le ilumina la cara cuando vamos a su Ponferrada natal. Le cambia la expresión y siente que vuelve “a casa”. Pues eso es algo que creo que echo de menos en la política local lucense, que su “casa”, el lugar de donde tienen los recuerdos de su niñez, sus vivencias… sea en mi ciudad, en la ciudad que quieren regir.
Uno puede ser un excepcional gestor sea de donde sea, y quizás para hacer grandes reformas es bueno que no tenga un arraigo especial. Por ejemplo, estoy totalmente convencido de que sólo Joaquín pudo peatonalizar Lugo, y no porque no lo sintiera como suyo sino porque se libró de ese “mal de la muralla” del que hablaba García Calderón y que nos induce al inmovilismo absoluto en esta ciudad.
Ya sé que me estoy contradiciendo aparentemente, pero creo que toda regla tiene su excepción. Bueno, dos, porque Tomás Notario también creo que fue un alcalde excepcional valga la redundancia.
La cuestión es la siguiente: vale que no tiene uno que ser lucense para querer a Lugo y ser un buen dirigente, pero… ¿tan poquitos lucenses hay que valgan para llevar las riendas de la ciudad que tenemos que buscar a tanta gente fuera?
Como les decía al inicio reconozco que esto no es nacionalismo, sino hipernacionalismo. No pretendan que lo justifique con argumentos racionales porque no los tengo, e incluso hay pruebas que indican que no tengo razón… pero en esto me salta el automático y vuelvo a pensar que si tus recuerdos de infancia son de otro sitio es improbable que puedas querer a esta ciudad tanto como quien dio sus primeros pasos entre los negrillos de la plaza de España, o en la plaza de la Milagrosa, o en Fonte dos Ranchos, o en Fontiñas...
No me hagan mucho caso hoy, será que estoy nostálgico, y eso que no me he movido de aquí.
O será que me molesta que la excepción sea la regla cuando se habla de Lugo. O que me ha fastidiado que Orozco no haya encontrado más que tres lucenses para los diez primeros puestos de su lista, como si aquí fuéramos todos una panda de inútiles. Vaya usted a saber.
O será que me molesta que la excepción sea la regla cuando se habla de Lugo. O que me ha fastidiado que Orozco no haya encontrado más que tres lucenses para los diez primeros puestos de su lista, como si aquí fuéramos todos una panda de inútiles. Vaya usted a saber.
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