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jueves, 30 de julio de 2015

Esto hay que repetirlo

Que ayer no hubiera artículo se debió a que, si les soy sincero, ni me acordé. Tampoco me acordé de desayunar, cosas de los nervios. Me preocupaba que lloviera.

Aunque yo soy de los que aprecian que por las noches refresque y que se puede ir a la playa sin sol, hay veces que este clima tan gallego que tenemos es una puñeta. Sobre todo cuando quieres organizar algo al aire libre y no tienes opción de poner una carpa o de trasladar el evento a un sitio cubierto, y eso es lo que nos pasó con “el “Milagro” de San Vicente, en que manó vino la fuente”. Todo el día frenético por si le daba por llover, e incluso chispeó unas gotas cuando estábamos repartiendo vino, pero el santo tuvo un detalle y nos apartó las nubes, que es de agradecer.

Como en todas las fiestas que tienen algo que ver con el vino en Lugo, la cosa fue muy bien y salvo un problemilla técnico con un micrófono inalámbrico, que se solucionó gracias a que los amigos de Telelugo nos prestaron el micro de la cámara para hacer un apaño, el resto funcionó a la perfección.

Por si no saben cómo funciona el tema, es tal cual suena: la que seguramente sea la fuente más emblemática de Lugo, la de San Vicente, ubicada en el corazón del casco histórico, en lugar de agua mana vino por sus tres caños gracias al milagro de la generosidad, la de la bodega Val de Quiroga, que lleva haciendo esto desde que se comenzó esta llamativa y divertida tradición.

No se pueden imaginar la cara de asombro de los turistas. Los de Lugo ya estamos más acostumbrados y nos suena la tradición, pero los visitantes abren la boca como si vieran volar una vaca. Y lo de que sea gratis ya los descoloca definitivamente. Alguno no sé si encontraría el camino de vuelta al hotel, porque tres o cuatro vasos bien que se los tomaron.

Además de la propia y milagrosa actividad, se entregó a nuestra querida Noemi Mazoy el primer título de Socia de Honor de Lugo Monumental. Se le concedió como un modesto reconocimiento por los años de colaboración desinteresada y generosa que tuvo con la asociación desde el primer momento, pero en lo que a mí se refiere es la última vez que le hago un homenaje porque siempre me llora y me da mucha rabia. Ahora en serio, supongo que la conocen perfectamente y saben que aunque es una cantante de primerísimo orden, que profesionalmente por razones que desconozco está muy por debajo de lo que debería por su excepcional voz, es una de las personas más sencillas y asequibles que he conocido.

También se hizo un reconocimiento a Doña Amparo Yáñez, del Restaurante Campos, por todos los años que estuvo entre fogones dándolo todo para sacar adelante un negocio duro como es el de la hostelería. No puedo evitar relacionar a doña Amparo con mi abuela, ya que hay similitudes muy importantes entre ambas, y aunque sencillo, el homenaje fue de corazón a una persona que se lo merece sin duda alguna.

Toda la fiesta estuvo amenizada gracias al Orfeón Xoán Montes, del que es miembro mi querido amigo Manuel Buján, cuyo alter ego es nada menos que Paulo Fabio Máximo, fundador de Lucus Augusti (esto es del Arde Lucus, no se asusten que no nos hemos vuelto locos todos ni nos dura el efecto del vino). Sus canciones fueron el broche de oro a unos actos que habrían sido mucho menos vistosos sin su participación, y si bien el único problema es que también hicieron llorar a Noemi (¿no les digo que no hay forma de mantener secos los ojos de esta chica?), su actuación probablemente fuera el complemento ideal.

Dejo para el final la presencia y colaboración de Lara Méndez, alcaldesa de Lugo. Es la primera vez que la asociación que tengo el honor de presidir invita a un “político” a un acto en el que no tienen nada que ver (en temas de organización conjunta es de sentido común). Se hizo porque nos pareció una forma bonita de darle la bienvenida a la alcaldía, y creo que así lo entendió. Estuvimos hablando un ratito después de acabar el vino, y la verdad es que la impresión no puede ser mejor. Me parece a mí que vamos a tener suerte con ella y que los próximos años van a ser positivos. Al menos las actitudes y las maneras ya son otras radicalmente diferentes e infinitamente mejores que las que había anteriormente. Por poner un ejemplo, fue exquisitamente puntual, y a las 19:25 estaba en la Plaza del Campo, algo digno de mención. También tuvo el detallazo de volver a pasar al final para preguntar qué tal todo. Insisto, primera impresión inmejorable.

No voy a hacer relatorio de los amigos que se acercaron por allí porque no me quiero dejar a nadie y quedar fatal, pero a todas las caras conocidas que tuvieron el detalle de pasarse por allí, muchísimas gracias.

En resumen, ayer fue una tarde divertida, de “buen rollo” y con sonrisas por todas partes, que es lo que hay normalmente cuando regalas algo, si es vino ni les cuento. Esto hay que repetirlo.

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