Al igual que el año pasado se me ocurrió usar el blog para gastar una inocentada, y al igual que el año pasado era tan absurda que me costaba pensar que alguien picara… y picaron.
Hay que decir que la gente es buena, al menos una parte importante. Los que se creyeron la noticia de que iba a montar una tetería en el centro comercial de Abella y que pretendía extender la asociación Lugo Monumental para que incluyera ese monstruo en su ámbito de actuación intentaron ver el lado positivo mayoritariamente. Otros, que estaban en desacuerdo, lo dijeron con educación y proponiendo alternativas incluso dentro de la Asociación. Lo dicho, buena gente.
Lo que más me sorprende es que alguien pueda creerse que pretendía hacer algo al estilo de Hugo Chávez y reformar “la constitución” (los estatutos, para el caso que nos ocupa) para poder seguir al frente de la Asociación. Ni se me ocurriría, porque como ya he explicado hasta la saciedad entiendo que una vez cerrado el Verruga por jubilación, no tiene ningún sentido que yo siga al frente de una asociación de empresarios.
Tampoco es que tuviera mucho sentido antes, pero sí existía una vinculación y casi todo el mundo lo aceptó con cierta naturalidad. Hubo voces críticas, como por ejemplo la de algún “colega” presidente de otras entidades empresariales, pero tuvo su gracia porque lo fue a decir quien menos podía abrir la boca porque preside un chiringuito del que vive muy bien, con un generoso sueldo y unos medios que en la privada no había disfrutado en su vida, sin tener actualmente negocio conocido. Cosas que pasan.
Pero bueno, me quedo con lo positivo, con esa generosidad de quienes creyéndose el tema no lo vieron totalmente disparatado, lo que achaco a un sincero interés por ver el lado positivo del asunto por absurdo que fuera en realidad.
Una asociación como Lugo Monumental no puede vincularse a un centro comercial. Es precisamente la antítesis de su esencia, de su filosofía, de la razón de ser de la propia entidad. La lucha contra los grandes centros en favor del pequeño comercio es la piedra angular de lo que personalmente entiendo que ha de ser un casco histórico, aunque es cierto que día a día se está perdiendo la batalla frente a las grandes cadenas que lo van copando todo poco a poco.
Lo que más me sorprendió es que incluso dos radios picaron y llamaron para hacerme una entrevista para que pudiera explicar el asunto. Fue un detalle que Carmen, de COPE Lugo, incluso reconociera en antena que se lo había tragado porque a nadie le gusta exponer su candidez si bien, con los tiempos que corren, es algo para estar orgulloso realmente.
El 28 de diciembre tradicionalmente hubo grandes bromas en Lugo, y los medios de comunicación “engañaban” amistosamente a los ciudadanos con águilas cambiadas de sitio o aviones que iban a arrojar premios. Parece que eso tocó a su fin, porque el rigor informativo se ha comido el sentido del humor, lo que es una auténtica tragedia.
Hay que tomarse las cosas con cierta alegría, que para dos días que estamos por aquí no merece la pena pasarse uno y medio llorando o cabreado.
Hay que decir que la gente es buena, al menos una parte importante. Los que se creyeron la noticia de que iba a montar una tetería en el centro comercial de Abella y que pretendía extender la asociación Lugo Monumental para que incluyera ese monstruo en su ámbito de actuación intentaron ver el lado positivo mayoritariamente. Otros, que estaban en desacuerdo, lo dijeron con educación y proponiendo alternativas incluso dentro de la Asociación. Lo dicho, buena gente.
Lo que más me sorprende es que alguien pueda creerse que pretendía hacer algo al estilo de Hugo Chávez y reformar “la constitución” (los estatutos, para el caso que nos ocupa) para poder seguir al frente de la Asociación. Ni se me ocurriría, porque como ya he explicado hasta la saciedad entiendo que una vez cerrado el Verruga por jubilación, no tiene ningún sentido que yo siga al frente de una asociación de empresarios.
Tampoco es que tuviera mucho sentido antes, pero sí existía una vinculación y casi todo el mundo lo aceptó con cierta naturalidad. Hubo voces críticas, como por ejemplo la de algún “colega” presidente de otras entidades empresariales, pero tuvo su gracia porque lo fue a decir quien menos podía abrir la boca porque preside un chiringuito del que vive muy bien, con un generoso sueldo y unos medios que en la privada no había disfrutado en su vida, sin tener actualmente negocio conocido. Cosas que pasan.
Pero bueno, me quedo con lo positivo, con esa generosidad de quienes creyéndose el tema no lo vieron totalmente disparatado, lo que achaco a un sincero interés por ver el lado positivo del asunto por absurdo que fuera en realidad.
Una asociación como Lugo Monumental no puede vincularse a un centro comercial. Es precisamente la antítesis de su esencia, de su filosofía, de la razón de ser de la propia entidad. La lucha contra los grandes centros en favor del pequeño comercio es la piedra angular de lo que personalmente entiendo que ha de ser un casco histórico, aunque es cierto que día a día se está perdiendo la batalla frente a las grandes cadenas que lo van copando todo poco a poco.
Lo que más me sorprendió es que incluso dos radios picaron y llamaron para hacerme una entrevista para que pudiera explicar el asunto. Fue un detalle que Carmen, de COPE Lugo, incluso reconociera en antena que se lo había tragado porque a nadie le gusta exponer su candidez si bien, con los tiempos que corren, es algo para estar orgulloso realmente.
El 28 de diciembre tradicionalmente hubo grandes bromas en Lugo, y los medios de comunicación “engañaban” amistosamente a los ciudadanos con águilas cambiadas de sitio o aviones que iban a arrojar premios. Parece que eso tocó a su fin, porque el rigor informativo se ha comido el sentido del humor, lo que es una auténtica tragedia.
Hay que tomarse las cosas con cierta alegría, que para dos días que estamos por aquí no merece la pena pasarse uno y medio llorando o cabreado.
Pues yo me lo tragué. No me di cuenta hasta la noche, aunque no comenté nada para no estropear la broma. Eso sí, por la mañana no te llamé Hugo Chavez gracias a un ejercicio de contención y respiración abdominal jajaja
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