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jueves, 31 de marzo de 2016

Lugo Monumental presenta su programa de acción

Ayer la asociación Lugo Monumental presentó en la sede de la APEC de la Plaza del Campo (la asociación de empresarios de la construcción cuenta con una fantástica sala de actos que siempre presta generosamente a quien la solicita para este tipo de cosas) su programa para el bienio 2016-2017. Como tuvieron la deferencia de invitarme acudí gustoso porque quieran que no a uno le sigue interesando lo que pasa con estas cosas, como es lógico.

Lo primero que tengo es que agradecer tanto a David, presidente de Lugo Monumental, como a Lara Méndez, nuestra alcaldesa, sus amables palabras hacia la directiva anterior y concretamente hacia mí. Ya han pasado tres meses desde la renovación de la directiva y creo que es tiempo de mirar al futuro, pero uno tiene su corazoncito y no deja de ser algo enormemente satisfactorio que hablen bien de la labor realizada por la directiva que tuve el placer de encabezar.

Presentación del programa de acciones.
Foto: La Voz de Galicia
En cuanto al programa de actos en sí, reconozco que estoy sumamente impresionado. Es un programa completísimo y ambicioso, con dos o tres actos mensuales por lo menos que incluyen festivales, desfiles, talleres, acciones comerciales, congresos, conciertos, arte y en que tienen cabida la solidaridad, la fiesta y la cultura. Casi les diría que tiene los componentes para un programa de actos de una concejalía de cultura.

Yo no me habría atrevido a algo tan amplio y quiero felicitar a los amigos de Lugo Monumental por su empuje y energía, que superan con mucho a etapas anteriores y vuelven a poner el listón muy alto, como en la época de la directiva de Cesar Navia que, hasta la fecha, fue en mi opinión el que encabezó la mejor etapa de la asociación.

Por supuesto también hay una parte comercial, con acciones encaminadas a impulsar el casco histórico como un verdadero centro comercial abierto, cosa que sigue muy coja en nuestra ciudad. Impulsar la “marca” de la asociación, lograr nuevas incorporaciones y llevar a cabo acciones valientes de captación de clientela son parte del programa.

Cuando dejas una cosa de este tipo mucha gente piensa que te gusta que les vaya mal para dar relevancia a lo que tú hacías. Incluso me lo han llegado a decir. Nada más lejos de mi pensamiento, y de hecho si les soy sincero me ofende que alguien pueda rumiar cosas así.

Si pones energías y tiempo en revivir una asociación como Lugo Monumental y la dejas porque no te queda más remedio (ya saben, el cierre del negocio familiar por jubilación en mi opinión no me dejaba alternativa) lo que te debería gustar, y en mi caso lo que me agrada, es ver cómo no solo no muere sino que mejora, con más impulso y más energía todavía de la que tenía. Es como replantar un árbol que se estaba secando y, tras lograr que empiece a sacar hojas, prefirieras que muera al vender la finca. Pues no, te gustaría pasar por allí a los 30 años y ver un enorme sauce llorón (no busquen interpretaciones, es un árbol que me gusta y al que tengo cariño porque mi abuelo plantó uno en Miño hace muchos años) con gente de bajo merendando al fresco de su sombra.

Desde aquí mi reconocimiento, mi aplauso y todos los ánimos del mundo a mis queridos excompañeros de Lugo Monumental. Ojalá ese programa de actos se concrete en acciones populares y que el objetivo principal de la asociación, revitalizar el casco histórico, se alcance con vuestro esfuerzo y la colaboración de otras instituciones y entidades.

miércoles, 30 de marzo de 2016

La "espantá" del PP en la Diputación, un insulto a la inteligencia

Hay que felicitar al gobierno bipartito de la Diputación. Han aprobado, contra todo pronóstico, los presupuestos del ente provincial y han logrado meter un gol por la escuadra a toda la oposición, que no solo tiene más votos que ellos, sino que encima se ha tenido que comer el sombrero después de decir que los presupuestos eran inasumibles.

En la Diputación llueve sobre mojado
Lo preocupante del tema no es que se aprueben unos presupuestos, que no tiene por qué ser algo malo necesariamente, sino el método elegido por el PP para hacerse el sueco: levantarse y marcharse del Pleno, dejando a Manuel Martínez solo ante el peligro.

Al final va a resultar que la oposición en la Diputación es únicamente Martínez y que el resto están encantados de haberse conocido unos a otros, con la peculiaridad de que se ven tan listos que intentan colarnos un desencuentro donde el sentido común más elemental dice que hay un pacto más o menos oculto.

Por si viven en una cueva les explico cómo fue la cosa: en el debate del Pleno el Presidente, Darío Campos, se negó a debatir una veintena de enmiendas a los presupuestos elevadas tanto por PP como por Martínez. Tengo que decir que me sorprende enormemente la legalidad de no querer debatir unas enmiendas, y que no sé hasta qué punto no habrán metido la pata dictando una resolución arbitraria a sabiendas de su injusticia (definición del delito de prevaricación).

De lo que no tengo duda alguna es de la inmoralidad del hecho. Eso de decir que no se quiere hablar de algo “porque no me apetece” no es lo que se viene considerando democrático en los círculos civilizados. Lo suyo es enfrentarse a la dura realidad y tragarse el sapo de tener que aceptar algunas de las enmiendas porque para eso los votos han dado las mayorías que han dado y los partidos han elegido a los representantes que han elegido, incluido Martínez.

La "espantá". Foto de La Voz de Galicia
Tras esa negativa del Presidente, la portavoz del Grupo Popular, Elena Candia, dedicó a Darío una serie de calificativos poco amistosos, calificando su actitud de dictatorial y esas cosas tan grandilocuentes… y su gran castigo fue levantarse y marcharse de la sesión, dejando a PSOE y BNG con una amplísima mayoría de 12 frente a Martínez para poder aprobar los presupuestos que les daba la gana. Inconcebible y un insulto a la inteligencia de los votantes del PP.

Para mayor fantasía, hoy nos sorprenden con dos páginas en El Progreso y otra en La Voz de Galicia en la que nos cuentan que “Gracias al PP” se han desbloqueado los presupuestos de la Diputación, lo que hace pensar que la maniobra no solo no fue accidental sino que presumen de ella. Craso error si uno sabe de lo que habla.

Si el PP quería “desbloquear” los presupuestos tenía dos opciones muy lícitas: votar a favor o abstenerse. Luego podría explicar que es mejor un mal presupuesto que ninguno, que se recogen algunas de las partidas que la propia Candia dejó comprometidas en su breve etapa de Presidenta, o que los alcaldes del PP de lugares pequeños (los que necesitan a la Diputación como agua de mayo) presionaron para que se dejara aprobar las cuentas. Todo eso son argumentos lícitos y razonables que serían comprensibles, pero levantarse y marcharse, haciéndose los ofendidos, cuando lo que se pretende es buscar una aprobación por la puerta trasera de los presupuestos es hacer el indio.

Se ve que no confían en que el votante medio del PP sea lo bastante espabilado como para entender motivos generosos para aprobar un presupuesto, así que optaron por ese circo, por una pantomima calculada al detalle, que se confirma con los anuncios de prensa e hoy.

Por cierto, imagino que tras las recientes y firmes promesas de participación y transparencia dentro del PP de Lugo esta maniobra habrá sido sometida a los cauces apropiados y consultada, al menos, con los miembros de la ejecutiva provincial o similar. De lo contrario nos encontraríamos con que al primer desafío a esa “participación” se ha optado por la decisión unilateral de la cabeza del chiringuito. Más de lo mismo.

martes, 29 de marzo de 2016

¿Tienen "ORA"?


El pasado 25 de julio la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, se decidió a coger el toro por los cuernos y hacer algo que venían demandando tanto el sentido común como la oposición desde hacía tiempo: suspender el sistema ORA en Lugo por un plazo de ocho meses para poder diseñar una alternativa tras los graves problemas judiciales surgidos con ese contrato. Han pasado esos ocho meses y un poquito más, y seguimos en el mismo punto que el 26 de julio, es decir, con la ORA suspendida y la ciudad acostumbrándose a aparcar donde hay hueco sin mayores dramas ni sufrimientos.

La necesidad de la ORA en Lugo, como ya expuse reiteradamente en aquel momento es ciertamente discutible. Lo que necesitamos es que en zonas de afluencia de ciudadanos en horas determinadas se establezcan limitaciones de aparcamiento. Por ejemplo, en la calle Luis Cordeiro (antigua Ruiz de Alda, pero a ésta no me va a costar nada cambiarle el nombre en memoria de don Luis, una persona fuera de serie), sería lo lógico establecer una limitación de 15 minutos entre las 9:00 y las 15:00 horas, para que quien tenga que ir a dejar un papel en el registro de la Xunta lo pueda hacer sin problemas. Lo mismo ocurriría en la zona del INSS, aunque ahí a lo mejor hace falta algo más de tiempo, 30 o 45 minutos, que la cosa va más lenta. Donde hay colegios, limitación de aparcamiento en las entradas y salidas de los críos… y así en cada punto conflictivo. El resto, aparcamiento libre.

Siempre pongo de ejemplo el exitoso modelo de Pontevedra, aunque hay diferencias. La primera y más notables es que aquí no tenemos amplias zonas de aparcamiento cerca del centro como tienen allí, pero se pueden sustituir por aparcamientos en superficie en calles adyacentes al centro. Además, no solo se trata del casco histórico, también hay zonas en los barrios donde habría que estudiar caso por caso las necesidades de rotación de vehículos. 
 
A los defensores de la ORA les recuerdo que el sistema planteado ahora difiere notablemente con el anterior: no se trata de "bajar a cambiar el ticket" cada dos horas, sino que hay que mover el coche, con lo que si se ponen 3.000 plazas de ORA tendríamos 3.000 coches dando vueltas por Lugo cada dos horas, una cafrada.

Hasta donde yo sé, no ha habido tiros ni nada por la suspensión de la ORA. La gente sigue haciendo su vida con normalidad, aparcando por donde puede como hacía antes y usando el caótico transporte público de la misma forma que antes: poco. Ahí puede que esté el caballo de batalla.

No sé en el nuevo concurso las condiciones que se han impuesto a la compañía adjudicataria, la misma que había antes, pero me gustaría ver qué avances ha supuesto para la ciudadanía el cambio de contrato. ¿Más frecuencias? ¿Mejores recorridos? Por ahora no se ve nada de nada, espero que esto cambie en breve, aunque tampoco sé si en ese fantástico contrato se ha previsto algún tipo de plazos.

El inmovilismo del Ayuntamiento es preocupante. Tras autoimponerse un plazo que parecía razonable y empezar con muchas energías a contactar con colectivos, en cuanto vieron un impedimento (sí, yo tuve parte de culpa pero no por fastidiar, sino porque no compartía el modelo propuesto) dejaron el tema sobre la mesa “sine die”. De hecho alguien del Ayuntamiento me debe una cena porque me apostó que sacaban el tema antes de fin de año, cosa que siempre me pareció ciencia-ficción.

Es triste poder aventurar con tranquilidad absoluta contra la eficiencia de tu ayuntamiento, pero además de realista es una apuesta segura.

lunes, 28 de marzo de 2016

Otra vez con las bicis a vueltas

Duquesa de Lugo, donde iría parte del Carril Bici
Foto: La Voz de Galicia
La Voz de Galicia de hoy recoge que el Ayuntamiento anuncia que hará un carril bici en Duquesa de Lugo y zonas 30 en otras partes de la ciudad. Sorprendente, porque ambas políticas parecen casi contradictorias, pero razonable si se combinan bien ambas tácticas. Lo más raro es que anuncien esto al mes y pico de decir que crearían 65 kilómetros de carril-bici. “O arre ou xo”.

Cuando una ciudad tiene una amplia zona 30 (que viene a ser la limitación máxima de circulación, por si no es bastante evidente el nombre) no necesita carril bici, ya que las bicicletas pueden ir tranquilamente por el asfalto sin que algún merluzo los embista por creerse que está en el Jarama. Por otra parte, en amplias avenidas donde se puede establecer un límite más alto (pongamos Duquesa de Lugo, el día que la terminen) sí es recomendable hacer una separación, con barreras físicas preferiblemente, que diferencie zonas para peatones, para bicicletas y para vehículos de motor.

La gran ventaja de las zonas 30 es que apaciguan enormemente el tráfico, relajan la circulación y eso es bueno no solo para las bicicletas, sino también para peatones y demás fauna urbana. Además es algo muy barato de ejecutar, ya que no hay que hacer más obras que plantar una señal y pintar grandes números 30 en el suelo, no parece excesivamente complicado.

Sin embargo es cierto que hay áreas donde las zonas 30 parecen ridículas. Por ejemplo, esa velocidad es absurda en esas grandes avenidas como Duquesa de Lugo, con cuatro carriles intermitentes (ora dos carriles, ora cuatro carriles) de forma inexplicable, ya que para completar de una maldita vez la calle hasta el Ceao solo hay que ocupar terrenos que están vacíos (tampoco es que haya que demoler un templo etrusco). Es como cuando vas por enormes circunvalaciones, que son auténticas autovías, y te limitan a 80 o 50, e incluso 30 como es el caso de la autovía de entrada al aeropuerto de Lavacolla. Señales que parecen puestas más para poder multar al incauto cuando el Estado ande bajo de fondos que para garantizar la seguridad de los conejos, que es lo máximo que puedes atropellar en esos lugares.

Para hacer un carril bici hacen falta enormes avenidas
de las que Lugo carece justo donde serían necesarias.
La hábil combinación de ambas estrategias puede funcionar. Lo que pasa es que en Lugo estamos acostumbrados a los grandes planes y proyectos faraónicos que finalmente se quedan en agua de borrajas. Por ejemplo, los mencionados 65 kilómetros de carril bici que ahora parecen quedar en nada o el anuncio de ahora de que van a aplicar el fantástico Plan de Tráfico que está guardado en un cajón desde que se pagó por él una salvajada en 2008. Desde aquella se han peatonalizado calles y la ciudad ha cambiado, poco, pero ha cambiado. ¿De verdad ese plan es aplicable casi una década después? Quizás sí, quizás no, quizás haya que pagar otra barbaridad para que algún “amigo” lo actualice.

Lugo no necesita desproporcionadas políticas de palabras grandilocuentes, sino acciones prácticas, efectivas y de sentido común. De planes estratégicos, planes de turismo y planes de casi todo estamos cansados. De que nos vendan motos que ni siquiera existen y que nos vengan a decir que necesitamos expertos del quinto pino que nos cuenten cómo vivir nuestra vida, en lugar de adaptar las medidas a la realidad existente, que es lo suyo.

No me entiendan mal, no veo mal contratar un experto para asesorar sobre un plan específico, pero estoy un poco aburrido de que solo se haga eso, sin que los planes acaben en nada más que una generosa transferencia de dinero público a la empresa de turno para hacer la rueda de prensa y sacar titulares que al poco tiempo no sirven de nada al ciudadano de a pie.

La idea propuesta no es mala, en serio, pero tampoco eran malas muchas otras que se quedaron por el camino. Ojalá esto sea diferente, pero vistos aquellos ambiciosos planes de tener un nuevo sistema de aparcamientos en ocho meses y la ausencia de movimiento en ese sentido… mi fe flaquea notablemente.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Es de bien nacidos...

Cuando uno comete un error lo más difícil es reconocerlo y enmendarlo. Si encima se hace de forma pública y notoria el mérito del acto de reflexión es infinitamente mayor, y por eso no puedo menos que reconocer y aplaudir que el señor Deán de la Catedral de Santiago haya recapacitado sobre su decisión de no aceptar la Credencial del Peregrino de Lugo, emitida por Lugo Monumental con el sello y el aval del Obispado de Lugo y el patrocinio de La Voz de Galicia.

Rectificar es de sabios. Creo que en todo este asunto ha habido malos entendidos, interpretaciones equivocadas y quizás un pelín de exceso de celo por ambas partes, cada una de ellas preocupada por las consecuencias que este tema podría tener en el futuro. En ocasiones parece que se ha obviado que lo importante de todo este asunto es el Camino y todo lo que ello significa.

Para Santiago, promocionar el Camino Primitivo es importante, ya que supone una alternativa al Camino Francés y esto ayuda a descongestionar la ruta más conocida, lo que además de mejorar la experiencia para el caminante colabora en la organización de la intendencia de apoyo al mismo.

Que Lugo se consolide como punto de inicio para peregrinar a Santiago por el Camino Primitivo es de un interés tremendo para nuestra ciudad. Tanto que podría suponer el desarrollo de toda una “industria” económica pero, sobre todo, un punto de apoyo sobre el que ponernos en el mapa de una forma que no podríamos imaginar. Pregunten a Sarria la importancia de ser la primera población desde la que se cumplen los míticos 100 kilómetros.

Por supuesto para el Peregrino el hecho de recorrer la primera de las rutas a Compostela, la que inauguró Alfonso II el Casto desde Oviedo en el siglo IX, es algo digno de consideración y más si comienza la ruta en una ciudad con tres Patrimonios de la Humanidad, la Ciudad del Sacramento, la ciudad de las Murallas… nuestro Lugo.

Confío en que la senda de la reflexión que ha comenzado el señor Deán no se quede aquí y que siga aceptando las Credenciales expedidas en diferentes puntos de la cristiandad a partir del 1 de abril, fecha límite que en su momento marcó. No tendría sentido exigir al Peregrino partir con un documento emitido exclusivamente en el punto de destino, y cualquier desafío, ya no solo a Lugo sino a todas las instituciones implicadas en el sostenimiento del Camino solo podría tener consecuencias terribles para el conjunto.

El señor Deán de la Catedral de Santiago ha demostrado que es capaz de corregir una postura adoptada, supongo que con buena fe, pero que se ha demostrado equivocada y eso le honra. Desde aquí mi más sincero reconocimiento, y creo que en esto hablo en nombre de toda la ciudad cuando doy las gracias al señor Deán.

martes, 22 de marzo de 2016

Hoy toca dar las gracias

Hoy toca dar las gracias. Intentaré guardar un orden pero si alguien se siente desplazado en preferencias por favor que no me lo tome a mal que aquí el protocolo es inexistente. Empezaré por los agradecimientos por la existencia de la Credencial y seguiré por los de la peregrinación recién completada. 
 
Miguel y yo - Foto de Carles

Voy a poner en primer lugar a la persona sin la que todo el asunto de la Credencial habría nacido muerto. Miguel Cabana, delegado de La Voz de Galicia en Lugo, captó desde el primer segundo la importancia que este tema puede tener para nuestra ciudad. Gracias a su constancia y su perseverancia la iniciativa ha llegado a buen puerto, y no me refiero únicamente a la parte económica, aunque también ya que La Voz de Galicia fue quien patrocinó la Credencial, sino a mucho más: al apoyo incansable y los desvelos que sé que ha tenido para que los diferentes puentes que hemos ido cruzando nos permitieran vadear las grandes dificultades a las que nos hemos enfrentado y que hicieron que algunos nos planteásemos tirar la toalla. Sin Miguel esto no se habría completado, y su intervención ha sido probablemente una de las dos más decisivas de todas.

Por supuesto el Obispado de Lugo también ha sido la otra piedra angular de la iniciativa. Sin el respaldo, el sello y el apoyo de don Alfonso Carrasco, Obispo de Lugo, el documento podría ser considerado una mera curiosidad, pero nunca un título válido a los efectos del Camino. No sería una Credencial sino un papel. Su decidida intervención ha supuesto que la Credencial de Lugo sea una realidad, y su soporte es crítico para el futuro de la misma. Además, esto se ha adornado con su amabilidad y la del personal de la Diócesis, empezando por María, de secretaría con quien he tenido larguísimas conversaciones en que nos hemos apoyado mucho, María José, del gabinete de prensa, y otras personas del Obispado como Fran Moreiras, Jose Criado o el Deán de Lugo, Don Mario.

Saliendo de Lugo - Foto de Carles Vilaplana
El diseño de la Credencial fue otro de los puntos fuertes del proyecto. De hecho su belleza fue probablemente una de las cuestiones que hizo que algunas instituciones nos apoyaran, y todo es gracias a Chencho Pardo, el genial dibujante lucense cuyas ilustraciones cada día que pasa son más valoradas allende nuestras fronteras. Sus perfiles de poblaciones son ya muy conocidos y atesoro un plano de Lugo de la edición limitada que me regaló un buen amigo y que hizo el Ayuntamiento hace unos años, cuando publicó unas guías de la ciudad basadas en ese diseño.

En cuanto a la peregrinación en sí, tanto los esforzados compañeros de viaje como los responsables del avituallamiento merecen una gran consideración. Valoro por encima de todos el titánico esfuerzo hecho por mi madre, Miluca, que si no fuera porque iba con nosotros habría dedicado un día más al recorrido (con gran inteligencia, hay que decir), pero por supuesto también el de Carles, Miguel, Marcos y mi padre, Luis. Sin ellos el Camino habría sido una terrible losa y no la satisfactoria y divertida experiencia que supuso. Dedicarles un párrafo me parece muy poca cosa, pero ya saben que lo importante es lo vivido, y eso lo recordamos todos sin necesidad de ponerlo aquí.

Tampoco nos podemos olvidar de las autoridades que nos acompañaron, no por su título sino por la implicación que ha supuesto por su parte. A quienes sus agendas les impidieron venir todo el Camino pero hicieron con nosotros dos etapas completas, Raquel Arias los dos primeros días y Joaquín García Díez y Rosa, su mujer los dos últimos, o quienes vinieron una como Margarita Pérez Herráiz (quien, por cierto, nos tuvo que esperar media hora la final del recorrido porque va como una bala), Ramón Carballo, o David Fernández, hay que agradecerles enormemente el esfuerzo que hicieron por apoyar esta iniciativa y mostrar su compromiso con ella.

A la llegada con la Credencial en la mano
Entre quienes nos acompañaron a la salida y/o llegada tengo que destacar a la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, que vino desde la salida al puente romano y nos acompañó desde el Monte del Gozo hasta el final. La destaco porque fue la primera autoridad que se ofreció a este apoyo público y creo que es digno de mención. Su habitual amabilidad y simpatía se ven reforzadas en este tipo de cosas, en que apuesta firmemente por lo que cree que le conviene a la ciudad. Gracias alcaldesa.

Por supuesto hubo más personas que nos acompañaron a la salida o a la llegada, como el Presidente de la Diputación, o el Diputado Eduardo Vidal, los representantes de diversos grupos municipales de Lugo (Jaime Castiñeira, Santiago Fernández Rocha, Olga Louzao, Antonio Ameijide, Miguel Fernández, Jesús Expósito) y otros grupos como UPyD representado por Ana Argiz, además de diversos amigos. A todos ellos se les agradece también su apoyo enormemente.

Si algo me ha parecido positivo en el tema de este proyecto, en la Credencial del Camino Primitivo desde Lugo es ver cómo adversarios políticos se unían para caminar juntos, literalmente, por nuestra ciudad en torno a un proyecto salido de la sociedad civil.

Todos y cada uno de vosotros habéis sido importantes en este tema y a todos y cada uno de vosotros os doy las gracias desde la parte que me pueda tocar. Sois grandes, y Lugo con vosotros más grande todavía.

Me falta un agradecimiento, pero eso toca mañana.

lunes, 21 de marzo de 2016

Misión cumplida

Va por ti, abuela
Hace ya años que mi madre tuvo unos serios achaques de salud. En uno de ellos pensamos que la suerte se le acabaría y que no saldría adelante, y lo pasamos todos muy mal, incluida ella que veía en nuestras caras tal expresión que casi se puso a elegir la ropa con que quería que la enterrasen. Felizmente todo salió bien y aquí sigue con nosotros.

Mi abuela Emilia también la vio muy mal, y pensó que perdería a su hija cualquiera de aquellos días. Cuando nos dijeron que estaba fuera de peligro, fui a buscar a mi abuela a su casa para llevarla como siempre al hospital a ver a mi madre y le di la buena noticia. Su reacción fue suspirar aliviada y decirme “Menos mal, pensé que de ésta no salía. Pues le ofrecí al Apóstol que si se curaba hacía el Camino de Santiago”. La miré con cara de susto, con sus ochenta y muchos años y su bastón y su muleta y le pregunté “¿Cómo vas a hacer tú el Camino?”, y me contestó “Yo no, ella”.

Más de una década después, y ahora que mi madre tiene algo de tiempo libre entre viaje y viaje, hemos podido cumplir aquella promesa, con el atractivo adicional de poder haber hecho algo, por modesto que sea, por nuestra ciudad.

Las Compostelas logradas con la Credencial de Lugo
Lugo ha inaugurado su Credencial, que fue aceptada al final del Camino, cosa que es de agradecer por parte del Deán de la Catedral de Santiago ya que no debe ser fácil enmendarse públicamente a sí mismo. Rectificar es de sabios y creo que debemos aplaudir su actitud.

Respecto al Camino en sí mismo, para hacerlo bien nos faltó un día. Las etapas que unánimemente se proponen en todas las guías que consultamos antes de salir de Lugo son un disparate. Si no estás acostumbrado a andar 20 kilómetros son razonables, y todo lo que pase de ahí un desafío a la integridad de tus pies. Los 28 de media que hicimos los tres primeros días son un suicidio y mis ampollas y heridas son prueba de ello.

Es cierto que el Camino Primitivo está mucho menos dotado de infraestructuras que los demás, y que solamente encontramos dos poblaciones con albergues para poder detener la marcha entre Lugo y Melide: San Román da Retorta, donde hay un establecimiento privado y otro público, y Ponte Ferreira, que cuenta con albergue privado y hay un par de opciones más como casas de turismo rural e incluso una nueva nave que está en proyecto.

El problema es que entre Lugo y Melide hay 48 larguísimos kilómetros que tienes que dividir sí o sí en dos etapas de 20 y 28 kilómetros porque la disposición de los alojamientos no te permite hacer dos etapas más equilibradas.

Entrada por la Puerta Santa
Como el tiempo del que disponíamos era limitado nuestro recorrido fue Lugo-Ponte Ferreira-Boente-Pedrouzo-Santiago de Compostela. Tres noches que personalmente recomendaría convertir en cuatro, y hacer Lugo-Ponte Ferreira y a partir de ahí dividir los 56 kilómetros restantes en tres días. Sale la cosa a poco más de 18 kilómetros diarios (desiguales en función de los lugares con albergues, claro) pero crean que se agradece poder relajarse un poco y visitar las poblaciones en la que se hace un alto sin tener la sensación de morirse un poquito hasta el día siguiente.

Evidentemente si algún peregrino que comenzó en Roncesvalles o por ahí y se ha machacado a razón de 30 kilómetros diarios durante un mes, se estará muriendo de risa, pero aquí no hablamos de un desafío de ese calibre sino de disfrutar del Camino con cierto desahogo. Lo otro es digno de admiración, por supuesto, pero jugamos en ligas diferentes.

Mañana si tal les cuento algo más pero permitan que hoy llegue hasta aquí. Sí, estoy cansado y dolorido así que no me pidan mucho…

viernes, 18 de marzo de 2016

El lamentable estado del Camino Primitivo a su paso por Lugo

Creo que una de las cosas que más me definen es que soy lucense hasta la médula. Esto hace que tienda a defender los colores de mi ciudad y que mi visión sobre la misma sea poco objetiva, pero el tenerlo en consideración y reconocerlo ayuda a fijar un poco la postura. 

Sin embargo también tiene un efecto colateral no tan positivo y es que cuando veo algo malo me duele más en Lugo que en otro sitio. Por ejemplo, el vergonzoso estado en que está el Camino Primitivo al paso por Lugo es algo que realmente debería sacar los colores a todas las administraciones implicadas en ello y hasta creo que un poquito sí que les da cosa porque intentan engañarnos para que no lo veamos.
El Camino Primitivo entra en el casco histórico por la puerta de San Pedro, y proviene de una zona que ya es fea con ganas (pasa por debajo del túnel del Carrefour Express de la ronda, para que se hagan a la idea). Esto, que ya de por sí es una tarjeta de presentación que desanima al más pintado se compensa un poco al alcanzar la cima de esa cuesta y ver en toda su magnificencia nuestra querida Muralla romana.

Entrar por San Pedro y llegar al albergue de las Noreas, descansar en pleno casco histórico y aprovechar para dar una vuelta por nuestra ciudad puede conseguir mitigar la sensación de “Dios mío, ¿pero dónde nos hemos metido?” que puede dar la penosa y cutre entrada en la ciudad.

Pero este efecto amortiguador desaparece cuando coges la mochila para abandonar la ciudad. Aunque las administraciones nos intentan convencer de que la ruta va desde la Catedral al puente romano por la calle Santiago esto es falso. La Puerta de Santiago, la que está frente a la Catedral, era de uso privado de la Iglesia, y los peregrinos no podían utilizarla. El Camino Primitivo “pata negra” es saliendo por la Puerta del Carmen o Porta Miñá.

La señal que va en dirección contraria
Justo frente a esa puerta hay una señal que insiste en enviarte hacia la calle Santiago. Mentira, el Camino es bajando por delante de la Capilla del Carmen y, una vez pasado el Pajón, te metes por unas corredoiras que darían vergüenza a las vacas. Un terreno sucio, con casas abandonadas a los lados que meten miedo, desnivelado y lleno de aguas de cuya limpieza podemos dudar por su olor… Y va a desembocar a la Ronda del Carmen donde te hacen dar una extraña pirueta y bajar unas escaleras de hormigón más que cutres para llegar al puente Romano.

La impresión no puede ser peor. De abandono y suciedad, cutrerío y una total, absoluta e indiscutible falta de atención.

Aunque les cueste creerlo, esto es el Camino Primitivo
entre la puerta del Carmen y la Ronda del Carmen
Nos gastamos la pasta en hacer visitas guiadas al cementerio y en sacar folletos sobre lo bonito que tenemos esto, pero cuando nos conceden un título como el de Patrimonio de la Humanidad al Camino Primitivo no somos capaces de hacer un plan de revisión del mismo en nuestra ciudad.

Los peregrinos buscan autenticidad, y tampoco estamos hablando de que haya que asfaltarlo y poner bancos y farolas. Bueno, las farolas no sobraban. Hablamos de que se adecente, que no parezca que de un momento a otro te va a asaltar un hombre lobo o algo peor.

Si queremos que nuestra ciudad sea referente en el Camino Primitivo lo primero que tenemos que hacer es que la ruta sea digna. No parece mucho pedir y tampoco pensarían que íba a echar la culpa de todo al Deán. Aquí también tenemos mucho que rascar.

jueves, 17 de marzo de 2016

El Camino no es solo Santiago

La negativa del señor Deán de la Catedral de Santiago a aceptar la Credencial del Camino Primitivo emitida en Lugo con el aval y respaldo explícito del Obispado de nuestra ciudad ha abierto un debate que llevaba años pendiente, el del control del Camino de Santiago.

Piensa el señor Deán que la máxima autoridad sobre esta ruta es él, o en su defecto el Cabildo que él encabeza, pero ese criterio deja de lado muchos aspectos de lo que la ruta de peregrinación católica más conocida del mundo significa en realidad.

El trabajo desinteresado de muchísimas personas ha convertido tradicionalmente al Camino de Santiago en lo que es, un fenómeno difícilmente explicable sin la participación de los entes que se han agrupado en Asociaciones de Amigos del Camino y otras instituciones a lo largo de la Historia. A ellas, colectivamente, se ha enfrentado el señor Deán al negar la validez de toda credencial que no sea la publicada por su Catedral, cuestión totalmente ilógica porque no tiene el más mínimo sentido exigir al caminante un documento emitido por el punto de destino.

El debate de fondo de todo este asunto puede interpretarse de otra manera: ¿tiene sentido que sea una institución tan parcial y tan demostradamente interesada como la Catedral de Santiago la que controle el Camino? ¿No sería más apropiado que las administraciones con competencias en materia de cultura y turismo se hicieran cargo de esto?

Como liberal me cuesta mucho trabajo abogar por la intervención del Estado en cualquier materia, pero la actitud del señor Deán, lejana a toda caridad cristiana y a la generosidad que se le supone al cargo, hace que me plantee la oportunidad de crear una “Oficina Civil de Acogida al Peregrino”, dependiente del Ayuntamiento de Santiago, ubicada en la Plaza del Obradoiro y que, libre de todo prejuicio, acepte cualquier acreditación que demuestre que el caminante ha cumplido los mínimos 100 kilómetros de viaje, sin exigir ni una motivación religiosa ni un impuesto revolucionario como el que pide ahora la Catedral.

Para evitar intrusismos el Ayuntamiento podría coordinarse con la Xunta y emitir un certificado, la Compostelana (diferente de la Compostela y con un sentido más abierto), que tendría una tasa de un euro dedicado íntegramente a fines sociales, con lo que a nadie le costaría demasiado desprenderse de ese precio simbólico.

Con todo lo que pasó en la Catedral de Santiago, los millones de euros presuntamente sustraídos sin que siquiera se enterasen, lo del Códice… quizás el señor Deán debería ser más cuidadoso a la hora de intentar imponer unos privilegios que la sociedad de hoy día no está dispuesta a aceptar. Y si siguen en sus trece, esa misma sociedad tendrá que reaccionar y dar alternativas. Alternativas civiles.

El Camino de Santiago es de los peregrinos, de los hospitaleros, de las personas que generosamente ofrecen su tiempo y su esfuerzo a cambio de nada. Es Patrimonio de la Humanidad desde mucho antes de que tuviera ese título de la UNESCO. Y quien no lo entienda así no debería tener ninguna competencia sobre el Camino.

Artículo publicado el 16 de marzo de 2016 en La Voz de Galicia

miércoles, 16 de marzo de 2016

Queremos Galego miente

Texto de la convocatoria
Hay cosas que son interpretables. Otras que son directamente falsas.

Queremos Galego convoca una concentración que tendrá lugar hoy a las 11:30 horas (si están de acuerdo con ellos ya saben, acudan a la manifa) contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia que anuló algunos artículos de la ordenanza que el Ayuntamiento de Lugo aprobó hace un par de años con la vergonzosa complicidad de los partidos estatales. Del PSOE ya nos lo esperamos porque sabemos que necesitan la muleta del BNG en las instituciones, pero el PP difícilmente puede explicar que apoyara semejante cosa.

Esto ya lo habíamos hablado el otro día así que no voy a insistir. Lo que sí me parece que es retorcer la verdad, y demostrar que se miente, son los argumentos utilizados para la concentración. Según los convocantes el acto es “contra a sentenza que limita o uso do galego polo concello de Lugo”. Esto es falso. No se limita absolutamente nada.

Limitar, por definición, es poner límites a algo. En su acepción más “política” de la definición de la RAE, es “fijar la extensión que pueden tener la autoridad o los derechos y facultades de alguien”. La sentencia no supone prohibición alguna para nadie, ya que no impide a nadie la utilización del gallego allá donde considere oportuno, sino que lo que hace es derogar la obligatoriedad.

Cuando publiqué el anterior artículo sobre este asunto no faltó la obvia y previsible reacción airada de quienes entienden que no imponer el gallego es luchar contra el gallego. Lo que no acaban de meterse en la cabeza es que la imposición crea rechazo, y que lo contrario de lo que hacía Franco, que era imponer el castellano, no es imponer el gallego sino dar libertad de elección.

La libertad es buena, por definición. La ciudadanía es la que ha de decidir lo que quiere hablar, donde y cuando quiera. Si una persona desea expresarse libremente en gallego ha de poder hacerlo, al igual que en castellano. Eso es bilingüismo.

De hecho entiendo que ese rollo de que si te hablan en gallego hay que contestar en gallego es una tontería, igual que lo es que si te hablan en castellano hay que contestar en castellano. Yo tengo amigos y familiares cuya lengua materna es el gallego y mantenemos conversaciones perfectamente válidas hablando cada uno en lo que le sale de las narices y no pasa nada.

Otra cosa es cuando hablamos, por ejemplo, de administraciones públicas. Ahí entiendo que hay una diferencia que es que el funcionario no está actuando como ciudadano, sino como servidor de la otra persona por lo que sí es normal que conteste en el idioma que decida el administrado. Aunque solo sea para que se sienta cómodo hablando en lo que le apetezca, pero cuidado, recuerden que eso tiene la doble vertiente de que si desean expresarse en castellano no es lógico responder en gallego. En la administración, insisto.

Alguien debería explicar a los colegas de “Queremos Galego” que están en todo su derecho de utilizar la lengua que les dé la gana y que la sentencia del TSJ no anula ni un ápice ni limita en lo más mínimo dicho derecho. Solo que no obliga a todo el mundo a hacerlo, ese es el matiz fundamental.

Ya somos mayorcitos para que nos vengan con imposiciones, ¿no creen?

martes, 15 de marzo de 2016

¿Por qué sigue vacío el local de lo que fue el Verruga?

La fachada de lo que fue el Verruga
Si les soy sincero, pensaba que al pasar por delante del número 12 de la calle de la Cruz iba a sentir tristeza, morriña… algo. Curiosamente no es así. Miro la fachada del que fue el Verruga y solo veo una fachada, sin más.

Probablemente influye mucho que veo a mis padres más que felices, disfrutando de su tiempo libre y de una vida que nunca pudieron tener hasta ahora, de cosas tan sencillas como comer tranquilamente en casa, viajar sin estar pendientes del teléfono, sin preguntar todos los días esa frase que quien tiene un negocio en casa conoce como a un familiar cercano (“¿hubo gente?”), sin llamar para “hacer la nota de la plaza”… Eso compensa más que sobradamente toda cuestión sentimental que pudiera unirme al Verruga como local.

Sí es cierto que me da algo de pena ver que el bajo se va a quedar así eternamente, siguiendo los pasos de sitios emblemáticos de esta ciudad como La Cosechera, el Ferreirós o la Petit (más conocida como “la amarilla”), locales que cerraron por razones desconocidas y que no reabren por razones más desconocidas aún. En el caso del Verruga, como tengo información de primera mano, sí tiene más explicación la cosa, y como estamos en confianza ustedes y yo se lo voy a contar, qué caray.

La Cosechera, uno de los locales vacíos desde hace años
Verán la cuestión es que para abrir un negocio necesitas cinco elementos básicos: un local, una licencia, equipamiento, personal e iniciativa. Cuando el Verruga cerró contábamos con tres de cinco, ya que el local nunca fue de mi familia (era alquilado) y lo de la iniciativa como que quedaba un poco fuera de juego por las razones antes expuestas. Era nuestro el contenido del local y la licencia, y contábamos con una excepcional plantilla que, de hecho, está hoy trabajando sin problema alguno en otros locales de la ciudad.

Los locales de viejo como es el del Verruga, que cuentan con licencia desde hace cuarenta o cincuenta años (la nuestra es de 1.951), tienen una ventaja enorme y es que no tienen que cumplir con las durísimas normativas que hoy día se exigen para los locales de nueva apertura. Por ejemplo, temas como el aislamiento acústico, el tamaño de los aseos o cuestiones similares son “heredadas” de la situación anterior, lo cual es lógico porque si no cada vez que hubiera un cambio normativo obligarían a que todo el mundo hiciera obras, lo que no tiene el más mínimo sentido.

Pero esos “privilegios” se pierden si se extingue la licencia. El local puede funcionar solicitando una nueva, por supuesto, pero entonces tiene que adaptarse a las normativas en vigor, como es lógico, y en el caso que nos ocupa hay dos problemas tremendos: el espacio y el coste. Respecto a lo primero, como el local ya no es que sea muy grande, si te obligan a ampliar los baños te comes medio comedor (valga la redundancia). Además las normas obligan a contar con una serie de instalaciones que allí solo caben si dejas cuatro mesas para los clientes, con lo que la rentabilidad es la que es: ninguna.

Por otro lado el coste de la reforma para adaptarse hace que se te quite la idea de la cabeza, porque hacer una inversión tremenda en un local alquilado no tiene mucho sentido. Para que se hagan a la idea, me han contado (“díxome, díxome” así que puede que sea exagerado) que unas personas interesadas en abrir allí un local de hostelería pidieron presupuestos para reformar y adaptar el local a las nuevas normas y el coste rozaba los 300.000 euros.

Si tomamos esa barbaridad y contamos, por ejemplo, con un alquiler a 20 años, la amortización es de 1.250 euros mensuales solo para la reforma, y eso suponinendo que tengan el dinero porque si encima hay que pedir un crédito a eso hay que sumar los intereses. Y el alquiler, claro. Y los seguros, luz, agua, basuras, personal…

En su día ofrecimos al dueño del local una posibilidad, que era enseñarlo tal cual estaba y, si la persona que lo quisiera alquilar se interesaba por el contenido y la licencia le daríamos el lote completo por un tercio de lo que hoy cuesta solo la reforma. Dijo que no, y que tenía que estar todo desmontado antes del 31 de diciembre, lo que hicimos puntualmente. Cumplidores que somos.

La maldad subyacente en todo esto, resumida en “por perjudicarte a ti soy capaz de fastidiarme a mí mismo” tiene una virtud colateral: reconozco que si alguien cogiera el mismo local y el contenido del que fue el negocio de mi familia durante casi 65 años, aunque le cambiara el nombre, sí me daría pena verlo. Es como cuando vendes tu primer coche o el primer piso en el que viviste, pero mucho más exagerado porque aquí hablamos del esfuerzo titánico de dos generaciones de la familia, la de mis abuelos y mis padres.

El local del Verruga, sin nuestra licencia, probablemente pueda valer para abrir una zapatería o algo así, quizás un pequeño bar, pero jamás un restaurante. Como local comercial no vale un patacón porque la calle de la Cruz comercialmente no es de las más boyantes de la ciudad, a pesar del rumor interesado que la propiedad quiso hacer circular de que Zara quería el local para dar salida a su tienda hacia ese lado. Curiosamente ese bulo, que los propietarios pusieron a andar pensando que le daba más “caché” al local tuvo un efecto rebote, y desanimó a alguna persona que estaba interesada porque si se mete Inditex sabes que no puedes competir. Ya ven…
 
¿Me dará pena ver dentro de varios años que el local sigue vacío? No creo. Me recuerda un poco a las palabras de “El coloso en llamas” que me parece que decía Paul Newman al final de la película. Algo como que deberían dejar el edificio en ruinas en pie como un monumento a la codicia. Aquí pasa algo similar, pero como un monumento a la maldad. 

Tres meses después del cierre del Verruga el local sigue ahí, muerto de risa, y lo que le queda. Son muchos, muchísimos los recuerdos que se generaron entre esas paredes pero que no quedan tras esas puertas, nos los hemos llevado igual que la cafetera y las cocinas. Son nuestros, de los amigos que durante todos esos años hicieron allí sus celebraciones y su vida diaria, y estarán con nosotros para siempre. Por suerte eso no se puede traspasar... y aunque se pudiera no habría dinero suficiente en el mundo para perderlos.

lunes, 14 de marzo de 2016

El Camino en juego

Exposición de credenciales en Samos
Foto de La Voz de Galicia
Este fin de semana se reunieron varias asociaciones vinculadas al Camino de Santiago y debatieron sobre varios asuntos, entre los que están el tema de la edición de credenciales y el mínimo de kilómetros que se debe exigir para considerar que se ha realizado la peregrinación.

Partiendo de la base de que no soy objetivo en ninguna de las dos materias, creo que hay argumentos poderosos para poder defender una postura más bien liberal en la primera y conservadora en la segunda. Y explico el porqué.

La edición de credenciales es un asunto que, como saben mis lectores habituales, afecta a nuestra ciudad notablemente tras la publicación de la Credencial del Camino Primitivo desde Lugo que sacó a la luz la asociación Lugo Monumental con el aval del Obispado de nuestra ciudad y el patrocinio de La Voz de Galicia. Un precioso documento (el diseño de Chencho Pardo le da sopas con hondas a la cutre edición tradicional) que permite recoger los sellos que demuestran la peregrinación y que en Santiago aseguran que nunca admitirán, para sorpresa de propios y extraños porque aceptan folios en blanco.

Entiendo que quieran controlar el tema de las credenciales, pero solo lo comprendo hasta cierto punto. Si una persona por cualquier circunstancia hace el camino y demuestra de buena fe que lo ha completado, ¿qué problema hay en darle la bendita Compostela? Tampoco es que te concedan un título universitario o una plaza por oposición. Realmente es un documento que no tiene más validez que la moral.

Pretender que el documento que llevas de viaje sea el editado por el punto de destino no tiene sentido. Lo suyo sería que cualquier documento avalado por la diócesis o incluso por la parroquia de origen del caminante sea válido, porque lo contrario es poner en duda la autoridad del Obispo o del Párroco de donde sale el peregrino.

Son muchos los caminos...
En cuanto a lo de la distancia mínima a recorrer, volviendo a recordar mi falta de objetividad, no soy partidario de cambiarla. El motivo es que si se aumenta de los 100 kilómetros actuales a los 300 propuestos Lugo dejaría de tener esa ventaja de ser la primera ciudad del Camino Primitivo que se pueda convertir en punto de salida. También perjudicaría a otras poblaciones como Sarria, que ya tiene organizada una completa y compleja industria en torno al Camino.

Entiendo que desde el punto de vista religioso es irrelevante lo práctico y lo económico (aunque con lo de las Credenciales lo disimulen que da gusto) pero hay que tenerlo en cuenta como organización que opera en el mundo real.

El argumento aportado es un poco ridículo. Dicen que es para evitar la aglomeración de gente, lo cual es una tontería. Si para evitar que vaya mucha gente te cargas el propio Camino ya me dirán ustedes qué lógica se le ve al asunto.

Cada vez es más complicado que la gente cuente con grandes periodos vacacionales, por lo que obligar a dedicar al Camino tres semanas lo que hará es reducir el número de peregrinos. Si esa es la gran solución que tienen para reducir la masificación, estamos listos.

La solución, queridos amigos, es promocionar las rutas alternativas. Es dejar de centrarse tanto en el Camino Francés, que ya está más que trillado, y abrir promociones a otras rutas… como el Camino Primitivo, el de la Plata, el inglés… Divide y vencerás, también en este caso. 
 
Aún no se han publicado las conclusiones de la reunión del fin de semana. Veremos e informaremos. Y en su caso... pelearemos.

viernes, 11 de marzo de 2016

Bien por el bilingüismo, mal por los fascistas de la lengua



No deja de ser llamativo que cuando hay una sentencia que fortalece la supremacía de una lengua autonómica sobre la nacional las reacciones contrarias que suscita se denominen “fascistas” mientras el caso inverso es una “defensa de lo nuestro”.

El Pleno del Ayuntamiento de Lugo aprobó en 2012 una ordenanza municipal en que, por sorprendente unanimidad, se declaraban cosas como que el gallego es “la lengua oficial del (…) Ayuntamiento de Lugo”, con los votos favorables de PSOE y BNG (lo que no sorprende a nadie) y PP (esto un pelín más chocante). También obligaba, por ejemplo, a presentar los ruegos y preguntas en lengua gallega, o a que los letreros estén únicamente en gallego. Además, obligaba a utilizar exclusivamente el gallego a las asociaciones que quieran recibir ayudas municipales. La palabra clave de todo esto es "obligar".

Afortunadamente, tras una denuncia de Galicia Bilingüe, todo esto ha sido anulado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, en lo que los nacionalistas ven como un “ataque” y el sentido común ve la recuperación de la normalidad bilingüe que venía reinando hasta ahora en nuestra ciudad a pesar de los reiterados intentos de inclinar la balanza hacia determinado lado. Parece ser que el BNG, que utiliza la legislación según le conviene recurriendo a "lo dice la ley" cuando va a su favor y "la ley es mala" cuando va en su contra, considera que es lícito imponer el idioma igual que hacía Franco.

¿Tan difícil es dejar elegir a la gente lo que quiere hablar?
En este tipo de asuntos las tesis nacionalistas han logrado una victoria moral importantísima, y que es que lo “políticamente correcto” es darles la razón aun cuando sus planteamientos sean de máximos y consideren que el que no habla gallego es un traidor. De hecho hay infinidad de personas del ámbito público a las que no he escuchado en su vida decir una palabra en lengua gallega a menos que tuvieran un micrófono delante, e incluyo tanto a políticos como periodistas y otras hierbas. La sociedad gallega, por suerte, en su tradicional sabiduría reconoce que hay de todo como en botica y que lo bonito es cuando nadie te mira raro por hablar en una u en otra lengua.

Alguien debería explicar a nuestros preclaros líderes que ni los territorios ni las lenguas tienen derechos, solo los ciudadanos tienen derechos, como por ejemplo el de usar la lengua que les salga de las narices sin mayores explicaciones ni apuros.

La airada reacción nacionalista por supuesto ha cargado tintas contra Galicia Bilingüe, asociación a la que a día de hoy no pertenezco pero que cualquier día recibe mi solicitud de alta, a quienes tilda de “grupúsculo” y poco menos que dice que como son pocos no pueden opinar. Volvemos a las difíciles relaciones del bloque con la legalidad y la democracia, cuando considera que se ataca aquello que consideran “dogma de fe”. Deberían entender que una persona, una única persona, puede tener razón frente a un colectivo, como la Historia ha demostrado en reiteradas ocasiones, y si no que le pregunten a Churchill o al anónimo ciudadano que se enfrentó a los tanques chinos en la plaza de Tiananmen. De hecho, ahora que lo pienso, debería preocuparnos la escalofriante soledad de quien tiene el valor de enfrentarse al miedo colectivo a hablar o a pensar libremente.

Si Galicia Bilingüe propusiera en un solo caso la preponderancia del castellano o su uso exclusivo yo sería el primero en criticarlos, pero no he leído jamás en ninguna parte ni una sola línea que provenga de esa asociación en que defienda semejante barbaridad. Les invito a visitar su web y buscar esas supuestas tesis fascistas. Son exquisitos en la exposición de sus tesis, en que reclaman el bilingüismo real y aséptico de las instituciones, donde se sienta tan cómodo un administrado que entre hablando castellano como uno que entre hablando gallego. Como debe de ser.

Sorprende enormemente la inexplicable postura del PP en todo esto. Se ve que intentan recuperar torpe e inútilmente aquel “regionalismo” del que Fraga hizo bandera con gran éxito y que le atrajo no pocos votos de personas cercanas a las ideologías que consideran Galicia como una entidad real, pero que no tienen el más mínimo interés en luchar contra lo español porque también entienden que somos españoles. No están consiguiendo lo que sí logró Fraga porque, como le suele pasar al PP por razones que desconozco, se pasan de frenada y se han convertido no pocas veces en abanderados de la dictadura lingüística contra que deberían luchar, en ambos sentidos.
 
Reunión en que se decidió "ir contra la sentencia"
Foto de La Voz de Galicia
En cuanto a los "nuevos", es triste que ni siquiera una formación que es supuestamente liberal como Ciudadanos también caiga en la trampa de entrar al trapo nacionalista, y que no sea capaz de salirse del conjunto y decir que no ve nada de malo en que el gallego no se pueda imponer. Hay muchas formas de promocionar el idioma sin provocar el rechazo de una parte de la sociedad (las estadísticas demuestran que cuanto mayores son los esfuerzos legales a peor va la cosa) y de los tribunales, y Ciudadanos parece querer alejarse del estigma de "facha" dando su apoyo a una corriente contra la que debiera nadar cual salmón en temporada.

La sentencia, que el Ayuntamiento ha anunciado que recurrirá, declara ilegales una serie de cosas que les expongo a continuación (listado extractado de la web de Galicia Bilingüe), alguna de las cuales, por cierto, habría que repasar también en la normativa autonómica. Si les parece que alguna de esas ilegalidades no tiene sentido les ruego me expliquen qué parte les parece que debería mantenerse. Recuerden que lo que se declara ilegal no es el USO sino la OBLIGACIÓN DE USAR el gallego, que no es lo mismo ni de lejos:

  1. Es ilegal proclamar que el gallego es oficial en un organismo sin mencionar expresamente que el castellano también lo es.
  2. Es ilegal prohibir el uso del castellano en los plenos municipales.
  3. Es ilegal excluir el castellano de la rotulación de las oficinas y despachos municipales.
  4. Es ilegal obligar a contratistas y proveedores municipales a usar sólo el gallego en los bienes y servicios que sean objeto de contrato.
  5. Es ilegal obligar a usar sólo el gallego a terceros que realicen estudios, proyectos, o trabajos para el Ayuntamiento.
  6. Es ilegal obligar a una persona que prefiera ser atendida en castellano por el Ayuntamiento, a tener que solicitarlo formalmente.
  7. Es ilegal establecer que la lengua de uso oral en el Ayuntamiento con los usuarios será sólo el gallego.
  8. En la expresión “ámbito lingüístico gallego” que aparece en varios artículos de la ordenanza, se declara ilegal el uso del término “lingüístico”. Ha de usarse “ámbito gallego”
  9. Es ilegal obligar a los cargos públicos a usar el gallego en actos públicos cuando ejerzan sus funciones o representen al Ayuntamiento. Tienen derecho a usar también el castellano.
  10. Es ilegal que se exija a contratistas, concesionarias, proveedores y demás agentes externos al ayuntamiento a usar el gallego en rotulaciones, recibos, contratos, etc.
  11. Es ilegal que las señalizaciones de la red viaria estén sólo en gallego.
  12. El ilegal excluir el uso del castellano de los cursos de formación de los empleados municipales.
  13. Es ilegal obligar a las entidades juveniles, deportivas, culturales, etc, que reciben subvenciones, a usar sólo el gallego en sus actividades, cartelería publicidad o comunicación, oral y escrita.