Cinta policial en el lugar del crimen. Foto: El País |
En esta extraña sociedad que estamos haciendo hace que puedas leer titulares como el que apareció en algún medio de comunicación diciendo que la negligencia de los servicios secretos “causó” el atentado de Bruselas. “Causó”, nada menos. En otra escala y otra cercanía ayer en una discusión alguien me dijo que el tema del asesinato de la pobre muchacha que apareció en el coche de San Fiz se podía achacar a los recortes, y que la Xunta tenía mucho que ver. Con un par de cojones, perdonen la expresión. ¡Cómo se nota que las elecciones se acercan y que la desesperación empieza a hacer mella en algunos!
Es decir, que el cabrón asesino de la moza o los malnacidos de los terroristas son meros instrumentos de una situación que les supera y que viene “causada” por los servicios secretos de Bélgica o por la Xunta de Galicia, que como todo el mundo sabe está deseando que zurren a las señoras o, mejor aún, que les asesten 56 puñaladas. ¡Tócate los pies! Si no han notado la ironía necesitan gafas.
Que las administraciones tengan responsabilidades en la seguridad o la protección de la población es una cosa, pero colgarles el sambenito de lo que pase es otra muy diferente. Quien se salta un semáforo y atropella a un peatón es el único culpable del atropello, por mucho que la administración pudiera poner pivotes de acero en el suelo para impedir que la gente cruce en rojo. No nos volvamos locos por favor.
Los únicos culpables de los delitos, por graves que sean, son los que los cometen. Otra cosa es que los poderes públicos y las fuerzas de seguridad hagan lo que puedan para frenar esas acciones, pero eso es harina de otro costal, y me parece una barbaridad, además de una temeridad y una cobardía tremenda intentar colgar el asunto a una administración, y más si la maldita política está detrás del asunto.
Lo más curioso del asunto es que muchas veces quienes ponen el grito en el cielo porque “los servicios de seguridad no hacen bien su trabajo” son los mismos que exigen que se deroguen leyes como la de seguridad ciudadana (la mal llamada “ley mordaza”) o que se respeten los derechos civiles de los particulares, aspecto en el que estoy de acuerdo. No se puede dar misa y estar repicando y no tiene mucho sentido exigir una especie de “gran hermano” que todo lo controle pero ponerse como fieras cuando se controla algo. Como se dice aquí, “ou arre ou xo”.
La libertad y la seguridad tienen difícil encaje. No puedes pretender subirte con tranquilidad en un avión sin tener que pasar el engorroso trámite de que te registren hasta los empastes, y si pides seguridad sabes que te va a afectar también a ti. La otra opción es jugársela, y claro, luego protestar si pasa algo porque han “causado” el problema por no mirar bien las cosas.
Este dolor lo causan los terroristas, no el Estado |
La administración no solo no es Dios sino que ha de intentar no serlo. Puede ayudar, colaborar e intentar impedir, pero no le echemos la culpa de todo cuando algo sale mal porque las cosas no son así. Debería ser de Perogrullo: los crímenes los causan los criminales. Punto.
Una vez leído el texto, he de decirle que es obvio que la culpa POR SUPUESTO que es de los recortes, lo erróneo es el enfoque de la culpa. Por supuesto los recortes de los que se debe hablar no son los de seguridad, es obvio que no es viable estar en la mente de los criminales y seguirles, ni poner a un/a agente detrás de cada loc@ que ande suelto. Pero en este caso el recorte es en políticas EDUCATIVAS. Sí, amigo, educativas, esas que nos permiten explicarle a nuestras jóvenes que si un hombre levanta la mano no has de quedarte para recibir el golpe por amor, esas que nos hacen sospechar de un grito a destiempo, unas malas palabras de alguien que quieres. Esos recortes que no nos permiten explicarle como debíeramos a un adolescente que su novia no es un objeto de su posesión, o que no es de su incunvencia si, como diría Sabina, tiene la lengua muy larga o la falda muy corta, las mujeres no somos de nadie, con 30 alumn@s por aula y esta Ley de la Wertgüenza ¿qué tiempo nos queda para todo esto?. Los recortes en educación hacen que haya menos centros culturales abiertos por la tardes, lo que lleva a ofertar menos ocio y más telecinco y series basura. Nos educa la tele y creemos en el amor de cuento, de peli de Antena 3 por la tarde. Los recortes en educación evitan que much@s profesionales podamos dedicarnos a explicar qué es el machismo, y cómo MATA, pero no de cincuenta puñaladas, sino lentamente a una sociedad que se desangra, por los recortes,y por los golpes silenciosos que nos lleva asestando este gobierno a golpe de recorte educativo y socioeducativo. Recuerda aquello de abran más escuelas y se cerrarán más cárceles... pues eso mismo.
ResponderEliminar¿Serías tan amable de indicarme qué país en que no ha habido recortes han acabado con la violencia de género gracias a las labores educativas?
EliminarLos lugares comunes no dejan de ser declaraciones de intenciones.