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lunes, 23 de mayo de 2016

El precio de las cosas

Que en este país los precios son libres, salvo excepciones, es algo que la gente tiene poco asumido. Vemos en las redes sociales que unos u otros se escandalizan porque les cobran un euro por hacer una fotocopia en color en A3 a las cinco de la mañana, o porque les “timan” un euro con veinte céntimos por un agua mineral en una terraza. Se ve que el horario intempestivo, o la tapita (más pincho, más servicios varios) no cuentan.
 

El tema de preguntar los precios de las cosas antes de encargarlas tampoco acaba de cuajar, cosa que no me cabe en la cabeza porque personalmente cuando voy a comprar algo de lo que no tengo claro el coste pregunto el precio primero, no sea que me peguen un estacazo de padre y muy señor mío. Y si tengo que fastidiarme porque es el único sitio donde tienen lo que necesito lo pago, porque así funciona la ley de la oferta y la demanda. Tú tienes algo que yo quiero (unas pilas para una cámara de fotos en pleno viaje), y cuanto más lo quiera y menos sitios donde comprarlo haya (la única tiendita del pueblo), más subirá el precio.

Esto, que parece tan básico, no lo es tanto por lo visto para muchos conciudadanos nuestros, que ponen el grito en el cielo por cuestiones que son, a veces, ridículas. Como por ejemplo el tema de la calidad, en que tampoco parecen reparar porque a alguno le cuesta distinguir.

Probablemente me influye mucho mi vinculación con el mundo empresarial, en concreto el de la hostelería. He visto cómo algunos supuestos “gourmets” protestaban porque se les cobraba a 90 euros el kilo de cigalas, con el argumento de que “en la plaza las hay a 15”. Tienen razón, “habelas hailas”, como las meigas, pero evidentemente hablamos de bichos que hasta podrían ser considerados de especies disparejas por el número de diferencias que encontramos entre ellos, y que superan con mucho las que hay entre un San Bernardo y un caniche, animales que por increíble que parezca responden a la genérica denominación de “perros”. Visto así sí, ambas son cigalas.

A quien sepa de qué le hablo le hará mucha gracia lo de los 15 euros el kilo de esas cigalas de Marín que parecen lubrigantes, naranjas como el Pantone 1505 C, y que cuestan un ojo de la cara teniendo en cuenta que suelen entrar tres o cuatro en el kilo como mucho. Pero al lego en la materia le parecerá igualmente ridículo que alguien pague 90 o 100 euros por un kilo de manjares del mar.

La ignorancia es muy atrevida, ya saben, y aunque me parece muy bien que alguien no esté dispuesto a pagar eso por una cigala (yo el primero, que mi economía no me lo permite) de ahí a decir que el que las cobra así es un ladrón media un abismo.

Lo bueno normalmente es caro. Quizás porque suele escasear más o da más trabajo, aunque hay honrosas excepciones como la de las aguas minerales, donde las más caras no son necesariamente las mejores. De hecho soy incapaz de beber una botella de Evian sin torcer el morro, porque para mí tiene un sabor que me hace recordar las medicinas para el dolor de estómago.

Pero a lo que íbamos. Las cigalas de Marín son caras porque son únicas. Si el mar produjera ese tipo de cigala en toda la costa probablemente pasaría como con las patatas, que son riquísimas pero como las hay a patadas y no son caras. Por el contrario, si escasearan como las trufas pagaríamos por una tortilla lo que nos pidieran, porque otra cosa no, pero rica…

El matiz de todo esto está en valorar lo que se compra y cómo se compra. Por ejemplo, hay mucha gente en Lugo que come auténticas porquerías muy bien presentadas en locales de supuesto prestigio y se queda tan contenta. Claro que para distinguir hay que saber lo que se lleva uno a la boca y de eso no hay tanto. O, en los ejemplos que les ponía al principio, el de la fotocopia y el agua mineral la cuestión es tan sencilla como hacer esa misma copia en horario comercial o tomarte el agua en tu casa. Así ya verás lo que ahorras. Aburrido, pero ahorras.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes!vamos a poner todos los datos en la mesa porque las mentiras o el inventar datos no me van.fotocopia,a 1 euro en blanco y negro a las6 de la tarde en un simple folio.un saludo

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    1. Haber ido a otro sitio... Pero supongo que por la noche no bajan los precios así que tanto como mentira... Yo recojo cosas que he leído.

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  2. Lo que está claro es que en Lugo, y en muchos sitios, hay que preguntar antes de comprar.
    Te pongo dos ejemplos.
    El verano pasado compro un producto en una tienda de Lugo, y hoy lo he comprado en amazon, con portes incluidos por la TERCERA PARTE de lo que me había costado en Lugo.
    Tengo facturas para acreditarlo.

    La semana pasada también me sucedió en otro comercio en el que me timaron vilmente. Si no fuese porque era un producto hecho para mi, y que no le servia para nadie mas, lo hubiese devuelto. La culpa es mía por no haber preguntado antes.

    Parece ser que la política de la mayoría de los comercios de Lugo, es "pa lo que me queda en el convento me ....", y al pardillo que pillan como cliente, LO CRUJEN.
    Así les va, y así cada día echan la persiana mas comercios.

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