No
deja de tener cierta guasa que nuestra querida alcaldesa (esto lo digo
sin el más mínimo asomo de cachondeo, que me cae bien de verdad) reclame
a la Xunta la gratuidad del aparcamiento subterráneo del HULA mientras
consiente que los gorrillas establezcan un pago de 5 euros por
estacionar en la calle.
Ya
no se trata de que las tarifas de los que andan por allí sean
superiores que las del propio subterráneo, que lo son, sino de que una
es una empresa que paga sus impuestos, crea sus puestos de trabajo, y
explota un servicio que ganó en un concurso público (vamos a suponer que
todo esto sea así) y los otros son unos tipos que te chantajean a
cambio de no cumplir su amenaza velada de rayarte el coche si no les das
unos euros.
La solución no es sencilla. Multarlos no sirve de nada porque se declaran insolventes y se quedan tan anchos, y dar el paso para denunciarlos por amenazas, que es un delito más grave y puede acarrear un juicio penal, es engorroso para el ciudadano. No es fácil, salvo con una táctica: ampliar tanto la zona de aparcamiento que pierdan su razón de ser.
La solución no es sencilla. Multarlos no sirve de nada porque se declaran insolventes y se quedan tan anchos, y dar el paso para denunciarlos por amenazas, que es un delito más grave y puede acarrear un juicio penal, es engorroso para el ciudadano. No es fácil, salvo con una táctica: ampliar tanto la zona de aparcamiento que pierdan su razón de ser.
Lo
del Ayuntamiento de Lugo tiene su guasa. Me parece bien eso de que el
que no llora no mama, pero todo tiene límites en esta vida. Nos
construyen uno de los hospitales más modernos de Europa y protestamos
porque el aparcamiento es de pago, cuando está rodeado de solares
enormes en los que el encargado del urbanismo (es decir, el propio
Ayuntamiento) puede meter plazas en la práctica ilimitadas. Nos hacen un
auditorio que es para abrir los ojos como platos y resulta que ahora no
vale con pagar los muebles a partes iguales, que tienen que venir con
el “todo incluido”.
No
estoy diciendo que no se pueda protestar. Claro que se puede pero por
otros motivos. En el HULA, por ejemplo, se puede decir que aún no están
funcionando los prometidos servicios de hemodinámica, medicina nuclear y
radioterapia al 100%, si bien deduzco que están andando más de lo que
sabemos porque ya no convocan manifas en época electoral para
soliviantar el voto.
Gorrillas
los he visto en muchos sitios: en Pontevedra, en Vigo, en Madrid… pero
los que he conocido en otras ciudades (al menos los que me han tocado a
mí) se reducían a ayudarte a encontrar un hueco de aparcamiento, darte
innecesarias indicaciones para aparcar en batería (que hasta un mono sin
amaestrar debe saber) e incluso, una vez, abrirme la puerta del coche.
Sin amenaza de ningún tipo, ni siquiera pidiendo nada, simplemente
esperando una propina que, en algunos de esos casos, recibieron.
Pero
en Lugo no funciona así. La amenaza velada se convierte en algo un poco
más cargado de bombo cuando les dices que no, y ¡pobre de ti que tengas
algo más que decir!
Por espacio no será... |
Personalmente
creo que los gorrillas deberían estar pagados por la empresa que
explota los subterráneos porque las, por suerte, escasas veces que he
tenido que ir al HULA he aparcado donde no los tenía encima o,
directamente, en el parking.
La
alcaldesa anunció hace tiempo 500 plazas de aparcamiento. Hasta donde
yo sé se han incrementado en ciento y pico poniendo los coches en
batería, pero una vez más parece que es más fácil predicar que dar
trigo.
El
tema del aparcamiento es urbanístico y por tanto es municipal. Echar la
culpa a la Xunta puede arrastrar votos, no le digo que no, pero alguien
debería explicar a los lucenses que el bipartito de PSOE-BNG no cambió
el proyecto para hacer gratuito el aparcamiento ni para construir plazas
exteriores porque entendían que eso es una competencia del
Ayuntamiento.
Pero si a Orozco le coló 16 años…¿por qué hacer tu trabajo cuando puedes echar la culpa a la Xunta?