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lunes, 6 de junio de 2016

Seis perros que tuvieron mala suerte, que ahora tienen más y que pueden mejorar si alguien les ayuda

Hay quienes se toman importantes molestias para ayudar al prójimo, incluyendo como tal a animales que se encuentran en situaciones terribles.

Este fin de semana fui a El Escorial al cumpleaños de mi sobrina pequeña y una amiga que sabía que venía de vuelta el domingo me pasó uno de esos anuncios que salen en Facebook y en que pedían un “transporte solidario” para traer unos perritos que se iban a acoger en Galicia. Llamé para ofrecerme y la verdad es que fue una experiencia agradable, aunque nuestra participación fue anecdótica, porque quienes hacen el esfuerzo realmente son los que los han cuidado y cuidarán durante todo este tiempo.

La historia de esos animales es terrible. Vienen de Andalucía donde una persona con síndrome de Noé los tenía hacinados en un pequeño gallinero, dándoles de comer lo justo y sin prácticamente poder moverse. El síndrome de Noé es la versión “animalística” del Diógenes, mucho más conocido por películas y noticias varias. Es una patología por la que el supuesto amor a los animales acaba convirtiéndose en maltrato, porque la intención de ayudarlos hace que el enfermo los recoja pero de forma compulsiva, llenando su casa pero sin darles los cuidados y los medios que necesitan, por lo que acaban haciendo que estos pobres bichos estén desnutridos y sin poder hacer una vida normal.

Pues así empezó el periplo de estos perros. Salieron de Córdoba y se refugiaron temporalmente en Madrid. Como todas las organizaciones de ayuda a animales están saturadas por la cantidad inconcebible de abandonos y de barbaridades que se ven por el mundo, repartieron con otras organizaciones y aquí entra en Coruña una chica, y una pequeña asociación que se hicieron cargo de los animales.

Ya que estamos a contar, les diré que actualmente los perritos están en revisión veterinaria, para que luego puedan ponerlos en adopción para quien los quiera. Son 5 yorkshire y otro que es tipo teckel. Este último la verdad que con pinta de espabilado, me cayó bien a pesar de que venía, como los demás, aterrorizado. No imagino la vida que pudieron llevar. Trajimos a cinco en el maletero (abierto por arriba, no se escandalicen), tres en un transportín que nos prestaron para ello y dos en el suelo del maletero (uno vino viendo el paisaje, muy interesado) y este gris que les digo venía durmiendo plácidamente en una mantita en el asiento trasero. En general muy modositos todos.

Si están interesados hay una página de Facebook donde pueden enterarse del tema. Les pongo el enlace y oigan, ya saben, si se animan les pueden echar una mano. Y si le gustan los perros más grandes (como es mi caso) en la protectora de Lugo los hay a patadas, lamentablemente. Antes de colaborar en la espiral de compra/venta piensen en la posibilidad de salvar a uno de estos pobres perros. Seis perros que tuvieron mala suerte, que ahora tienen más y que pueden mejorar si alguien les ayuda.

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