El Correo Gallego publicaba hace unos días un interesante artículo sobre el “CSI de la basura”, con foto incluida, en se relata cómo dos agentes y un operario investigaban en un contenedor de quién podía ser una bolsa de basura que habían depositado antes de hora en el casco histórico.
Se ve que el Ayuntamiento de Santiago, de las Mareas, se toma este asunto en serio, lo cual es digno de mención y aplauso. Imagino que como todos tendrán luces y sombras pero en este tema aparentemente al menos se está intentado.
Obviamente hay ciertas cuestiones difíciles de aceptar para considerar esa investigación como definitiva. Por ejemplo, una persona que tenga mala leche puede dejar su basura dos portales más abajo y a ver cómo identifican al guarro. Si hace esas cosas tendrá la prudencia de no tirar en esa bolsa una carta del banco o un papel con su nombre, e incluso se produce una situación de inseguridad porque a cualquiera le pueden colgar el sambenito porque se puede meter un papel con el nombre de un vecino que caiga mal para que le culpen a él.
Pero la cuestión no es si el procedimiento es el adecuado, que quizá no lo sea, sino la intención educativa que conlleva el mero hecho de que se vea acción. Por supuesto no defiendo que multen a alguien por un mero indicio que no implica una prueba, pero sí se puede ir afinando la búsqueda para, en el momento menos pensado, pillar al incívico echando la basura cuando no debe y en lugar inapropiado.
En Lugo pasa esto día sí y día también. Recuerdo no hace mucho una temporada en que unas bolsas de basura aparecían reiteradamente en la calle de la cruz, en pleno casco histórico y zona de vinos. Normalmente las dejaban a mediodía.
No sé hasta qué punto es necesario que te multen para que dejes de hacerlo, pero supongo que ayuda. En cualquier caso si ves que un empleado de Urbaser y dos locales se ponen a mirar de quién puede ser como mínimo te lo pensarás dos veces antes de repetir la “hazaña”. Si pasan de todo y simplemente la recogen, el comportamiento del marrano se repite. Nunca supe de quién eran aquellas bolsas, pero sí que cuando se mencionó el tema en algún foro más o menos público dejaron de aparecer.
Aunque hoy día términos como “vergüenza” o “consideración social” parecen estar pasados de moda, a nadie le hace mucha gracia que los del piso de al lado sepan de sus comportamientos menos aceptables. Tampoco vamos a hacer de esto un crimen de guerra, no dramaticemos, pero sí es cierto que son cosas que molestan y que habría que ir pensando en atajar.
Por supuesto al pensar en esto se nos vienen a la cabeza también los excrementos caninos. Hubo una propuesta en Lugo hace un tiempo de tomar muestras de ADN de las heces y multar a los propietarios que dejasen los “regalitos” de sus mascotas por la calle. El coste de la prueba me parece recordar que rondaba los 30 euros, cifra que puede ser alta pero que en cualquier caso se puede facturar al cochino, y no me refiero al cuadrúpedo. Quedó en nada hasta donde yo sé.
Y así seguimos.
Lugo no es una ciudad especialmente sucia hasta donde yo sé, pero sí es verdad que desde la famosa huelga de Urbaser el nivel ha bajado, o al menos esa percepción tenemos muchos de nosotros. Se intenta tapar con temas como el de la “escoba de oro” otorgada a la ciudad hace un par de meses, pero cuando investigas el tema un poquito te enteras de que no se debe a tener la ciudad limpita, sino a una aplicación para móvil relacionada con el tema de la recogida de residuos. Eso no se aclara en las notas de prensa, claro, que se queda peor.
En definitiva, la cuestión es que parece que es un asunto que se toma en serio solo a ratos. Esperemos que algún día se ponga en la lista de tareas a acometer realmente. Por ahora vamos tirando con los mínimos.
Se ve que el Ayuntamiento de Santiago, de las Mareas, se toma este asunto en serio, lo cual es digno de mención y aplauso. Imagino que como todos tendrán luces y sombras pero en este tema aparentemente al menos se está intentado.
Obviamente hay ciertas cuestiones difíciles de aceptar para considerar esa investigación como definitiva. Por ejemplo, una persona que tenga mala leche puede dejar su basura dos portales más abajo y a ver cómo identifican al guarro. Si hace esas cosas tendrá la prudencia de no tirar en esa bolsa una carta del banco o un papel con su nombre, e incluso se produce una situación de inseguridad porque a cualquiera le pueden colgar el sambenito porque se puede meter un papel con el nombre de un vecino que caiga mal para que le culpen a él.
Pero la cuestión no es si el procedimiento es el adecuado, que quizá no lo sea, sino la intención educativa que conlleva el mero hecho de que se vea acción. Por supuesto no defiendo que multen a alguien por un mero indicio que no implica una prueba, pero sí se puede ir afinando la búsqueda para, en el momento menos pensado, pillar al incívico echando la basura cuando no debe y en lugar inapropiado.
En Lugo pasa esto día sí y día también. Recuerdo no hace mucho una temporada en que unas bolsas de basura aparecían reiteradamente en la calle de la cruz, en pleno casco histórico y zona de vinos. Normalmente las dejaban a mediodía.
No sé hasta qué punto es necesario que te multen para que dejes de hacerlo, pero supongo que ayuda. En cualquier caso si ves que un empleado de Urbaser y dos locales se ponen a mirar de quién puede ser como mínimo te lo pensarás dos veces antes de repetir la “hazaña”. Si pasan de todo y simplemente la recogen, el comportamiento del marrano se repite. Nunca supe de quién eran aquellas bolsas, pero sí que cuando se mencionó el tema en algún foro más o menos público dejaron de aparecer.
Aunque hoy día términos como “vergüenza” o “consideración social” parecen estar pasados de moda, a nadie le hace mucha gracia que los del piso de al lado sepan de sus comportamientos menos aceptables. Tampoco vamos a hacer de esto un crimen de guerra, no dramaticemos, pero sí es cierto que son cosas que molestan y que habría que ir pensando en atajar.
Por supuesto al pensar en esto se nos vienen a la cabeza también los excrementos caninos. Hubo una propuesta en Lugo hace un tiempo de tomar muestras de ADN de las heces y multar a los propietarios que dejasen los “regalitos” de sus mascotas por la calle. El coste de la prueba me parece recordar que rondaba los 30 euros, cifra que puede ser alta pero que en cualquier caso se puede facturar al cochino, y no me refiero al cuadrúpedo. Quedó en nada hasta donde yo sé.
Y así seguimos.
Lugo no es una ciudad especialmente sucia hasta donde yo sé, pero sí es verdad que desde la famosa huelga de Urbaser el nivel ha bajado, o al menos esa percepción tenemos muchos de nosotros. Se intenta tapar con temas como el de la “escoba de oro” otorgada a la ciudad hace un par de meses, pero cuando investigas el tema un poquito te enteras de que no se debe a tener la ciudad limpita, sino a una aplicación para móvil relacionada con el tema de la recogida de residuos. Eso no se aclara en las notas de prensa, claro, que se queda peor.
En definitiva, la cuestión es que parece que es un asunto que se toma en serio solo a ratos. Esperemos que algún día se ponga en la lista de tareas a acometer realmente. Por ahora vamos tirando con los mínimos.
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