¡Tú chiflarás!

El chiflo de peseta

Me recordaba ayer un amigo el cuento del gallego que va de viaje a un lugar donde son típicos los “chiflos” (pitos, para que nos entendamos) a peseta (cuando una peseta era algo de dinero). Lo comenta con los conocidos y un montón de gente le encarga que le traiga uno, dos, tres... Y un amigo se le acerca y le da una peseta y le pide que le traiga uno. El gallego mira la peseta y le dice a su amigo “¡Tú chiflarás!”.

Desde hace unos años tengo la absurda tradición de hacer la cola de la administración de Doña Manolita para comprar lotería de Navidad. Absurda porque jamás me ha tocado ni un reintegro en la que encargué allí. Tampoco en la que hice cuando llevaba Lugo Monumental, se ve que tengo mala pata a la hora de elegir números. No sé si es por la canción de “A la sombra de un león”, pero no es poca la gente que va a perder un rato de su tiempo esperando a que le atiendan en esa administración. Tampoco es que sea tanto como parece porque son ligeros atendiendo, pero veinte minutos no te los quita nadie salvo que tengas mucha suerte.

En los últimos años me encargaron más y más lotería, y llegó un momento que se hizo insostenible. El año pasado adelanté más de 2.200 euros en décimos, que es mucho dinero, y encima alguno de los encargos me lo tuve que comer porque “pasó el día y pasó la romería”, así que como no tocó se me hicieron los locos y sigo esperando a que vengan a buscarlos. Sospecho que si hubiera tocado el gordo no habría sido el caso.

Siendo así las cosas, haré como el gallego del cuento y he tenido que tomar la triste medida de que solo chiflará el que adelante lo del chiflo, así que sirva el presente artículo como anuncio público: quien quiera que le traiga lotería ya sabe dónde encontrarme.

Lo de que nunca toca no es que sea el mejor anuncio del mundo pero qué quieren que les diga, es lo que hay.