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jueves, 29 de diciembre de 2016

Techar Quiroga Ballesteros

Lo del reparto de 20 euros por parte de varios grupos municipales era una broma, como muchos pudieron pensar. De todas formas tampoco es que la cosa durase mucho porque no falta quien chafe el asunto a la primera de cambio.

El tema de las inocentadas cae en picado. No tanto por que no haya gente dispuesta a gastar bromas sin mayores consecuencias como por la legión de aguafiestas que en lugar de demostrar que se han dado cuenta de que la noticia es falsa siguiendo el juego y completando la información se dedican a poner “¡es una broma!”, como si hubieran descubierto la pólvora.

Las inocentadas se supone que tienen que ser exageradas, que pongan a prueba la credulidad del destinatario, y que tengan ciertas consecuencias totalmente inocuas. La típica es similar a la de la noticia que puse ayer sobre el reparto de “aguinaldos” por parte de varios grupos políticos del Ayuntamiento. No tiene mayor consecuencia, pero puede funcionar si quienes se percatan de la broma la siguen en lugar de fastidiarla. Ahora parece que es más importante “sacar a relucir” la supuesta inteligencia propia, poniendo sobre la mesa que una broma obvia es tal en lugar de ahondar en el contenido. Pero bueno, es lo que hay.

Esto, que no tiene la más mínima trascendencia, sí es un ejemplo de hasta qué punto estamos perdiendo el sentido del humor.

Lo que no era una inocentada era la portada de La Voz de Galicia de ayer, que sacaba un tema en el que ahonda hoy con la propuesta de cubrir la calle Quiroga Ballesteros una vez peatonalizada. Esta idea no puedo decir que me parezca mala, pero tampoco puedo ponerla demasiado por las nubes porque sería un poco egocéntrico, ya que la propuesta salió de Lugo Monumental en la etapa en que tuve el honor de presidir esa asociación. En cualquier caso intentemos darle un enfoque objetivo al asunto y ver cuales son sus ventajas y sus posibles desventajas.

Reconozco que, empezando por el final, no se me ocurre ningún motivo para no llevar a cabo la instalación de esa cubierta. Los problemas que se nos puedan venir a la mente son todos derivados de la peatonalización, pero una vez se llevase a cabo esa parte, el hecho de poner un tejado a la calle no tiene mayor problemática. Puede, por buscarle tres pies al gato, que a algún vecino le pueda estorbar porque habría que estudiar a qué altura se pone sobre el suelo: si es entre los bajos y los primeros pisos podría quedar demasiado baja, y si es por encima de las viviendas le taparía a los residentes la circulación de aire libre “de verdad” creando un efecto túnel como el de Area Central en Santiago que no parece muy agradable.

En cualquier caso eso son temas técnicos que se podrían solventar con varias ideas, como por ejemplo la de que la cubierta no sea completa y haya un espacio libre generoso para que la sensación sea de “calle” y no de “galería”, pero es cuestión de sentarse a mirarlo con calma.

Las ventajas son evidentes. Lugo es una ciudad normalmente lluviosa aunque estos años parece que la cosa no es para tanto, y permitiría que se pudieran celebrar actividades callejeras durante cualquier día del año. En cuanto al frío es sencillo, con los sistemas existentes hoy día, enfrentarse a eso con estufas exteriores o, sencillamente, abrigándose bien.

Me gustaría, eso sí, retomar otra propuesta que habíamos hecho en su momento: la de poner una cubierta en la plaza de Ángel Fernández Gómez para la realización de actividades. Ahora mismo hay instalada una espantosa y molesta carpa, que además de fea es carísima. Si hubiera una estructura estable se podrían organizar ferias, mercados y actividades cualquier día del año y la feria de asociaciones que se celebró solamente tres días podría quedarse una semana empezando con un pelín de antelación. Ese tipo de cosas.

En fin, que ojalá esto no se quede en uno de esos anuncios-espectáculo que finalmente no cuajan y que Lugo pueda empezar a disfrutar de este tipo de instalaciones. Buena falta hacen.

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